martes, 9 de junio de 2020

"Diario de un Estado de Alarma. Día 87", por Claudia Conejero. "Los datos facilitados ayer sobre la pandemia presentan más sombras que claros".

Día triste para el mundo de la música, esa que según decía Bob Marley “cuando te golpea no sientes dolor”. Cierto que la música no duele, a veces incluso sirve de medicina a los dolores sentimentales, pero la marcha de sus creadores, como Pau Donés, esa melodía fúnebre, duele y dejan un vacío muy grande.
Pau Donés, el cantante de “Jarabe de Palo”, era de esos valientes guerreros que existen en el mundo a los que les ha tocado librar una gran batalla contra otro bicho, el maldito cáncer. Al oír esta mañana su fallecimiento he recordado la canción que hace apenas unas semanas lanzó “Eso que tú me das”, un single de agradecimiento por todo el cariño mostrado en esos meses de enfermedad y un homenaje a su hija Sara, de quien decía el día que se retiró de los escenarios que “me perdí la infancia de mi hija. El año que nació estuve dos meses en casa. Ahora nos hemos vuelto a encontrar. Me voy, no quiero perderme la adolescencia de mi hija”.
Hoy he vuelto a escuchar el videoclip, cierto que en su cara y en su cuerpo se notaban las secuelas de la batalla lidiada, pero nada hacía pensar que aquella sería la última canción del cantante que dio vida a la “flaca”, “depende” o “de vuelta y vuelta”. Hasta siempre Donés, que tu música te acompañe allá donde vayas.
Pau se fue dejándonos una gran lección de vida en una entrevista que hizo, poquito después de diagnosticarle la enfermedad, “el futuro no existe. Vivir es urgente, así que vivamos el “ya” con la mayor intensidad posible” (“Galicia en concierto”).
Despedidas como la suya o la de los “27.136 fallecidos en España, 402.874 fallecidos en el mundo” nos hacen darnos cuenta de la necesidad de disfrutar el momento, el “ya”, un presente que aunque lo tenemos un poco patas arribas, y que no es seguramente el presente que habíamos imaginado, ni esperado, es el día a día que nos ha tocado vivir, y por lo tanto, debemos aprovechar cada segundo del mismo, eso sí con responsabilidad, cabeza y mucho conocimiento, que el virus sigue haciendo de las suyas.
Actualizando la información diario de ayer sobre el foco de contagios en el Hospital de Basurto, en Bilbao, “hay ya 20 positivos por coronavirus entre las 230 pruebas PCR que se han realizado. Nueve casos de profesionales sanitarios y el resto visitas y pacientes” (“El País”). Ayer, después de oír el comunicado de prensa del Ayuntamiento de mi pueblo, una amiga me preguntó “¿en tu pueblo no se recupera nadie?”.
Reconozco que me sentí incapaz de responderle a su duda, porque se me escapa la respuesta. Como ciudadana de a pie agradecería que desde la Consejería de Sanidad de Castilla La Mancha se diera el número de recuperados a nivel de municipios, porque así conseguiríamos salir de muchas dudas, que se han quedado perennes y que en vez de resolverse en el siguiente comunicado, acaban aumentando.
Al igual que mucha gente con la que hablo sobre la situación de la COVID-19 en nuestro municipio, coincidió con ellas en algunas de las siguientes dudas: ¿en Caudete la gente no se cura?, ¿se contagian el mismo número de personas que se curan y de ahí que no desciendan las cifras en ningún momento?, ¿los 47 de la Residencia siguen siendo positivos, es decir, enfermos activos, o ahí sumamos los que son positivos en estos momentos y los que ya han vencido a la enfermedad?
Yo intuyo, por las cifras, que la situación de nuestro municipio es que desde que empezó la crisis sanitaria ha habido 90 contagiados, de los cuales 11 han fallecidos y los 79 restantes, son personas que unas ya han vencido al virus y otras se encuentran batallando contra él en este momento. El problema es que como no quiero ser una “renacida experta”, tengo que dejar mi pensamiento en interrogación a la espera de que las autoridades competentes en la materia le den más lucidez a una situación que en este momento tiene más sombras que claros.
Esta mañana ha habido Consejo de Ministros y Ministras y, en él, se ha aprobado el Real Decreto para la nueva normalidad, que será la norma que nos regule a partir del 21 de junio, día en el que decae el Estado de Alarma. Dicho decreto deberá pasar por el Congreso de los Diputados, donde previsiblemente encontrará el apoyo de formaciones como PNV o Ciudadanos, quienes se han convertido en partidos útiles para el país, y no andan como otros, mirando hacia un lado y hacia el otro, pensando en clave electoral, mientras dejan de ser el partido útil y al servicio de su país del que tanto alardeaban en otros tiempos pasados.
Según ha avanzado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, el Decreto regulará que “las Residencias tendrán que estar coordinadas con el sistema sanitario tras el estado de alarma” (“El País”). El tema de la COVID-19 en las Residencias de ancianos es algo que sinceramente creo que se deberá de estudiar y analizar en profundidad de cara a una posible segunda oleada.
No se trata de buscar culpables en relación a la situación de las residencias de mayores, ese trabajo les tocará hacerlo a los jueces de carrera, en el caso de que alguien más, a parte del bicho, sea parte implicada de la situación que se ha dado en el interior de ellas.
Pero hay algo que sí que tengo muy claro en relación a las residencias y centros de mayores, y que el otro día comentaba con mis padres en casa, creo que son lugares, que deberían estar libres de privatización, y que al igual que la Sanidad o la Educación es fundamental que estén en manos de lo público, porque a nadie se le pasa que el sector privado, siempre acaba buscando su beneficio, licito sin ninguna duda, pero a veces poco ético si con dicho beneficio has provocado la merma de un servicio de calidad cuyos destinatarios finales son personas, mayores, pero personas, que tienen el mismo derecho a vivir la vida que les queda con dignidad, como cualquier ser humano.
Esta crisis sanitaria nos ha dejado encima de la mesa el estudio de otro aspecto fundamental de nuestro país la llamada descentralización de competencias. Yo no voy a entrar en mi “Diario de un Estado de Alarma” en valoraciones de sí es mejor descentralizar o centralizar las mismas, sí funcionan mejor cuando las dirige una única administración como el Gobierno Central o sí cada Comunidad Autónoma se encuentra plenamente capacitada para su desarrollo en condiciones óptimas.
Al hilo de esto, en este tiempo de confinamiento aproveche para organizar mis apuntes del “Grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública” y echando un vistazo a las carpetas encontré los apuntes de la asignatura de “Derecho Constitucional” y la práctica que el profesor Manuel Pascual nos puso sobre el llamado “Café para todos”. Cierto que en este momento, podríamos decir que todos los territorios autonómicos tendrían “café”, pero la vajilla en la que servirlo no es homogénea, y por lo tanto, como ya apunté en aquella práctica “se puede poner en duda que en algunos territorios se “garanticen” plenamente los derechos y libertades de los ciudadanos”.
Yo creo que el llamado “modelo autonómico” es uno de los grandes desconocidos para una gran parte de la población española y por ello, por ejemplo, achaquemos al Gobierno Central que no ha planteado un plan en materia educativa para esa llamada “nueva normalidad”, obviando que la competencia en materia educativa se encuentra transferida a los entes autonómicos, y por lo tanto, debe ser cada Consejería de Educación la que plante cómo será la escuela tras el paso de la COVID-19 en nuestro país. Al igual que las Residencias de ancianos son competencia de las Comunidades Autónomas, no del Gobierno Central, ya que este transfirió dicha competencia a los gobiernos autonómicos.
Hoy me despido con un poema que me he encontrado en las redes sociales de la diseñadora Leslie Dwight y que pone en relieve la importancia del 2020, aunque haya gente que preferiría que dicho año se eliminara del calendario por la difícil situación que nos trajo de su mano. “¿Y si 2020 no se cancela?, ¿y si 2020 es el año que hemos estado esperando? Un año tan incómodo, tan doloroso, tan aterrador, tan crudo, que finalmente nos obliga a crecer.
Un año que grita tan fuerte, que finalmente nos despierta de nuestro sueño ignorante. Un año en el que finalmente aceptamos la necesidad de cambio. Declarar cambio. Trabajar por el cambio. Conviértete en el cambio. Un año en el que finalmente nos unimos, en lugar de separarnos más. "2020 no se cancela, sino que es el año más importante de todos” (“Instagram”).
Todos los años, cuando llega el momento de su despedida y hacemos balance del mismo, seguro que encontramos buenos y malos momentos, bonitos y difíciles acontecimientos vividos, pero el mismo con su sabor dulce y amargo acaba guardado en nuestra memoria como un año más de vivencia. Estoy convencida que el 31 de diciembre de 2020 volveremos a tener esa misma sensación, como cada año, y aunque quizás ahora mismo solamente somos capaces de ver la amargura del 2020, cuando llegue diciembre, en su maleta, encontraremos dicha amargura entrelazada con la dulzura de los buenos momentos que nos quedan por vivir.
Y estaremos de nuevo con las 12 uvas, con una lista de deseos y propósitos por cumplir, y como el año pasado, pidiendo que el nuevo año al que le damos la bienvenida sea mucho mejor que el pasado.
Caudete, 09/06/2020 16:28 horas del octogésimo séptimo día de
“Estado de Alarma”

3 comentarios:

  1. Más CLARO IMPOSIBLE.-

    Si quieres CONSTRUIR algo solido, estable, fuerte y con futuro, giralo a la derecha y aprieta fuerte.

    Ahora si quieres desarmar algo para que NO sirva para NADA, giralo a la izquierda.

    Funciona así en la carpintería, en la arquitectura, en la mecánica, en la vida y por supuesto en la política.

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  2. Ciudadanos si quedaban rescordos en el fuego ya casi finalizado de las últimas elecciones, con estos apoyos ya ha terminado su vida política, en las próximas elecciones no van a sacar ni para pagar los panfletos electorales. Que mala gestión están llevando los dirigentes que queda.
    Descanse en Paz.

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