Completamos un mes de confinamiento, 744 horas de Estado de Alarma, treinta y un días sin pisar la calle, una casa llena de dibujos y manualidades y un estado de ánimo que compite entre sí en una carrera de fondo, donde por momentos va ganando la fuerza, seguida de la esperanza, y al rato la nostalgia y la tristeza se adelantan, para dejar luego paso a la incertidumbre o la indignación, y así, día tras día, un estado a otro se van adelantado mientras la meta apenas se aprecia en el horizonte español.
Este mañana mi padre me mandaba un audio que me ha puesto los pelos de punta y me ha hecho recordar porque un día decidí estudiar Periodismo. Era la firma de la periodista Pepa Bueno en el “Hora 25” de anoche de la Cadena Ser. Para quien no lo haya escuchado lo encontraréis en la página de la emisora y os recomiendo que le dediquéis un minuto de vuestro confinamiento, porque como le decía esta mañana a mi amiga Araceli “más mujeres como ella hacen falta en esta sociedad”.
Yo me he sentido muy reflejada con sus palabras de indignación, porque es algo que tampoco he entendido desde el minuto uno de la pandemia. Una pandemia que no se nos debe olvidar que es mundial y cuyos fallos que aparecen en el sistema español (falta de material de protección, grado de fiabilidad de los números, porcentaje de personal sanitario contagiado, contagios en residencias de mayores…) nos los encontramos, también, en otros países vecinos, los mismos fallos menos uno: el papel de los partidos políticos en nuestro país, tal y como apunta el periódico “El País” en su artículo: “La confrontación española, casi única en Europa. Los Gobiernos y oposiciones de los principales Estados del continente evitan la crispación en plena crisis, optan por la tregua y aíslan a la extrema derecha”.
Día tras día vemos multitud de noticias que desmienten bulos publicados en las redes sociales e incluso bulos que se les cuelan a periodistas de prestigio de importantes cadenas generalistas de televisión de España. Yo sigo sin entender como la gente es capaz de manipular un documento oficial como es el Boletín Oficial del Estado para intentar colarnos que el Gobierno ha publicado las fechas de finalización de las medidas de confinamiento por el COVID-19. Bulo que ha tenido que ser desmentido por el Gobierno de España, al igual que ha tenido que ser desmentido el bulo de que la propiedad privada ha sido abolida en España y que por lo tanto se vayan a expropiar viviendas en nuestro país.
Ayer Pepa Bueno decía así, “la saturación de mentiras, basura y bulos en España desprende un olor tan fétido que obligaría a todas las personas y partidos de bien a movilizarse para desmentirlas. ¿Por qué no se hace? ¿Por qué no pasa? Porque se están utilizando políticamente para desestabilizar a un país que tiene a fecha de hoy más de 17.000 muertos, 169.000 contagiados y 40 millones metidos en casa”.
Lo dije y lo mantengo, con una crisis sanitaria como la que estamos viviendo a nivel mundial, que afecta a todas las Comunidades Autónomas, independientemente de quien las gobierne y a todos los países independientemente del color de la corbata política de sus líderes, no se puede sacar rédito político. Porque como decía Pepa Bueno, “esto no va de criticar al gobierno, que es el derecho y la obligación de la oposición y de los medios de comunicación. Esto va de no mentir y no utilizar políticamente la pandemia”.
Y como me he prometido no provocar guerras dialécticas, dejo para el espacio privado de cada uno el analizar el papel adoptado por cada formación política, y por que no también el de cada ciudadano y ciudadana, en esta crisis sanitaria global. El otro día una amiga saturada de la desinformación me decía que hubiera deseado que las redes sociales no existieran porque eran un acceso rápido de difusión para los bulos, las verdades a medias y la desinformación.
Entonces pensé que seguramente en otras crisis sanitarias pasadas todo fue muy distinto ya que las comunicaciones eran bastante más escasas, pero al igual que internet tiene su parte mala, sirve también para reflejar el papel que cada uno está jugando en esta pandemia con solo echar un vistazo a las redes sociales o a la prensa.
Anoche decía en “El Hormiguero” su presentador, Pablo Motos, que “las cifras con mirarlas cada dos días es suficiente. Y eso supone la mitad de sufrimiento”. Yo prefiero ser plenamente consciente de ellas, porque aunque el saber que hoy en España tenemos “18.056 personas fallecidas, de las cuáles 567 perdieron la vida en las últimas 24 horas, 172.541 infectados, con un crecimiento inferior al 2% y hasta 67.504 personas que han vencido al bicho” (“El País”. 12.06 horas”), causa sufrimiento y desolación también te da esperanza y fuerza para seguir en esta lucha desde casa, sabiendo que si seguimos confinados llegará un momento en que las cifras dolorosas (fallecidos y contagios) serán muy pequeñas y las de la esperanza y la alegría (los recuperados) serán muy grandes.
Poco antes de que Julen se durmiera, consciente de que a partir de hoy a Toni se le habían acabado las “vacaciones” de Semana Santa me dijo: “mamá, ¿por qué se tiene que ir a trabajar papá? Le va a picar el bicho”. Yo le explique que al igual que los tíos tenían la tienda abierta para que él pudiera comer pan para merendar, pues a papá le tocaba volver a trabajar para que el país siguiera funcionando, pero que no se preocupara que papá se iba a poner un traje especial para salir a trabajar y que el bicho no le podía picar. Él me miro con la cara esa de “si tú lo dices, será verdad”.
Cerró los ojos, le di un beso en la mejilla y me sentí muy orgullosa de tenerlo como hijo. Él no es consciente del papel que está jugando en esta pandemia y para él ser una vacuna contra el bicho es simplemente un juego, pero cada día él y muchos niños más como Julen, nos están dando una gran lección de vida, sobre todo a muchos mayores que se saltan el confinamiento con excusas banales o que usan la mentira para hacerse poderosos.
Julen también lleva un mes de confinamiento, 744 horas de Estado de Alarma, treinta y un día sin pisar la calle, una pared de la habitación llena de dibujos y manualidades, un estado de ánimo en una montaña rusa. Solo es un niño de tres años, que al igual que otros, se ha visto convertido en protagonista de sus dibujos animados y se encuentra luchando contra el bicho desde casa.
Por eso, por todos esos niños confinados en casas, por todas esas personas que están luchando contra el bicho bien desde la primera línea de batalla, bien con su propio cuerpo contagiado, o desde el sillón de un despacho analizando e implantando las medidas que debemos tomar, debemos quedarnos en casa, al menos durante dos semanas más. Así que por favor, un día más, quédate en casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario