Hubo un momento en la historia reciente, que la Unión
Soviética se autoproclamó “La Izquierda” y, además, prometió y quiso ser la
patria de los trabajadores. Empañó su promesa y no lo consiguió. Pretendió
igualarnos, pero por abajo.
Lo cierto y
verdad, es que la URSS fue el primer Estado en número de trabajadores; lo
terrible para ellos es que decidían más bien poco. Cuando cayó el Muro de
Berlín se escucharon más alegrías que llantos entre la población soviética; los
más beneficiados de este acontecimiento fueron las mafias rusas que ocuparon el
poder, de inmediato, en su totalidad.
Para la izquierda los escritos de Carlos Marx siempre han sido un ejemplo a seguir, pero ¡ojo! para situarlos en la práctica a través del tiempo, es conveniente descartar toda voluntad de fanatismo. Aún hoy en el siglo XXI, la izquierda arrastra esa tara.
Hasta que la izquierda no tenga un proyecto de país
alternativo, seguirán campando las tradiciones, y la escala social vendrá
marcada por la capacidad de consumo de cada cual. Hay que desterrar la idea de
que los intelectuales son de izquierdas y tratan de intelectualizar a la
izquierda.
La izquierda formada en el siglo XX ha concentrado su ataque político entre: el capitalismo contra los trabajadores; hoy, el nuevo capitalismo enfrenta el capital contra la supervivencia de la clase obrera. Hemos de reconocer, sin paliativos que, en el siglo XXI, la izquierda tiene que empezar a reconocer su derrota y coincidir que tal y como la hemos conocido, ha pasado a mejor vida.
Hoy, lo necesario es
hablar de lo que es común a toda la ciudadanía, de los problemas
“verdaderamente importantes”. Un Gobierno de izquierdas falto de imaginación,
está muerto. Un intento fallido y con apariencia grotesca para poder superar el
capitalismo fue el eurocomunismo.
De no reconocer esta derrota, la izquierda tiene diversas formas y cada una de ellas pelea, discute y se enroca por las ideas, es muy plural y mestiza. La izquierda podría definirse como aquel grupo que principalmente discute sobre la izquierda.
En la
antigüedad, la izquierda pugnaba contra los latifundistas y sus capataces. En
la actualidad, la lucha se disputa en régimen interior: el antepenúltimo
explota al penúltimo; y éste, al último. Se trata de comprender y respetar que
no debemos obligar a nadie a aceptar para los demás, lo que no queremos para
nosotros.
El socialismo
lleva demasiados años pretendiendo transformar lo existente; siempre ha sido el
que les ha fastidiado la supuesta fiesta que promete el capital; y lo ha hecho
destapando escándalos, corrupciones, destrozos medio ambientales, enchufismos,
puertas giratorias y una docena más de etcéteras. A los dirigentes del
socialismo les cuesta mucho trabajo levantar pasiones.
En 2022, no
conozco un lugar donde exista esa izquierda
que quiere transformar el mundo, donde hombres y mujeres tan solo se encuentran
a la defensiva de la derecha aguantando sus embistes neoliberales. Creo que el
último logro conseguido fue convertir en derechos sociales lo que la burguesía
le arrebató a las monarquías absolutistas.
En España, los socialistas han despilfarrado el dinero público para sentirse vanidosos mecenas de las más grandes aberraciones en el nombre de la modernidad.
Formaron
una cúpula de esnobs que se han apoderado de gran parte del ámbito de la cultura.
Para la izquierda el presente se mueve deprisa, no acierta a alcanzarlo; para
poder darle caza tiene que fundir las raíces socialistas y liberal junto con
una economía de mercado globalizada.
Concluiré el escrito de hoy con dos aseveraciones de mi admirado uruguayo José Mugica. La primera: “Era increíble mi vieja. Cuando iba a verla me decía: “Hijo: el socialismo no es posible porque el hombre es malo”. Por si es poco, benditos lectores, aquí escribo la segunda: “El hombre vivió con valores distintos y sobre la base de otra organización durante el 90% de su historia. Realmente creo que es esencialmente gregario y socializante, pero quitándole a eso la poesía.
El socialismo no es una panacea. Es un camino para procurar ser mejores a conciencia. No es el fin de los problemas ni el equivalente al paraíso, sirve para tratar de mejorar. Yo soy socialista pero no veo construible al socialismo en un país pobre y poco educado.
No por ricos e instruidos iremos al socialismo, pero esas son las condiciones básicas porque el hombre ya nace con algo de eso en el disco duro. Es el desarrollo histórico de la civilización el que lo hizo capitalista”.
La canción de hoy se la dedicó al propietario de este
acogedor blog, que sé que es un gran admirador de Atahualpa Yupanqui. Se titula
“¿A qué le llaman distancia (o Distancia)?”.
https://www.youtube.com/watch?v=HcPo7PGBSzs
¿A qué le llaman distancia?:
eso me habrán de explicar.
Sólo están lejos las cosas
que no sabemos mirar.
Los caminos son caminos
en la tierra y nada más.
Las leguas desaparecen,
si el alma empieza a aletear.
Hondo sentir, rumbo fijo,
corazón y claridad:
si el mundo está dentro de uno,
¿afuera, por qué mirar?
¡Qué cosas tiene la vida
misteriosas por demás!
Uno está donde uno quiere,
muchas veces sin pensar.
Si los caminos son leguas
en la tierra y nada más,
¿a qué le llaman distancia?:
eso me habrán de explicar.
Yo pienso que no es difícil ni ser de izquierdas ni de derechas.
ResponderEliminarCuando se práctica la onestidad y la democracia.
Lo que ocurre que estás dos cosas fueron verdes, y se las comió una vaca
Al autor lo deben de haber paseado por la zona crítica de un reactor nuclear con los barriles destapados. O por una reunión de desintoxicación de alcohólicos penitentes.
ResponderEliminarO nos han traído a su doble traidor.
😂😂😂
EliminarAplicaos tu y los voceros de izquierda unida y Podemos lo que publicas de José Mujica. Lo que el propone NO se hace en éste pais.
ResponderEliminarEn España se "regala" literalmente el dinero a "los flojos" y de paso se compra el voto. Es más parecido al sistema venezolano, etc.
En España, está demostrado que ser de izquierdas y tener sentido común son conceptos antagónicos. Con que aplicaseis un 10% de las mejores reflexiones de éste señor, seríamos punta de lanza europea.
Ojo... Pepe Mujica como persona que es, como pensador y como ideólogo, también cuenta con aspectos de izquierda radical bastante cuestionables, lo que viene a ser alguna "perdida de aceite"... cosa que él mismo reconoce. Pero creo que las ideas de éste Señor, pesan más en su "haber".
A años luz de la izquierda rabiosa, vengativa, resabiada y anclada en el pasado de España.