Los cristianos deben saber que el origen de la Navidad es el nacimiento de una esperanza, de su introducción de elementos de fuerza para hacer un mundo mucho mejor, de pulsiones utópicas tan necesarias para todo cambio.
Los no creyentes educados en esta cultura nuestra ven con simpatía unas fechas que en su formulación teórica hablan de hermanamiento, de solidaridad y, por qué no, de marcha hacia la igualdad. Cuando todo acontecimiento pierde la carta de ilusión que lo motivó y se queda en una mera fórmula, se convierte en un rito vacío.
Asistimos al hecho de la muerte del mensaje y una sustitución por la banalidad
y el tópico. En estas condiciones el “Feliz Navidad” queda en el guiño de los
luminosos de los grandes almacenes que invitándonos a consumir más y más forman
la última línea de defensa de una sociedad aburguesada que, como el avestruz,
quiere conjurar las crisis de toda índole: económica, política, cultural,
moral, de civilización, etc., escondiendo la cabeza en el mar de las frases
hechas de las conmemoraciones festivas a plazo fijo.
POSDATA.- Este escrito fue publicado el 23 de diciembre de 1979 en el Diario de Córdoba. La dirección de este diario no esperaba aquel mensaje. Ni lo esperaba ni le gustó, de hecho, lo relegaron a las páginas finales bajo el título “Nuevo entendimiento de la ciudad”.
En su momento, al recordarlo Julio Anguita se rio
serenamente. “Sí claro, ellos esperaban otra cosa. Lo de siempre. El
pensamiento único del rito y la fraseología de circunstancias. La misma
cantinela”.
Para
actualizar el encabezamiento de este artículo, disponen benditos lectores de
este acogedor blog, de una panoplia de nuevos argumentos: personas que cumplen
las normas del confinamiento; parientes y amigos que no han podido acariciar a
sus fallecidos; personal sanitario infectados a causa del recorte
presupuestario de este neoliberalismo rampante y feroz; precarios
transportistas extenuados por el ingente trabajo acumulado; Policías
ninguneados con normas gubernamentales cambiadas cada día y medio, y
estúpidamente cada cinco kilómetros; y varios grupos más de personas que con el
cabreo no logro recordar.
Este año
sería justo y muy conveniente que afinásemos en el criterio de felicitar las
Pascuas, no vulgaricemos la acción, pienso que estamos comprometidos a hacerlo
tan sólo a aquellas personas que con su actitud y su comportamiento se lo
merezcan.
El señor Anguita, a pesar del tiempo transcurrido, ha sido becario de profeta. Siempre te recordamos desde la gratitud.
El poema de hoy, “Canción de Navidad”, (1994) tiene la autoría
en el cantautor cubano Silvio Rodríguez.
El fin de año huele a compras,
enhorabuenas y postales
con votos de renovación;
y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.
La gente luce estar de acuerdo,
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar.
Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego,
que no tienes ninguna.
Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.
Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud;
pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.
Por eso canto a quien no escucha,
a quien no dejan escucharme,
a quien ya nunca me escuchó:
al que su cotidiana lucha
me da razones para amarle:
a aquel que nadie le cantó.
Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego,
que no tienes ninguna.
Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.
""Los cristianos deben saber que el origen de la Navidad es el nacimiento de una esperanza, de su introducción de elementos de fuerza para hacer un mundo mucho mejor, de pulsiones utópicas tan necesarias para todo cambio""
ResponderEliminarTODO ESTO TU LO SABES POR CRISTIANO O PORQUE TE LO HAS INVENTADO?,
NO VENGAS A DAR CLASE A LOS CRISTIANOS Y NOS MEZCLES EN ESTA COSA EN QUE SE HA CONVERTIDO LA NAVIDAD PARA ALGUNAS PERSMONAS QUE YA NO SANEN NI QUE CELEBRAN.
HOY EL MUNDO, QUE AMDA DESCABEZADO SIN UNA REFERENCIA A LA QUE MIRAR.
YO TAMBIÉN TE HAGO ESTA PROFECÍA, EL MUNDO NECESITA A QUE NAZCA DIOS EN SU VIDA MAS QUE NUNCA.
Los cristianos deben saber que es nacimiento de una esperanza.
ResponderEliminarY los no creyentes educados lo ven con simpatía.
La Navidad es el nacimiento de Cristo y punto. Lo puedes celebrar o no (nadie te obliga) anteriormente celebraban el solticio de invierno hasta que llegó la era cristiana.
Pero eso no implica que cristianos o no sean buenas personas y deban ayudar a los demás.y nada y nadie está exento de ayudar a los demás.
Y vividores, ocupas, que respeten también.
CRISTIANOS,O DE CUALQUIER CREDO...más vale ser agnóstico educado y buena persona, sin fanatismos religiosos ni extremismos políticos. Cuando venga la Parca a visitarnos deberíamos estar en paz con nosotros mismos. Después no hay NADA. NADIE ha vuelto a contarnos cómo es el cielo, infierno o purgatorio. Y lo de la reencarnación en otras creencias es otra fábula.
ResponderEliminarEstos cuentos solo sirven y servirán para la arqueología como muestra y estudio de culturas y civilizaciones (egipcia,maya,...). Y así se ha comprobado cómo el HOMBRE, desde los albores de su aparición,ha ido autodestruyéndose y destruyendo el ecosistema.
Y, me temo que estamos ante el fin de una ERA.
Desear ahora mismo "f. navidad" es borrar lo que ha pasado en el mundo este año. No procede, me resulta hiriente y desconsiderado con los fallecidos, afectados y colaterales. Pero ya lo dice el reefran o dicho popular: "el muerto al hoyo,y el vivo al bollo.
Y como ejemplo de que la navidad siempre será (excepto para los niños y algún "seguidor") amarga navidad:la película de título "Feliz Navidad, Mr. Lawrence", con el polifacético gran David Bowie,Ryūichi Sakamoto (genial compositor de la banda sonora y protagonista también), Tom Conti y el maravilloso Takeshi Kitano (aquí como actor, pero director también de cine imprescindible a conocer).