"Diario de un Estado de Alarma. Día 70", por Claudia Conejero. "Presentan una querella contra Simón por homicidio imprudente y piden la retirada de su pasaporte"

El día había comenzado con alegría, a pesar de que cada vez queda menos espacio para ponerle velas al pastel del Estado de Alarma. Hoy soplamos setenta días de vivencia. Después de unas semanas con el ánimo que no conseguía subir de los tobillos, ayer, me fui a la cama feliz. Habíamos podido volver a salir juntos, después de sesenta y ocho días, el equipo de tres a la calle, como solíamos hacer antes de que llegara la COVID-19 a nuestras vidas.

Julen había asumido, aunque había días que nos tocaba lidiar con él porque se quería quedar en casa con papá, que a la calle solamente podía salir con papá o con mamá, y no los tres en familia. Por eso, cuando ayer le dijimos que “Pedro Sánchez nos había dado permiso para salir en familia” su cara brillaba como los rayos del sol brillan en el mar y sus manos nos agarraban muy fuerte. Si de normal cuando salía a pasear, no soltaba a su acompañante de paseo, ayer menos aún, porque, al fin, papá y mamá iban paseando con él de la mano.

Esta mañana, temprano, me preguntaba una amiga, de las que habita en un territorio que el lunes pasa a fase 2, si podría salir toda la familia a los paseos. No soy experta en la materia, pero por mis años de estudios universitarios me es bastante familiar el BOE, y al revisar las normas que habían publicado, hasta ese momento, en relación a la fase 2, no tenía tan claro que pudieran salir en familia.

Sin embargo, como comentábamos el otro día, las normas van evolucionando al igual que lo hace la pandemia, y a media mañana, el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha publicado una orden ministerial que “elimina en toda España el límite que establecía que solo un adulto podía salir a pasear con un máximo de tres niños” (“eldiario.es”). A partir del lunes, todos los niños y niñas de España podrán disfrutar de salir a pasear a la calle con papá y mamá de la mano. Estoy convencida que para ellos es un gran regalo, bien merecido por lo bien que lo han hecho, y lo siguen haciendo, en plena emergencia sanitaria.

Tengo muy claro que muchos menores, entre ellos, Julen, son mucho más conscientes de la situación que muchos adultos. Valga de ejemplo, esta misma mañana, cuando hemos salido a la calle, y una señora se ha querido acercar a Julen para chocarle el codo. Julen al verla acercarse se echaba para atrás, porque tiene muy claro que no se puede acercar a la gente, ni tan siquiera a sus abuelos y yayas. Enseguida, tanto su padre como yo, le hemos recordado a la señora que hay que mantener la distancia de seguridad, y que hay que ser responsables con la situación que estamos viviendo.

Volviendo al inicio de mi “Diario de un Estado de Alarma”, el día había empezado con alegría, hasta que matando un poco de mi tiempo, en las redes sociales, me he encontrado con una noticia que ha compartido mi amigo Juan Requena Olivares, del “Huffington Post”: “Presentan una querella contra Simón por homicidio imprudente y piden la retirada de su pasaporte”.

Me extrañaba que fuera un bulo, porque conozco a Juan y sé que es de esas personas que lleva mucho cuidado a la hora de compartir y publicar cosas en las redes sociales, pero reconozco que al ver la noticia, y por eso de la deformación profesional, he buscado si algún medio de comunicación se había hecho eco de la misma para contrastar dicha información.

Al ver que aparecía, también, en otros periódicos de relevancia periodística, la he dado por válida y con dicha validez ha llegado mi cabreo, mi indignación, y mi tristeza al pensar que hay personas, que sinceramente la definición de seres humanos les queda demasiado grande.

Puedo llegar a entender, aunque no compartir, que el dolor por la víctima de un familiar les haya nublado la mente, pero no se hace justicia a los fallecidos de la COVID-19 acusando a la persona que se está dejando la piel para sacar a España de una pandemia mundial, causada por un virus desconocido hasta su aparición, aunque algunos se olvidan de eso y piensan que la COVID-19 aparece en los manuales de pandemias e infecciones víricas desde hace siglos, de “ser el responsable de al menos 27.000 muertes en España por Coronavirus”.

Por mucho que sangre la herida del corazón por la despedida de un ser querido por culpa del Coronavirus, no se nos puede olvidar que el único responsable de su muerte es la COVID-19, ni Fernando Simón, ni el Ministerio de Sanidad, ni los Gobiernos Autonómicos, ni el Gobierno Nacional, ni, en algunos casos, la irresponsabilidad de los propios ciudadanos. Y a esas, “28.628 víctimas mortales”, que tenemos, en estos momentos, en nuestro país, se les hace justicia siendo responsables con la situación que estamos viviendo, tomando todas las precauciones, guardando las medidas de distanciamiento social, así se les hace justicia, no con querellas ni llamando “asesinos”, a quienes intentan con sus acciones revertir la situación que vivimos en España, pero también en el resto del Mundo.

Tampoco entiendo la exigencia de “la retirada del pasaporte y la prohibición de salir del territorio nacional”. Si de verdad piensan que el doctor Fernando Simón va a huir de nuestro país en plena emergencia nacional, es que no le han prestado atención ni un solo segundo de lo que llevamos de crisis sanitaria. Ese señor, al que ellos acusan, también se contagió de la COVID-19, y aun pudiendo cogerse la baja laboral, siguió trabajando, eso sí, desde su domicilio, para contribuir con su experiencia y su bagaje profesional a doblegar la curva y que ahora podamos disfrutar de la libertad que la desescalada nos ha traído.

No comparto esa posición, como tampoco comparto, que aunque autorizada y legal, seamos capaces, en plena emergencia sanitaria, de colapsar las calles de las ciudades con nuestros coches para protestar con el Gobierno, provocando con nuestra acción que las ambulancias que salvan vidas, no puedan circular con rapidez por la calle, tan necesaria cuando la vida de una persona pende de un hilo. Liberta de expresión siempre, pero siempre que no repercuta negativamente en el resto de la población.

Mi indignación se ha visto algo calmada al ver la rueda de prensa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y no por el anuncio de que “la liga profesional de fútbol retomará su actividad a partir del 8 de junio”, una información que seguro que le ha hecho ilusión a todos esos forofos que llevan más de dos meses sin poder animar a sus equipos de fútbol por culpa de la pandemia de la COVID-19, entre ellos mi marido, sino porque ha dado algo de luz al verano de 2020. Al oír al Presidente, el sector turístico habrá podido respirar un poco más aliviado porque “España permitirá que se reanude el turismo extranjero a partir de julio” y el propio Pedro Sánchez animaba a la población española “a planificar sus vacaciones desde ya”, apuntando que “el turismo español tendrá ahora dos nuevos sellos: sostenibilidad medioambiental y seguridad sanitaria” (“El País”).

Quizás todavía veamos muy lejana esa idea de hacer turismo cuando llegue el verano, pero ¿no se nos hacía lejano oír que había que doblegar la curva? Y al final conseguimos doblegarla y comenzamos la desescalada, en la que a partir del lunes, toda España estará entre la fase 1 y 2 de la misma.

Como le decía ayer a una amiga con la que hablaba de planes futuros, “no queda tanto. Solamente queda un cerrar y abrir de ojos” y cuando nos queramos dar cuenta estaremos disfrutando del verano haciendo turismo español, de las reuniones y las risas con nuestra gente, de los eventos atrasados…

Sé que hay muchos que están deseando que hable de la reforma laboral, y aunque la misma poco tiene que ver con un Diario que habla sobre las vivencias de un Estado de Alarma, les voy a dar el gusto, sabiendo que posiblemente con ella las “mentes sensibles” acaben atacándome por no pensar como ellos.

Soy de las que piensan, quizás por eso de que vengo de una familia obrera, con unos abuelos pastores, que la reforma laboral de 2012 provocó un empleo más precario y dejo bastante indefensa a la clase trabajadora, mermando sus derechos laborales, de ahí que crea que es necesaria una modificación de la misma.

Me llama la atención que algunos se rasguen las vestiduras como si la intención del Gobierno de su derogación nos hubiera sorprendido, pues era algo que venía plasmado en el pacto de Gobierno de la Coalición del Partido Socialista y Unidas Podemos para investir a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. Reconozco que el momento apropiado, políticamente hablando, hubiera sido otro, pero tampoco se nos puede olvidar que la firma del acuerdo viene porque los votos para prorrogar el Estado de Alarma, mecanismo que está salvando vidas en nuestro país, no estaban asegurados, entre otras cosas, porque el principal partido de la oposición decidió votar en contra de dicha prórroga, sin dar un plan B al mismo.

Soy plenamente consciente que al problema del ego por ser los padres de la criatura se suma el que el pacto para su derogación ha sido firmado con un determinado partido, democrático, elegido por el pueblo con las reglas de la democracia, que algunos se les olvida. Un partido, que paradójicamente, quienes los que ahora ponen el grito en el cielo, desde 2016 hasta 2019, han firmado conjuntamente en 127 ocasiones en el Parlamento Vasco.

Además, curioso que se llame a los representantes de la formación EH Bildu “proetarras” pero quienes salen con la bandera de una Dictadura y hacen apología del franquismo, esos son patriotas y no profranquistas. Y valga por delante que condeno toda acción de terrorismo y de uso de las armas en todos sus sentidos y en todos los lugares, pero o los buenos no son tan buenos, o los malos no son tan malos.

Cerrando paréntesis y volviendo a las vivencias propias del Estado de Alarma, otra Comunidad Autónoma que ha mostrado gran dosis de prudencia, y eso que en los primeros momentos puso el grito en el cielo porque parte de sus territorios no pasaban de fase es la Comunidad Valenciana, quien, como ya dijimos ayer, ha decidido quedarse una semana más en fase 1. Me parece una decisión acertada, sin ser una “renacida experta”, ni pretenderlo ser, pero es que hoy hemos podido leer en prensa que “el índice de contagio de la epidemia repunta en la Comunitat y supera ya el 1” (“Cadena Ser”).

Prudencia, responsabilidad y cautela creo que son las tres palabras que deben guiar nuestro avance hacia esa “nueva normalidad” que ya va teniendo más claros que sombras, y más si tenemos en cuenta que en nuestra provincia nos encontramos que el pasado 19 de mayo, fue el “segundo día consecutivo con aumento de hospitalizados por COVID-19 en Albacete capital y provincia” (“El Digital de Albacete”).

Yo me he prometido que haré todo lo que este en mis manos para conseguir que los pasos vayan hacia adelante y no hacia atrás, y aunque como ha dicho el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “lo más duro ha pasado, lo más difícil ha quedado atrás. No debemos actuar con miedo, pero sí con prudencia. Seguimos en emergencia sanitaria”, así que compatriotas, como decía Napoleón Bonaparte, “solo con la prudencia, la sabiduría y la destreza se logran grandes fines y se superan los obstáculos. Sin estás cualidades nada tiene éxito”. Por ello, pongamos todos y todas de nuestra parte para que la victoria al COVID-19 sea un éxito rotundo.

Caudete, 23/05/2020 18:07 horas del septuagésimo día de “Estado de Alarma”

#cambiamosdefasecaminodeesanuevanormalidadperoconresponsabilidad