sábado, 8 de mayo de 2021

"Estamos obligados a salvar el Planeta para poder salvarnos nosotros", por Óscar de Caso. "La ecología sin lucha social es solo jardinería", Francisco Chico Mendes.

       No entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes… ¿Dónde está el matorral? Destruido ¿Dónde está el águila? Desapareció. Termina la vida y empieza la supervivencia.

                                           Carta del jefe indio NOAH SEALTH (1854)

          El 23 de enero del 2020 los miembros del Boletín de Científicos Atómicos “adelantaban” el simbólico reloj que señala el devenir del planeta hacia su término, marcando en la cuenta atrás que estamos solo a cien segundos del final. Los expertos, entre los que figuran 13 premios Nobel, crearon este Doomsday Clock o Reloj del Apocalipsis, que indica el tiempo que le queda a la humanidad hasta llegar hasta nuestro exterminio. 

En 1953, en plena Guerra Fría y a causa de la escalada de los armamentos atómicos entre rusos y norteamericanos, el reloj se situó a 120 segundos de la hecatombe. Hoy estamos aún más cerca de la oscuridad total.

          Ha existido un dato incontestable: el confinamiento inducido para poner barrera a los contagios masivos que se observó en todos los rincones del orbe, tuvo un efecto positivo para el planeta, que empezó a recuperarse a pasos agigantados durante esa pausa impuesta, libre de la degradación cotidiana y brutal a la que se ve sometido por la acción humana.

          Un sector importante de los seres humanos se concienciaba finalmente del daño perpetrado por nuestra especie a la madre tierra, por lo que se sumaba denodadamente a la lucha por recuperar el planeta y aprendía de los pueblos originarios a vivir de manera sostenible y armónica con el entorno natural. Tecnología y sabiduría ancestral colaborando juntas.

   … hemos descubierto que el valor supremo es la vida, no la acumulación de bienes materiales. El aparato bélico montado, capaz de destruir varias veces la vida en la Tierra, ha demostrado ser ridículo, frente a un enemigo microscópico invisible que amenaza a toda la humanidad. ¿Podría ser el Next Big On   (NBO), el que los biólogos temen va a llegar, “el gordo”, “el próximo gran virus” que pueda destruir el futuro de la vida? No lo creemos. 

Esperamos que la Tierra siga teniendo compasión de nosotros y nos esté dando una especie de ultimátum […] Debemos ser plenamente conscientes de una cosa: al aumentar el calentamiento global y aumentar la población mundial devastando los hábitats naturales, acercando así los seres humanos a los animales, estos transmitirán más virus a los que no seremos inmunes, que encontrarán en nosotros nuevos huéspedes. De ahí surgirán las nuevas pandemias devastadoras.

                                               Teólogo brasileño Leonardo Boof

          El problema es que, para quienes dirigen el mundo, o al menos para una parte de ellos, lo poco o nada aprendido durante la pandemia les durará mucho menos que su ambición y la “necesidad” de volver a los viejos hábitos de la producción y con ello a la inercia de la destrucción de todo aquello que podría salvarnos. 

   Las potencias más poderosas de la Tierra no responden como debieran para hacer frente a la emergencia climática o medioambiental. Parece como si esto se tratara de una broma, algo fabulado en una noche de insomnio, y como si lo que ahora vivimos fuera algo pasajero como las tormentas que, independientemente del daño que hagan, tarde o temprano pasan y todo vuelve a su curso habitual. Lamentablemente eso no es así.

   La inconsciencia de la mayoría de los dirigentes políticos es de tal envergadura que no tiene parangón en la historia de la humanidad. Sí me recuerda la bizantina discusión que sostenían los líderes de Constantinopla sobre el sexo de los ángeles, mientras estaba cercada por los turcos, prestos a invadirla.

           Según las previsiones, el 2050 se define como el último plazo para alcanzar lo que se denomina “neutralidad climática”, que significa que el parque de vehículos sea de cero emisiones de dióxido de carbono, el sistema eléctrico alimentado por energías renovables al cien por cien y una fiscalidad que permita la descarbonización.

          No podemos negar que hacia dónde va el mundo es hacia una revolución tecnológica. Y el gran desafío, el climático. Es una utopía pensar que podemos pararlo cambiando nuestros hábitos. Es una ilusión creer que vamos a transformar nuestro modo de vida motivados por la virtud. La gente no va de repente a dejar el coche, comer menos carne y dejar de viajar en avión por conciencia. No es creíble.

   A escala planetaria no hay otra solución que invertir más en innovación. Hay una posibilidad de cambiar la concienciación de la gente, pero sólo si hay una crisis considerable y evidente, los ajustes sólo se harán en pequeñas minorías. Los problemas son muy graves si creemos que lo podemos solucionar moviéndonos en bicicleta.

             “El gran problema no es la negación del cambio climático, es la indiferencia. Tanto en Estados Unidos como en Europa, la inmensa mayoría de la población cree que el cambio climático es un hecho. El problema es que muy pocos están dispuestos a tomar medidas radicales. 

    Eso es lo difícil: que esa gente pase de estar remotamente preocupada a estar muy preocupada por su futuro inmediato. Dirigirse al 10% o al 20% que no cree en el cambio climático sería perder el tiempo”.

                                                        Periodista Davis Wallace

         “La gente está sufriendo. La gente muere, los ecosistemas colapsan. Estamos en el inicio de una extinción en masa y de todo lo que sois capaces de hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre un crecimiento económico eterno. ¿Cómo os atrevéis? 

    Durante más de treinta años la ciencia ha sido muy clara. ¿Cómo os atrevéis a seguir mirando hacia otro lado y venir aquí a decir que estáis haciendo suficiente cuando las políticas y las soluciones que se necesitan ni siquiera están a la vista?”

                                                              Greta Thunberg en la ONU

         “La ecología sin lucha social es solo jardinería”.

              Francisco Chico Mendes, ambientalista brasileño 

POSDATA.- Este escrito es un pequeño resumen  del libro “La encrucijada” escrito- por don Baltasar Garzón. Ediciones Carena 2020.

Transcurridos los treinta años desde que Serrat parió esta canción titulada “El hombre y el agua”, contenida en el disco “Utopía”, su valor como canto y defensa de la ecología no se ha desvanecido absolutamente nada. Este hombre siempre ha sido un becario de profeta.

Si el hombre es un gesto

el agua es la historia.

Si el hombre es un sueño

el agua es el rumbo.

Si el hombre es un pueblo

el agua es el mundo.

Si el hombre es recuerdo

el agua es memoria.

Si el hombre está vivo

el agua es la vida.

Si el hombre es un niño

el agua es París.

Si el hombre la pisa

el agua salpica.

Cuídala,

como cuida ella de ti.

Brinca, moja, vuela, lava,

agua que vienes y vas.

Río, espuma, lluvia, niebla,

nube, fuente, hielo, mar.

Agua, barro en el camino,

agua que esculpes paisajes,

agua que mueves molinos.

¡Ay agua!, que me da sed nombrarte,

agua que le puedes al fuego,

agua que agujereas la piedra,

agua que estás en los cielos

como en la tierra.

Brinca, moja, vuela, lava,

agua que vienes y vas.

Río, espuma, lluvia, niebla,

nube, fuente, hielo, mar...

  









No hay comentarios:

Publicar un comentario