Mª Victoria Sáez vive y trabaja en Madrid. Pero no ha perdido el contacto del pueblo que la vio nacer y raro es el día que no nos recuerda costumbres y vivencias caudetanas.
De no haber sido por el virus, ya estaría programado el día para que Mª Victoria le presente a Manuel Huesca, el hijo del Guci, en la Casa de la Cultura, su primer libro de poesías....No: la hija de Miguel Sáez, "el de las bicicletas", ni ha perdido ni olvidado sus raíces.
Les traigo un escrito donde Mª Victoria realizaba hace dos días un análisis de como ve la situación que lleva por título: "Madrid, una ciudad invadida por el coronavirus".
"Ay...Dios mío. Este título jamás lo hubiera querido poner en mi muro. Desde que empezó el aislamiento, he sido incapaz de escribir una sola palabra sobre lo que estamos viviendo en Madrid.
De no haber sido por el virus, ya estaría programado el día para que Mª Victoria le presente a Manuel Huesca, el hijo del Guci, en la Casa de la Cultura, su primer libro de poesías....No: la hija de Miguel Sáez, "el de las bicicletas", ni ha perdido ni olvidado sus raíces.
Les traigo un escrito donde Mª Victoria realizaba hace dos días un análisis de como ve la situación que lleva por título: "Madrid, una ciudad invadida por el coronavirus".
"Ay...Dios mío. Este título jamás lo hubiera querido poner en mi muro. Desde que empezó el aislamiento, he sido incapaz de escribir una sola palabra sobre lo que estamos viviendo en Madrid.
Me ha dolido mucho leer todos aquellos comentarios que hablaban de que los madrileños huían a las playas, a los pueblos, a las segundas residencias... No dudo de que algunos irresponsables lo hayan hecho, pero la inmensa mayoría de los que vivimos aquí, o en los alrededores, nos hemos quedado, y en casa.
Por mi trabajo, en un Centro de Protección de Menores, tengo que ir a trabajar los días que me corresponden. Voy de casa al trabajo, y del trabajo a casa.
Durante los trayectos, sean en tren, metro o autobús, me entra una gran congoja. A pesar de que algún día hubo aglomeración por una situación concreta, yo no veo a casi nadie. Como estos días he trabajado de tarde, muchas noches he vuelto sola en el vagón del tren. No se oye nada...ni una risa, ni un suspiro,... no hay diálogo...
La gente nos miramos en la distancia, nos sentamos en la distancia... Y es que ya tengo ganas, como todos, de que pase esta dura, cruel y triste situación. Mientras tanto, hay que vivir el momento, intentar hacer el trabajo lo mejor posible, ayudar a quien lo necesite, cumplir las normas,...
No solo hay que salir a aplaudir a los sanitarios, que se lo merecen. También hay que recordar a otros colectivos que están al pie del cañón estos días: policías, ejército, bomberos, taxistas, limpiadores, cocineros, cajeros, reponedores de alimentos, trabajadores de residencias de mayores y menores, funcionarios de prisiones, cuidadores de enfermos, transportistas, empleados del transporte público...y todos aquellos que hoy necesita la sociedad.
Espero que, cuando acabe todo esto, ¡Dios quiera que muy pronto!, aprendamos de esta terrible lección que nos ha dado la vida, siendo más humanos y solidarios los unos con los otros. Nos quedamos en casa".
Lo explica todo tan bien que no tengo palabras , espero que todo pase pronto y que esta gran caudetana pueda venir al su pueblo a ver a sus padres y familiares, pués es muy triste estar lejos de ellos
ResponderEliminarMucho ánimo Victoria, nos vemos pronto. Un abrazo muy grande.
ResponderEliminarÁnimo victoria, esto pasará. Un abrazo de una caudetana en mostoles
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