viernes, 9 de julio de 2021

"El problema de Cataluña. Mande quien mande", por Óscar de Caso. "Con una Cataluña y un Gobierno Central ensimismados, el conflicto tiene visos de tirar para largo".

 

     Con una Cataluña y un Gobierno Central ensimismados (como siempre ha mantenido don Julio Anguita), el conflicto tiene visos de tirar para largo. Para las derechas y derechitas su limitación elevada a programa para tratar de solucionarlo es proseguir con su dontancredismo made in M punto Rajoy. 

En la trinchera de enfrente el Gobierno de izquierda sin denominación de origen cuyo único horizonte es el electoral a medio plazo por medio de ungüentos, pactos y ententes de “obsolescencia programada”. En un córner se hallan también ensimismados la mitad de los catalanes que al parecer son los únicos que cuentan en la decisión de este conflicto.

          Escribamos sobre las trincheras: Una y otra parte no parecen que tengan mucho apetito negociador, desean aplastar al “enemigo”. La trinchera del lado derecho descalifica a la del costado izquierdo con manidos mantras fútiles y anacrónicos: vendida a la ruptura de España, vendida a los hijos de p… de ETA e incluso vendida a Belcebú. 

Los moradores de la trinchera de la izquierda ensimismados con el ambientador de los pasillos de la Moncloa están como siempre a lo suyo: hoy no te ajunto, mañana por la tarde a lo mejor sí; donde dije reforma laboral y fiscal, te digo: ¡no me metas prisa, tío!; donde aseguraste estado laico, te digo: ahora estoy muy liado.

 En fin, siempre la misma patología de la izquierda de bisutería: cambiar de opinión y criterio cada diez minutos. Mientras, los españoles corrientes, empachados de desencanto hacia los encantadores que ellos mismos llevaron al Congreso de los Diputados prefieren esconderse en el chiste ingenioso, el twitter o lo que sea de la red; son aquellos para quienes cada día supone un esfuerzo tremendo de supervivencia y coraje y, como es obvio, pasa de todo lo demás.

          Escribamos sobre la esquina catalana. Repleta de algaradas callejeras sin proyecto, en nombre de una República Catalana que se siente muy traicionada, que no quiere darse la puñetera cuenta de que la independencia no puede ser viable sin una gran mayoría ciudadana. También han percibido que al Estado no se le puede ir de farol. 

   El Gobierno Central también ha tomado buena nota de que independizarse no es un delito sino un proyecto político legítimo si se aceptan las reglas de una democracia.

          Sobre las causas que han derivado hacia el independentismo, don Julio Anguita las detalla seguidamente:” La respuesta obedece a una cuádruple causa: la exacerbación y priorización del discurso de la España esencial y eterna, las “alegrías” de Rodríguez Zapatero, los errores y el ensimismamiento “patrio” del PP (tanto en el Gobierno como en la oposición) y los incidentes ocurridos en Septiembre de 2011 cuando los indignados rodearon el Parlament de Catalunya obligando al President, Artur Mas, a salir del mismo en helicóptero”.

          Con estos mimbres, la trinchera derecha ha construido el mito de la España unida de los Reyes Católicos, y la mitad de los catalanes nos tratan de ofrecer una Cataluña oprimida y expoliada por España.

          En las distintas mesas de negociación que se han podido formar se ha instalado la cerrazón más irreconciliable. Unos se cierran en banda y como punto de partida necesitan el derecho a decidir; y para los constitucionalistas no aportan nada nuevo si no se adapta al marco constitucional. Aportando estas dos visiones equivocadas van arrastrando a las dos sociedades a un guerracivilismo del conflicto.

          Le corresponde al Gobierno de la Moncloa ayudar al independentismo catalán a salir de su huida hacia delante a unos parlamentarios que han calentado en demasía las calles, y que tienen obligaciones con “todo” su pueblo, que les embarcó en algo que ellos sabían era imposible.

          Les propongo un envite benditos lectores (el gran periodista Antonio Herrero siempre apostaba: caña y pincho de tortilla). Yo sostengo que tarde o temprano, toda la ciudadanía será consultada, aunque no en las condiciones de ruptura social en que hoy se disputan. Esto no puede continuar de este modo más tiempo.

Vuelvo en el poema de hoy a echar mano de mi admirado Ismael Serrano y de su nuevo disco “Seremos” con la canción “La primera que despierta”. Un cumplido y merecido poema para esas madres que lo dan todo, todos los días de su vida. Un delicioso placer leerlo.

La primera que despierta

y la última que apaga.

Siempre cansada y alerta,

cuida a todos en la casa.

Cuidan sus manos de olivo

la fiebre ajena y el llanto

de quien llora lo perdido

sin haber perdido tanto.

Hace la cama y suspira

repasando lo pendiente.

Rota la espalda, aún cuida

y ayuda a hacer los deberes.

 

¿Y quién cuida a quien nos cuida?

¿Quién se acuerda de sus ganas?

¿Quién le peinará las canas

y vendará sus heridas?

¿Quién le devuelve el futuro,

las mañanas sin fatiga?

¿Quién le devuelve los días

sin prisas, sin ese nudo

de culpa por levantarse

tarde, pensando en la nada?

El desayuno en la cama

y la vida por delante.

Cuida y arropa al que duerme

mientras la noche se apaga.

Y besa todas las frentes.

Tiende la ropa lavada.

En sus manos de sarmiento

se mece todo el planeta

y se detiene un momento

para posar su cabeza

en el hombro que ella cuida.

En la noche más oscura,

quizá nos salve la vida

la lección de su ternura.

 

2 comentarios:

  1. A ver, si el problema de Cataluña se reduce a que un ladrón como Jordi Pujol, según el caso banca catalana, lo metieron en el gobierno, y ahi ha seguido robando , pero no solo el, sino que desde el campechano hasta el último mono, y que una vez que va a salir todo a la luz, se inventa lo de la automania catalana para tratar de eludir la cárcel, y a los gobiernos centrales los tiene pillados por los huevos, en todas las fechorías que han hecho , y de ahí que tengan tanta manga ancha con ellos. Pero con un poco de mano firme, deteniendo a todos los cabecillas, y poniendo firmes a los papanatas que les apoyan, se queda aquello como una balsa de aceite.

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