domingo, 19 de abril de 2020

"Diario de un Estado de Alarma. Día 36", por Claudia Conejero. "La pandemia provoca la mayor caida de la contaminación en Europa"

      No me vino de sorpresa cuando en uno de los grupos de WhatsApp pusieron “a partir de las 20.15 horas, comparecencia de Pedro Sánchez”. Era algo que como ya puse en mi “Diario de un Estado de Alarma de ayer, me esperaba. Así que después de las palmas de las 20:00 horas, regresamos al interior de casa, pusimos la televisión y mientras preparábamos la cena apareció en pantalla el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Su mensaje de pedir una nueva prórroga del Estado de Alarma al Congreso de los Diputados, alargando el mismo hasta, por el momento, el 10 de mayo, no afecto en nada mi ánimo. Ya nos lo aviso en el último debate parlamentario, que seguramente habría más prórrogas, y las cifras, que el comité de expertos detalla cada día, vislumbraban que todavía quedan algunos tramos más antes de llegar a la meta final.
    Así que lo que iba a ser un “Diario de Estado de Alarma” de quince días, se va a convertir por ahora en un mini libro de 57 fascículos. En su día, prometí que su punto y final iría de la mano del punto y final del Estado de Alarma, y así será, aunque sé que hay algunas de sus lectoras que están deseando descubrir el final del mismo.
     Nos embarcábamos en la última semana del que podríamos llamar un confinamiento total en nuestro hogar, tal y como aviso ayer el Presidente, y para alegría de Julen, aunque para agobio de su madre su puesta en práctica: “Trasladaré a los presidentes autonómicos el parecer favorable del Gobierno a aliviar el confinamiento de los más pequeños a partir del 27 de abril. Estas salidas van a estar limitadas y sujetas a condiciones para limitar contagios”. (“El País”).
     Después de mes y medio encerrados 24 horas en casa, al final Julen y mamá, pisaremos la calle. Todavía no sabemos cómo será ese “pequeño alivio”, en palabras de Sánchez, porque está el comité de expertos ultimando la propuesta. Posiblemente por esa manía que tengo de buscar los mensajes ocultos de las frases “definiremos durante las próximas semanas cuáles serán los criterios, las motivaciones, bajo qué criterios de seguridad”, dicha medida, creo que no será materializada justamente el día 27 de abril, porque y no creyendo que sea un error léxico, no dijo durante la próxima semana que es lo que falta para dicha fecha, sino “las próximas”, además de que creo que el alivio también estará sujeto a la evaluación de la pandemia.
       Julen sabe que tiene que esperar a que salga de nuevo Pedro Sánchez para que le diga cómo podrá salir, porque habrá que llevar mucho cuidado, ya que aunque salgamos el bicho seguirá ahí fuera, pero aun consciente de que tiene que esperar un poquito más, su cara cuando entendió las palabras del Presidente era la misma que cuando un niño estrena unas zapatillas nuevas.
    Mayo es el conocido “mes de las flores” porque es en esta fecha cuando emergen las flores en el campo, y este año también será el mes que emerjan medidas que nos hagan ir saliendo poco a poco de este triste y oscuro confinamiento en el que estamos sumergidos como país, desde hace mes y medio, por culpa de la pandemia que COVID-19 ha provocado a nivel mundial. 
      Pero Sánchez fue muy claro ayer, “levantaremos el confinamiento de forma cautelosa y progresiva. Pero si advertimos el menor riesgo nos detendremos. Reforzaremos todas las medidas de protección en todos los lugares”.
        Por si alguno no le quedó claro, se lo explico yo con palabras que hasta un niño de tres años entiende a la perfección: “si con nuestra salida a la calle volvemos a darle alas al bicho, tendremos que volver a quedarnos en casa encerrados hasta que lo vuelvan atrapar”. 
      Por lo tanto, el que nos vayan levantando el confinamiento no significa que podamos como en el vídeo que me ha pasado mi amiga Rocío, donde se simulaba un supuesto levantamiento del Estado de Alarma, salir todos a la calle como cuando salen los toros de los corrales para correr las calles de Pamplona en los “San Fermines”.
        Y como eso de pedir cosas se nos da muy bien, pues ahora que parece que los niños ya van a poder salir un ratito a la calle, ahora comenzamos a pedir que se pueda hacer deporte al aire libre a partir de la próxima semana (“El País”). Disculparme que sea mal pensada, pero me da a mí que como den permiso para salir a correr, aunque sea una hora al día, hasta aquel que no se ha puesto unas zapatillas de correr en su vida acaba calzándoselas como excusa para salir a la calle. Y al leer esa petición me vienen a la mente las imágenes de principios de semana de las calles de París abarrotadas de gente haciendo deporte.
Cierto que hacer deporte es muy saludable, pero en estos momentos la prioridad es salvar vidas, y me parecería un poco injusto cuando hay un colectivo como el de los mayores, que como los niños lleva confinados en sus hogares mes y medio, que el resto pudiéramos salir para hacer deporte una hora, mientras ellos siguen de encierro.
      Mi padre en esa resignación que el Estado de Alarma ha provocado en gran parte de la población tiene asumido que “los mayores de 60 años van, bueno vamos, a estar todo el año sin salir a la calle”. Yo soy más positiva que él y pienso que cierto que seguramente serán de los últimos en salir, pero que más pronto que tarde podrán pasear un ratito por la calle, aunque con estrictas medidas de seguridad.
     Hoy, Fernando Simón, en la rueda de prensa matutina, ha apuntado que dicha idea “está sobre la mesa, pero requieren un control muy estricto”. (“El País”). Así que a todos esos mayores que tienen que ir pasillo arriba, pasillo abajo, para que las piernas no se oxiden, que tienen la casa llena de tapetes de ganchillos, que se han releído todas las colecciones literarias de las estanterías de su casa, que se han puesto al día con las tecnologías como la tía Josefa, que con 91 años ha aprendido a manejar el WhatsApp y se comunica por ahí con sus nietos durante el Estado de Alarma… A todos ellos y ellas, ánimo, que el camino está siendo duro pero la recompensa de volver a disfrutar de la vida y abrazar a los vuestros cada vez está más cerca.
    En cuatro semanas hemos alcanzado la cifra más baja de fallecidos, “410 fallecidos en las últimas 24 horas, 155 menos que el día anterior, en un total de 20.453 personas muertas oficialmente a causa del COVID-19. 195.944 personas contagiadas y 77.357 recuperados”. (“El País”. 14:02 horas). 
     Y otra de las cifras que ha descendido a consecuencia del Estado del Alarma es la contaminación como apunta el artículo del periódico “El País”, “La pandemia provoca la mayor caída de contaminación observada en Europa” y según “El Diario.es”, “La caída del tráfico por el coronavirus reduce a la mitad la contaminación en las principales ciudades de España”.
     Paradojas de la vida, ahora que estamos confinados en las casas sin poder disfrutar de aire puro, ahora ese aire es más sano que nunca. Y es que es muy triste que tenga que venir una pandemia para que seamos consciente de cuánto daño le estamos haciendo al Planeta con el ritmo de vida que llevamos y de cómo la mano del ser humano ha ido poco a poco arrebatando a la naturaleza su espacio natural, muestra de ello, el siguiente titular “los animales exploran las calles vacías ante el confinamiento por el coronavirus” (“Cadena Ser”).
     Esta mañana hemos salimos al balcón, a las 12:00 horas, para guardar tres minutos de silencio en memoria de las víctimas del coronavirus. En la página del Ayuntamiento de Caudete no he visto nada sobre dicha iniciativa, aunque según tenía entendido era una iniciativa a la que se habían sumado todos los Ayuntamiento declarando luto oficial para el día de hoy y ondeando a media asta las banderas de los edificios municipales.
        A nosotros nos ha informado mi hermana a través de una noticia de Radio Villena Cadena Ser, mi segunda casa en mis veranos de estudiante. Creo que mis vecinos tampoco se han enterado, porque solo estábamos nosotros por mi zona, pero nuestro silencio, también ha sido el suyo, un silencio que expresa el dolor y la solidaridad con todos aquellos a los que el bicho acabo arrebatándoles la vida.
   A todos sus familiares mucho ánimo, cuando todo esto pase los honraremos como honran a los muertos en el libro que me estoy leyendo durante el confinamiento, “Yo Julia”, de Santiago Posteguillo, mientras tanto el silencio y quedarnos en casa es el mayor homenaje que les podemos hacer mientras dure la pandemia.
Caudete, 19/04/2020 18:00 horas del trigésimo sexto día de “Estado de Alarma” #yomequedoencasa








1 comentario:

  1. Pues yo pienso primero en la necesidad que los mayores tienen de salir a la calle y desentumecerse. Mi padre ya está "incontenible". Dice: " nos estamos haciendo viejecicos aquí dentro", pues él, a pesar de sus noventa en el dni,no se considera ni actúa como tal. Ocupaba sus mañanas en el campo plantando, podando o regando, rodeado de una corte de gatos y su prole ... También les gusta a mis padres ir juntos a la compra y poder elegir lo que quieren, sin depender de nadie. Son tantas cosas que no parecen importantes...
    Si al principio mi padre no creía la gravedad de la pandemia ("en el 46 sí que se pasó hambre", decía) ya está dispuesto a ponerse gafas, guantes, mascarilla, incluso pantalla, con tal de poder salir. No a pasear por la calle, "a dónde voy así?", sino al campo, que ya no pudo sembrar patatas y tiene que recoger las alcachofas!, además de ocuparse de su descendencia gatuna. Deseos bien simples, pero que lo son todo para él.
    Supongo que muchos mayores, que no viejos, están y piensan igual. Podrían tener ellos la prioridad en salidas muy controladas. Sería una forma de compensar el sacrificio que, una vez más, han tenido que hacer los de su generación. Y un merecido homenaje a los que se han ido.
    Los niños, además de su capacidad de adaptación demostrada, tienen el futuro por delante. Los mayores, sólo el día a día...

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