El protagonista de esta historia vino al mundo en la Dictadura de Primo de Ribera. Le tocó vivir un periodo de nuestra historia donde el medio de transporte más utilizado era el carro y la mula y comer tres veces al día.... poco más o menos que era una“aventura”. En el año 2009 conseguí entrevistarlo. Era una persona amable, educada y, sobre todo, con mucho sentido del humor. Era una de esas personas "que se hacen de querer".
Por su nombre de pila, Francisco Martínez Hernández -hoy tendría 92 años- serán pocos los que le conozcan. Pero, si digo que estamos hablando de “Paco el Cano” ...la cosa cambia.
Relegado a misiones de “avituallamiento”, Paco ya no estaba entonces para muchos trotes. Sin embargo, un buen día quedé con él en Los Mirenos para saldar una vieja deuda que teníamos pendiente: una gachamiga de ésas que Carmen hacía con tanto arte y sabor.
A Paco le funcionaba muy bien la memoria, por lo que estuve sonsacándole historias y anécdotas de su profesión, “tratante de animales”, y de cómo se “vivía” entonces. Su historia me la contó con mucho humor y, sobre todo, sin prisas ....mientras iba desapareciendo la gachamiga de la sarten.
Los pueblos no serían lo mismo sin estos curiosos y atractivos “personajes” del perfil de Paco que forman parte de nuestra idiosincrasia y del patrimonio cultural y etnográfico. Son ....como “reliquias” que nada tienen que ver con nuestra actual forma de vivir, trabajar y sentir y que aunque pasen los años .... ¡siempre están presentes en la memoria!.
Para diferenciarlos del resto de los mortales, a todos se les conoce por un mote o anteponiendo al nombre de pila ”el tío…..”, para darles más empaque y agrandar la leyenda.
¿Quién no conoce o ha oído hablar de el “Rojico” el de los Trabucos, el tío Paco Medina, del tío Santintón, los hermanos Campaneros, Pepe el de los Coches, los hermanos Cacas, Jorge Negrete, Juan el Gitano, los Retales, el Leo, Perico Molina, el tío Botón, Tarzán, Globitos, Juanico el Marqués, Alfonso el Sabio, la Siliu…. y otros, son personajes que nutren el anecdotario de nuestro querido pueblo por sus originalidades, sus peculiares, sus dichos y genialidades y, sobre todo, por una cualidad común a todos ellos: un desarrollado sentido del humor que derrocharon en el ambiente profesional en el que a cada uno le tocó bregar.
“Paco el Cano” es una muestra de ese elenco de curiosos y queridos personajes que no aparecerán en las páginas de los libros de Historia pero que sin ellos .....nuestro pasado no sería el mismo.
Lo de “el Cano” es herencia de su abuelo Pepe. Junto con su hermano, siempre se dedicó a la compra y venta de animales: cerdos, gallinas, vacas, novillos, mulas….Paco era el experto en comprar y su hermano Pepe en vender.
Empezó diciéndome que, desde pequeño, ya le atraían los “tratos”. El primero lo hizo a la edad de 14 años con el tío "Mota" que iba por la calle con siete cabras y Paco le preguntó si se las vendía. ¡Ahí empezó todo!
Su hermano se enfadó pero así inició Paco una profesión que vamos a dejarla en “tratante”, aunque en su carnet de identidad rezaba agricultor.
Me contaba que al principio se desplazaba en carro y después con una moto, marca Isso, de ruedas pequeñas que llevaba seis jaulas lo que le permitía transportar “ocho o diez bichos”.
Iba a las Ferias de ganado para ver qué pillaba. Recuerda el viaje que andando hizo desde Caravaca con siete burros empleando tres días para llegar a su casa.
Los descansos se hacían en las Ventas como la de la Vega el Puerto, la venta del Gitano, la Ventica o la Venta el Lobo. Otro “trato” que recordaba era el que hizo en Puerto Lumbreras con “los Titolis” de Villena comprando 13 burros y trayéndoselos a Caudete en tren.
En Granada compró 330 ovejas transportándolas esta vez en camiones. Dice que el dinero lo llevaba en unos “bolsillos cosidos a los calzoncillos y que dormía con él. "Entonces -decía- había pocos pagarés pero la gente era seria y la palabra valía mucho más que el dinero”
Recuerdo, hace unos cuarenta y pico años, los puestos de venta que el Cano, el tío Botijero, Perejil o Salvador el de la Venta colocaban el domingo por la mañana en la calle El Mercado. (imagen superior)
Eran otros tiempos. Podías comprar por 300 pesetas un lechón de 6 ó 7 kgs o cualquier otro animal en las cuadras de estos tratantes que, según Paco, se llevaban bien entre ellos. La verdad es que conociéndolo habría que tener muchas ganas de reñir para llevarse mal con él.
Me contaba que una vez llegó uno diciéndole que se le había muerto el gorrín que le había vendido hacía unos días. Paco no dudó en darle otro. Más tarde se enteraría que se le había ahogado. En otra ocasión –me contaba- le vendí a uno una burra y al día siguiente vino a quejarse porque la burra “tiraba para atrás”.
Fuí a su casa y al comprobar que no era cierto es cuando me confesó la verdad: .."¡mi mujer no quiere que la compre!”. Paco, que era un hombre de negocios y serio, lo sacó del apuro volviendo a quedarse con el animal.
También tenían, como ahora pero menos, problemas de cobro. Una vez vendió una partida de ganado y le dieron una letra del Banco Vizcaya que tardó ..¡medio año en cobrar!. El pago..normalmente era al contado: nada de papel.
Por consejo de un amigo gitano, Paco cambió un par de años el negocio de los animales por el sector textil. Yo lo recuerdo vendiendo ropa los viernes en el mercado. Dos años duró la experiencia abasteciéndose de prendas en "Lanas Aragón" y de otras marcas.
No le debió resultar muy bien económicamente ya que volvió a lo de siempre: al trato de animales. Tal vez no cayó en que los gitanos dominaban la venta de ropa mientras que los payos eran mucho más expertos en la compra-venta de animales.
El centro de reunión de los tratos, por aquellos entonces, era el “Bar París”. Muchas veces, me contaba Paco, después de tomarnos unos vinos, me llevaba a un posible cliente a mi casa para que viera el ganado nuevo que tenía en la cuadra".
Cuenten con que era la época en que en la mayoría de los hogares de Caudete había, por lo menos, un cerdo, media docena de gallinas, algunos conejos y un par de cabras como medio de subsistencia y los tratantes eran los que abastecían al personal de estos animales.
Hay que tener en cuenta que esta profesión no se impartía en las Escuelas. No había, como ahora, centros específicos que dieran el título Oficial de “Tratante”. Se aprendía, como el caso de Paco, sobre la marcha y si se poseían cualidades como la intuición y el don de gentes.
Era, y es, un arte "el comprar y vender y que el cliente quede satisfecho". Paco el Cano fue un profesional del “trato”. Y además ….querido y respetado en su pueblo y entre los demás compañeros de profesión.
Cuando su hija leyó la crónica, me dijo que su padre no me había contado el trato más original de todos: "llegó una tarde descalzo y mi madre le preguntó que le había pasado".... "Estaba tomando un vino en el Bar Valencia y se los he vendido a un valenciano", le respondió.. ¡Único e irrepetible este Paco!
Muy buen tipo, lo recuerdo con mucho cariño porque su hermano Pepe y su madre Dolores eran vecinos míos en la Calle Virgen de Gracia donde tenían unas vacas en el corral de casa y vendían su leche, directamente de la vaca a la lechera con la que acudiamos a comprar. Que recuerdos y qué buena gente ambos tanto Paco cómo Pepe de un sentido del humor como bien dices extraordinario
ResponderEliminarSoy su yerno,si te contara las historias que me ha contado se podría hacer un libro.
ResponderEliminarChimo, déjate a los políticos que son mucho mas aburridos y dedícate al paisaje y sobre todo al paisanaje de nuestro pueblo.
ResponderEliminar¡Muy bueno!
Es Primo de Rivera, no de Ribera.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este artículo y su protagonista, qué audaz emprendedor.
ResponderEliminarSería estupendo que,semanalmente, nos deleitaras con este tipo de artículos. Así, además de conocer a gente sencilla y valiosa de nuestro pueblo, caudetan@s que a pesar de ser casi anónim@s tienen mucho que contar, sabríamos de la historia reciente de Caudete a través de fuentes orales, de los verdaderos protagonistas. Y seguro que echaríamos unas risas y unas lágrimas también.
A mí, mis padres me han contado y siguen contando muchas historias , anécdotas, costumbres, fiestas y curiosidades del pueblo y sus habitantes. Precisamente, conocían a Paco el Cano y a su mujer. Tienen la misma edad, y una lucidez que ahora mismo les perjudica. Sé que es una barbaridad decirlo, pero están viviendo muy conscientes con impotencia esta maldita situación, y si para cualquiera es duro, para ellos lo es más.
En fin, gracias por repasar algunos motes o apodos. Mis padres también son conocidos por sus apodos familiares, incluso tienen dos. Yo ya pertenezco a una generación que se desligó de ellos, ahora (normalmente) son los apellidos los que identifican. O el nombre. Desde luego mi nombre es el único en Caudete ya, lo puedo asegurar.
Y, respecto a "Ribera", ni darme cuenta. Ciertamente el Primo escribió su apellido con V, pero hay muchos RIBERAs y RIVERAs. Que no te atormente ese "desliz" ortográfico, que aquí no estás haciendo un estudio etimológico de ese antropónimo y sus variantes.
Gracias por estos buenos recuerdos.