domingo, 12 de abril de 2020

"Diario de un Estado de Alarma. Día 29", por Claudia Conejero. "Acordaros que nuestra batalla se libra desde casa".

             Hoy hubiera finalizado el plazo de la primera prórroga del Estado de Alarma, pero al igual que pasa en el fútbol, en el partido España contra COVID-19 nos hemos encontrado con una segunda prórroga, no de 15 minutos, sino de 15 días, ya veremos luego si acabamos en los penaltis de la desescalada o nos cambiamos de deporte y seguimos con el baloncesto sumando prórrogas al Estado de Alarma hasta que finalmente España le gane al bicho.
         Así que como ha dicho, en la comparecencia de esta tarde, el Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, “el confinamiento sigue: solo se acaba la medida extrema de la hibernación económica”. (“El País”). Mañana las vacaciones de Semana Santa que se adelantaron ocho días finalizan para el sector de la economía que continuó trabajando tras la declaración del Estado de Alarma.
         De nuevo, los “renacidos expertos” que en un primer momento pusieron el grito en el cielo porque tenían que ir a trabajar, después lo pusieron porque se había decidido “parar” el país con la repercusión económica que eso supondría, vuelven a la carga para volverse a quejar porque finaliza la hibernación económica, a pesar de que hace dos días se estaban quejando de que “este Gobierno se está cargando el país poniendo a hibernar la economía”. Yo creo que en su genética predomina el gen “quejarse por todo”, y hagan lo que hagan las autoridades competentes, siguiendo los consejos y recomendaciones de los expertos en la materia, todo lo van a ver mal.
        La hibernación económica desde un primer momento tenía fecha de caducidad, el 9 de abril. Y aunque yo no voy a entrar a valorar si es mejor seguir hibernando o no la economía del país, porque no tengo la suficiente capacidad formativa para ello, lo que sí que tengo claro que es necesario que la población siga tomando todas las medidas de protección y seguridad que se nos han recomendado. 
    También que aquellos que puedan continúen con el teletrabajo como venían realizando en estos últimos quince días, así como que el resto de población, que por diversas circunstancias no podemos ir a trabajar, nos quedemos en casa confinados y salgamos única y exclusivamente para comprar productos de primera necesidad o para realizar únicamente aquellas actividades que el art. 7 del Real Decreto del Estado de Alarma detalla.
         En relación al tema de las medidas de protección y seguridad a nadie se nos debe de pasar por alto que dichas medidas de protección en lo que se refieren a los puestos de trabajo, los conocidos EPI´S, deben de ser aportadas por la empresa a su personal laboral, pero no solamente ahora en tiempos de crisis sanitaria, sino desde el primer momento que un persona trabajadora se incorpora a la plantilla. Además, desde el Ministerio de Sanidad se ha publicado una “guía de buenas prácticas en los centros de trabajo. Medidas para la prevención de contagios del COVID-19”.
      Dicha guía recomienda que los desplazamientos al puesto de trabajo sean en transporte individual, pero consciente de que “quién no tengan otra opción que ir en tren, bus o metro, el uso de la mascarilla higiénica es recomendable, aunque no obligatorio”, apuntaba ayer el Ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska en la rueda de prensa, y por ello, “la policía repartirá diez millones de mascarillas entre quienes vayan a trabajar en transporte público. (“El País”).
       Sobre el reparto de dichas mascarillas, hace apenas unas horas he recibido una nota de prensa de la Consejería de Fomento que decía que “Castilla La Mancha comienza a recibir y repartir las mascarillas para los trabajadores de los servicios de transporte urbano de la región” (“Consejería de Fomento”) y en prensa comienzan aparecer los primeros titulares sobre dicho reparto, “el Ministerio manda a La Rioja 70.000 mascarillas para la “vuelta” al trabajo” (“Nuevecuatrouno”), “La policía repartirá 300.000 mascarillas en Aragón entre quienes vayan a trabajar en bus o tranvía” (“El Periódico de Aragón”).
        En nuestro municipio no contamos con transportes público, así que todos aquella población que el martes, ya que mañana sigue siendo festivo en nuestra localidad, tengan que reanudar su vuelta al trabajo deberán de seguir a parte de la recomendación del transporte individual: mantener una distancia de seguridad de unos 2 metros, pero eso sí, nunca de menos de un metro y medio, el lavado frecuente de manos, minimizar el contacto, uso de guantes, evitar el uso de equipos y dispositivos de otros trabajadores, lavar la ropa a 60 grados… y así hasta completar las 48 recomendaciones que detalla la guía publicada por el Ministerio de Sanidad.
        Hoy el tiempo no acompaña o sí, depende como se mire, aunque yo, encerrada en casa, prefiero ver el sol por mi ventana, que no ese cielo tan triste que tenemos hoy y que parece el reflejo de las cifras que COVID-19 está dejando a su paso por nuestro país: “16.972 fallecidos, 619 más en las últimas 24 horas, 166.019 casos positivos, lo que supone 4.167 más que ayer, pero que vienen a ser 663 menos contagiados que el sábado, y 62.391 altas, 3.282 más personas curadas que ayer”. (“El País”. 16:31 horas).
       Es cierto que si comparamos las cifras con las de hace una o dos semanas deberían de provocar en ese cielo tan triste que tenemos unos pequeños rayos de luz, porque aunque siguen siendo desgarradoras, muestran un ápice de esperanza de que con el esfuerzo de todos y todas estamos avanzando firmes en la lucha contra el bicho.
         En mi reseteado mañanero acabo siempre preguntándole a Toni ¿en qué día estamos hoy?, porque me cuesta asimilar que llevemos tantos días, veintinueve, encerrados en casa, y eso creo que es fruto de que mi cuerpo se ha acostumbrado ya a esa rutina de confinamiento que a la fuerza le hemos hecho adaptarse. 
         El de Julen creo que también se ha adaptado, y ya cada vez me pregunta menos por el bicho. Sabe que está ahí fuera, sabe que hay mucha gente trabajando para intentar atraparlo, sabe que no puede salir de casa para que no le pique y sabe que cuando todo esto pase y volvamos a nuestra vida normal, mamá le ha prometido que iremos a la playa a jugar en la arena y a bañarnos en el mar.
     Y aunque tras leer las declaraciones de la Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, al “El País”: “Habrá que guardar la distancia un tiempo, hasta en la playa”, me vea en la obligación de darle la razón a Toni cuando me dice que “este año la playa ya veremos como viene”, no pienso perder la esperanza de que más pronto que tarde dejaremos de imaginar que el chaflán es nuestra playa, y aunque seguiremos viviendo una vida al principio diferente, estoy convencida de que poco a poco volverá a su ser y podremos disfrutar de los más de 8.000 kilómetros de costas que tiene España y acabar rebozados en sus arenas como cada verano.
       Pero mientras no perdemos la esperanza y seguimos ideando planes de verano, debemos continuar firmes en nuestra lucha contra el bicho, porque el confinamiento no ha acabado, seguimos en la prórroga y por lo tanto el árbitro no ha pitado todavía el final del partido. Ánimo y fuerza para los que vuelven al trabajo y para el resto, acordaros que nuestra batalla se libra desde casa.
Caudete, 12/04/2020 18:03 horas del vigésimo noveno día de “Estado de Alarma” #yomequedoencasa






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