Quiero comenzar escribiendo algo referente al trabajo temporal, que a mí me parece un problema bastante generalizado hace demasiados años: en las industrias y en el sector servicios, los contratos temporales reemplazan los empleos fijos y seguros.
Los pocos contratos fijos que se
tramitan, son en gran mayoría conteniendo fraude en horas trabajadas, con lo
que despedirte transcurridos 3 o 4 años les supone una cantidad ridícula para
sus bolsillos.
Con el fin de que las empresas puedan solventar sus temporadas de muchas ganancias con las de menos, para esta situación, los empleados temporales son idóneos: reducen los gastos fijos, el sueldo es pobre y siempre es el mismo.
Con estas prestaciones
laborales consiguen que los trabajadores no se sientan en ningún momento como
empleados reales, nunca disfrutarán de las ganancias de la empresa, ni de
salarios decentes.
Se está llegando a tal extremo de degradación y saña opulenta en estos sectores, que los empleadores consideran que los puestos de trabajo temporales que crean, debido a los miserables sueldos que ofertan, tan sólo van dirigidos a personal muy joven que no necesitan el sueldo que se les ofrece para salir adelante en la vida.
Algún político, como “la niña Ayuso” considera que con estos tipos de
contrato le servirán al obrero como: “una experiencia, y que menos es nada”,
aunque lleven varios años en la misma empresa. Ocurre, que ahora hay mucha
oferta de este tipo de trabajo, y casi nadie lo acepta, ya que se está sumando
este tipo de contratos al del sector agrícola que era el más esclavo y peor
pagado hasta el momento.
En este tipo de trabajo lo único que no es temporal es el sueldo y el ascenso de categoría, ¿para qué van a aumentarlo si todo el mundo los considera temporales? Tengo un buen amigo que vive pegado a mí; y en los últimos doce años, el sueldo ha sido casi el mismo (diez euros más). Con la reducción de los salarios y el aumento de los horarios de trabajo han ampliado sus presupuestos de expansión y de marketing.
Ha sido tan dinámico el despedir y volver a contratar a la gente, que a esta operación
se la ha bautizado cómo: McJobs
(McTrabajo), como gentilicio honorífico hacia la empresa norteamericana de
comida rápida McDonald’s; que por lo
visto lo practica con inusitada habilidad y frecuencia.
Aunque resulte paradójico, venenoso e indecente comparar estos mismos puestos de trabajo de Oriente con Occidente; los jóvenes que trabajan por míseros sueldos con jornadas agotadoras en fábricas deplorables en Asia; tienen cierta similitud (con perdón) con las juventudes europeas que laboran en esas franquicias comerciales doblando ropas o sirviendo cafés.
Haciéndonos asimilar que esos trabajos están fuera del alcance de los adultos. Lo cierto y verdad, es que las personas adultas se sentirían a gusto en estos sectores si ganasen sueldos de personas adultas.
Lo que parece que cada día es más evidente, benditos lectores, es que a los señores poderosos de las grandes cadenas y de enormes y modernas instalaciones comerciales que gastan fabulosas sumas de dinero en publicidad y en expansión de marca; casi nunca se les ocurre la idea de pagar salarios dignos para que sus empleados trabajen con orgullo y esfuerzo para el crecimiento de la empresa en que trabajan.
Juan Gelman (1930-2014) fue un poeta nacido en Buenos Aires,
al que el golpe de estado del dictador Jorge Videla le arrebató dos hijos, una
nuera y una nieta, a la que al cabo de años logró rescatar.
El poema que transcribo hoy se titula “Oración de un
desocupado”. Desgarrador.
Padre, desde los
cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco,
contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
por qué no puedo más, tengo riñones
y soy un hombre,
bájate, ¿qué han hecho
de tu criatura, Padre?
un animal furioso
que mastica la piedra de la calle.
Debe de ser muy cómodo hablar de trabajos temporales sin explicar la cantidad de causas de los mismos.
ResponderEliminar¿Sería el mismo problema este asunto si hubiera pleno empleo? (similar al europeo)
¿Puede desmenuzar las causas de esa situación de desempleo?
Este artículo es como el médico que llega y ve al enfermo. Para eso le han llamado. Pero que no explora nada ni prescribe todos los remedios necesarios para curarlo. Cobra y se va tan ancho.
Y resulta que el nivel de empleo y lo de los trabajos temporales es un gran problema y ya ha llegado el médico que lo confirma.