"La otra noche se desarrolló un reportaje en la televisión en
torno a la mayor Oficina de Empleo Ilegal y Consentida que existe en España. Es
clandestina, porque no se ajusta a derecho en ninguna de sus facetas y, además,
es bendecida y tolerada por todos los Gobiernos constitucionales y constituidos
que han mandado en España.
Está ubicada
en Madrid, puntualmente en la Plaza Elíptica. En ese maldito y desgraciado
lugar concurren todos, todos, todos los días del año y, desde hace varios
lustros multitud de desempleados, pobres, inmigrantes con o sin papeles y demás
desheredados, con el necesitado deseo de trabajar un jornal.
Yo, en persona, lo he comprobado en varias ocasiones. Estos pobres desgraciados se sitúan alrededor del borde de dicha Plaza, y esperan a que lleguen las numerosas furgonetas conducidas por “honrados emprendedores”, “modélicos padres de familia autónomos” y demás personal necesitado de mano de obra barata, esclava y silente; esperando que estos “furtivos contratadores”, tengan la malvada gentileza de señalarlos como “elegidos”.
El modelo de contratación es similar
al que se producía hace cien años por los terratenientes y caciques en España: “si te portas bien, te pagaré”.
Hace demasiados años, me quedé sin empleo. Como es consecuente, me dirigí a la Oficina de Empleo para solicitar ayuda; en ese momento, me ofrecieron el único empleo de que disponían: trabajador agrícola. Como cualquier persona necesitada de un jornal, lo acepté sin más.
Me dieron un teléfono de contacto donde me señalarían el sitio y hora para recogerme. Allí me encontré puntualmente, y al cabo de dos horas no apareció nadie para llevarme al tajo.
Me puse en contacto
con ellos, y se disculparon ofreciendo la excusa de la avería del vehículo;
asegurándome que al día siguiente estaría reparada. Por segunda vez, la misma
puntual operación por mi parte e idéntico desengaño como el día anterior.
Conversación telefónica e igual disculpa por su parte.
Por fin, al
tercer día me pude subir a la furgoneta junto a otros cuatro españoles en la
misma situación; y sin mediar firma de contrato alguno, me colocaron en la
plantación a recolectar lechugas, informándome que el término de la jornada
laboral era a consideración de ellos y que ésta comprendía siete días a la
semana; ofreciendo la ventajosa oferta de abandonar el trabajo antes de
empezar. Los cuatro la rechazamos.
Un encargado
árabe gobernaba la cuadrilla, compuesta de otros veinte árabes, indios y
sudamericanos, tan solo nosotros españoles. Al cabo de varias horas de arrancar
lechugas, se dio por concluida la jornada, informándonos de manera particular a
los cuatro españoles de que nuestros servicios ya no eran necesarios en un
futuro, a lo que el encargado, increpado por uno de nosotros, masculló:
¿españoles? ....¡No! Tuvimos que regresar a casa sin cobrar, andando y en auto-stop
porque los canallas de ellos alegaban que no disponían de coche hasta por la
noche.
Asombrado e indignado me dispuse a reclamar en la Oficina de Empleo; el funcionario de turno, incomprensiblemente, con deliciosa amabilidad, me hizo partícipe de su extrañeza en cuanto a la petición de esa empresa de tantos puestos de trabajo (más de cien).
Me solicitó que le
hiciera un escrito, describiendo los desagradables hechos con minuciosidad; en
justa correspondencia, yo le rogué que me diera una explicación convincente que
ya me temía. Muy sencillo, me advirtió: estos
empresarios sólo necesitan mano de obra extranjera en situación de desgracia
para explotarles. Les entregué dicho escrito.
A causa de
esas pinceladas que da la vida, pude conseguir, al cabo de un tiempo, un empleo
en un pueblo cercano a la empresa que nos maltrató; estuve algunos años
trabajando allí y pude comprobar, de primera mano, la segregación racial que
despilfarraban allí.
Terrible anécdota: Era y es, este un pueblo con una sola y productiva industria: la agrícola; con una gran población multirracial. Para conseguir exclusivos clientes de supremacía nacional en sus comercios y establecimientos, a la entrada de los mismos rezaba un cartel que anunciaba. “SOLO SOCIOS”.
Explicación para los más cándidos: Si, por casualidad, algún raposo despistado
o pobre extranjero, osaba traspasar el umbral del establecimiento se le
requería el correspondiente e hipotético carné de socio, como era lógico no lo
poseía y, por lógica también se le prohibía el acceso. Por supuesto, ni existía
sociedad, ni carné.
Si hoy en día, ustedes, benditos lectores, abren de par en par las ventanas de sus hogares, se asoman, y si tal vez consiguen que además de las noticias alguien les cuente la verdad, podrán comprobar de modo palmario que el clima de segregación racial que se padece hoy en España va en aumento con la tenaz y falaz aportación de la ultraderecha y la connivencia de la derecha, y que no difiere mucho de la situación que viví en primera persona hace años."
En este poema
nos enumera las cosas buenas de las que no debemos desprendernos, y las otras
cosas terribles de las que debemos de prescindir cuando logremos alcanzar las
justas y deseadas utopías, para que nunca volvamos a regresar a cuando nos
desplazábamos a cuatro patas.
El día o la noche en que por fin lleguemos
habrá que quemar las naves.
Pero antes habremos metido en ellas:
nuestra arrogancia masoquista,
nuestros escrúpulos blandengues,
nuestros menosprecios por sutiles que sean,
nuestra capacidad de ser menospreciados,
nuestra falsa modestia y la dulce homilía
de la autoconmiseración.
Y no sólo eso,
también habrá en las naves a quemar:
hipopótamos de Wall Street,
pingüinos de la OTAN,
cocodrilos del Vaticano,
cisnes de Buckingham Palace,
murciélagos de El Pardo
y otros materiales inflamables.
El día o la noche en que por fin lleguemos
habrá sin duda que quemar las naves,
así nadie tendrá riesgo ni tentación de volver.
Es bueno que se sepa desde ahora:
que no habrá posibilidad de remar nocturnamente
hasta otra orilla que no sea la nuestra,
ya que será abolida para siempre
la libertad de preferir lo injusto,
y en ese solo aspecto,
seremos más sectarios que Dios Padre
no obstante, como nadie podrá negar
que aquel mundo arduamente derrotado
tuvo alguna vez rasgos dignos de mención,
por no decir notables;
habrá de todos modos un museo de nostalgias
donde se mostrará a las nuevas generaciones
cómo eran:
París
el
whisky
Claudia Cardinale.
Podemos no dudar de lo que usted dice, pero ¿"un clima de segregación racial que se padece hoy en España y va en aumento con la tenaz y falaz aportación de la ultraderecha y la connivencia de la derecha?"
ResponderEliminarSe lo ruego:por favor, díganos un número de cuenta para pagarle el billete a Venezuela o Cuba, donde puede verse usted a salvo de las furias derechistas de este pobre país.
Estos pobres emigrantes viene a nuestro país huyendo de la exclavitud de su país de origen, pero resulta que en los países supuestamente desarrollados, existe más exclavitud que en sus países. Un conocido de nuestro pueblo me comentó por Facebook que estás personas sin los que nos iban ayudar a pagar las pensiones, creo que de esta forma va a ser que NO.
ResponderEliminarSobre que los distintos gobiernos lo saben, vamos como saben de sobra que hay mucho dinero negro y no hacen nada, porque no les interesa vamos creo. Con lo que le ocurrió a ese español a estos explotadores, terratenientes y usureros no le interesa la gente que le exija que se cumplan sus derechos.
Conclusión que da igual quien esté en el gobierno. Solo queremos tener mucho dinero y si hace falta pisotear s la gente, se pisotea y todo le da igual.
Soy Diego Martín 😎😎😎
Está pobre gente vienen huyendo de la exclavitud de sus países y resulta que aquí están igual o peor. MANDA HUEVOS.
ResponderEliminarsoy Arturo Pérez Reverte
Diego y Arturo lleváis mucha razón, vienen buscando otra vida mejor, pero resulta que van derechos a la exclavitud de los países desarrollados.
ResponderEliminarSoy un cacahuete
Esto lo de podemos lo saben o por el contrario ya están bien situados y no quieren saber nada?
ResponderEliminarCaciques no faltan. Hace un montón de años se pagaba bien por ir a coger cardony y manzana ... Ahora se abusa de la gente necesitada y no se les paga lo que se debe . Ya veremos cómo terminamos ...
ResponderEliminarPaco, lo peor que hay caciques y se sabe de sobra, el gobierno lo sabe y no va a por ellos, sabiendo que son maltratados y por supuesto esclavos de estos caciques por un puñado de EUROS, ¿que narices NO hace el gobierno tan progresistas y que ha cogido la bandera de cuidar a la emigración y estos son los mas esclavos aquí que en sus países de origen?
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