sábado, 11 de junio de 2022

¿Llegaremos a acostumbrarnos a la corrupción política?. por Óscar de Caso. "Tenemos 11 jueces por cada 100.000 habitantes mientras que la media europea es de 22 ".

 
     Hace muchos años; desde mi puesto de trabajo en Madrid, fui testigo de la rápida construcción del edificio de la Audiencia Nacional, entidad jurídica sin equivalentes en Europa

Su creación, en un principio, agradó a la opinión pública y a los medios de información por el alivio que suponía poder agilizar la ya muy atascada administración de Justicia, pues en ella habrían de enjuiciarse los delitos de mayor gravedad y relevancia social

Años más tarde, percibimos que los ciudadanos habíamos sido engañados de manera sutíl; nos dimos cuenta de que los políticos podían manipular a su antojo a unas decenas de Jueces en la Audiencia Nacional elegidos por el sospechoso Consejo General del Poder Judicial, que a varios miles que componen el cuerpo jurídico español. Aquí se demuestra que una cosa es el poder que se administra y otra el respeto que unos se ganan.

          Escribamos sobre la corrupción. Peor que la corrupción en sí misma es la sensación de impunidad por una tardía persecución de la misma o un postergado juicio. Las cifras que se manejan para esta aseveración son demoledoras en España: hay 11 jueces para 100.000 habitantes; la media europea es de 22 jueces. 

En lo que respecta a los Fiscales, arrojan idéntico desequilibrio: 5 cada 100.000 habitantes aquí, mientras en Europa asciende a 11. Vergonzoso e inaceptable. Esta situación da lugar a que en España los corruptos no estén en la cárcel, a que se queden con el dinero robado, y que los políticos ejerzan su influencia para tener el control de la Justicia.

          Como el respeto a la separación de poderes casi nunca ha sido efectivo, al poder político no le interesa dotar de mejores medios a la Justicia con el fin de hacer languidecer los procesos judiciales a su gusto y a su medida; esta situación se ha mantenido de manera invariable durante el transcurso de nuestra democracia. 

El paradigma de la “pachorra” lo ostenta el Tribunal Constitucional y sus Sentencias “reflexionadas” durante interminables años. Si tuviesen el obligado interés en mejorar su funcionamiento, se harían inversiones, acuerdos, etc. 

No han tenido el mínimo aprecio de mejorarlo. No sucede así en otro ministerio, como les interesa recaudar dinero, la Agencia Tributaria funciona como un reloj; casi siempre, para los mismos de siempre.

 

Todavía es más lamentable, el fatal funcionamiento de la Justicia española, cuando la lentitud de ésta, afecta a un trabajador con una economía precaria al que se presenta a varios años a la vista su juicio.

          Escribamos sobre otra vergüenza nacional: la prescripción de los delitos. Si el plazo de prescripción del delito de corrupción es de cinco años desde que se comete el hecho hasta que se dirige la investigación contra el posible culpable, existe, sin duda, la posibilidad de que se libre más fácilmente. 

Si desde que comete el delito hasta que se le cita en el juzgado, ha prescrito dicho delito, el corrupto queda libre de cargo alguno (Monarquía incluida). El tiempo de prescripción solo se interrumpe en el momento en el que se dirige un procedimiento contra el presunto implicado.

  Por eso puede ocurrir que haya diligencias abiertas sobre un caso, mientras avanza el tiempo de la prescripción para una persona, si no se actúa contra ella.

          Todo este análisis me ha llevado a pensar el título de este escrito, observando que la ciudadanía llegue a acostumbrarse a la corrupción como a los sufridos atascos de circulación de cada día. 

Durante el reinado de M punto Rajoy, el Partido Popular estuvo a punto de conseguir este despropósito. Según las últimas noticias, la familia de la niña Ayuso parece que le ha cogido el relevo.

 En algunos pueblos pequeños el Partido Popular ha conseguido regularizar la corrupción y normalizarla en los Plenos televisados del Consistorio.

Hacía muchos, pero muchos años que no cantaba un blues el señor Serrat, desde el disco “Dùn temps, dùn país” (De un tiempo, de un país) con el tema “Blues en sol”. Hoy rescato la canción “Maldito blues” del disco “La orquesta del Titanic”. La cantan a duo Sabina y Serrat. El de Úbeda se ríe por el contraste de voces entre la suya y la del catalán.



Lo peor del cielo

es que está tan lejos de aquí.

Lo peor del suelo

es que no acostumbra a mentir.

Corazón en celo,

desconsuelo sin pedigrí.

Lo que pasa queda,

pasa, queda y vuelve a pasar.

No para la rueda

del baile de nunca acabar.

Brinca la moneda,

la vida es un juego de azar.

Porque el mañana es una nana

con ventanas al desvelo,

Porque el presente maloliente

de inocente no tiene un pelo.

Maldito blues.

Triste y azul.

Maldito blues.

Se queja un blues cansado y entrecano.

Maldito blues.

Rastrojo del penúltimo verano.

Colecciono cromos

de barcos piratas sin ley.

Arrieritos somos

de la Ruta 66.

Lo que das lo tomo,

déjame quitarte el jersey.

Voy del coro al caño.

El jardín del mal y del bien.

Lejos del rebaño

esperando el último tren.

Cínico y huraño,

adiós, que me vaya bien.

Porque el mañana es una nana

con ventanas al subsuelo.

Porque el presente deprimente

de inocente no tiene un pelo.

Triste y azul.

Maldito blues.

Maldito blues.

Maldito blues.

Me harté de vino,

sexo, droga y rythm and blues.

Corazón canino,

desatinos de juventud.

Muera mi destino

de fiambre, no ataúd.

Triste y azul.

Porque el mañana es una nana,

se queja un blues cansado y entrecano.

Se queja un blues.

Sí, se queja un blues.

En presente deprimente.

Rastrojo del penúltimo verano.

Perseguí quimeras

por la acera del desamor.

Ya no es primavera,

qué temprano se pone el sol.

No tengo banderas.

La que tuve se destiñó.

         











4 comentarios:

  1. No puede remediarlo. Todo va bien para, al final, cagarla.

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  2. Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa,
    Víctor Hugo .

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  3. " Querido Sancho, compruebo con pesar, como los palacios son ocupados por gañanes y las chozas por sabios. Nunca fui defensor de reyes pero PEORES SON AQUELLOS que engañan al pueblo con trucos y mentiras prometiendo lo que saben que nunca les darán.
    País este, amigo Sancho, que destronan Reyes y coronan a piratas
    pensando que el oro del Rey será repartido entre el pueblo sin saber que los piratas sólo reparten entre piratas."
    Si las leyes amparan, protegen y subvencionan criminales, ladrones y corruptos DA IGUAL que tengas 11 jueces por cada 100.000 habitantes
    que 100.000 jueces por cada 11 habitantes.
    Será cosa de la Agenda 2030 (veinte y trinca).

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    1. Totalmente de acuerdo. El último párrafo sobre los jueces ni hecho a posta puede ser más exacto.

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