sábado, 5 de marzo de 2022

"A ver si se levanta....", por Óscar de Caso. "El Valle de los Caídos fue un proyecto autoritario y despótico. El mausoleo de la Victoria".

          El Valle de los Caídos es un lugar muy sombrío. Y, sin duda, una maravilla. Una implacable maravilla. Tal vez la mejor síntesis que se haya hecho entre la Cruz y la Espada, y una perturbadora imagen de lo que fue España después de la última guerra civil. Destruir el Valle de los Caídos, como quieren las duquesas rojas, sería olvidar.

 Maquillarlo sería olvidar de un modo aún más profundo. De ahí que sorprenda la presencia de historiadores (¡y de izquierdas!) entre los miembros de la comisión que han concluido que el lugar debe adecentarse, empezando por el traslado de los restos de Francisco Franco.

 El adecentamiento de la memoria, por así llamarlo, es uno de los principales objetivos de los políticos. Hasta dónde habrá llegado, sin embargo, la deformación española que ya lo proponen sin pudor los propios historiadores.

          El lugar de un hombre en la Historia no puede depender del juicio positivo o negativo que vaya mereciendo su obra a las sucesivas generaciones. La única vara razonable de medir es la influencia real que ese hombre tuvo en la vida de sus contemporáneos y en las de sus descendientes. Es así como se construye una historia y una cultura.

          No hay en pie ninguna otra imagen de la dictadura de Franco comparable a la del desolado valle de Cuelgamuros. Pero cualquiera que haya estado en el Valle con los ojos abiertos sabe hasta qué punto esa visita supone una experiencia imborrable de la dictadura.

 El Valle de los Caídos no exalta el fascismo. Lo cura. Curar mediante la exposición a luz, se llama la figura. Cualquiera entendería como una bobada, ¡y hasta como una afrenta!, que sea el temor de Franco lo que suscite la petición de destrucción del Valle.

          Queda un último asunto. Los huesos. El Valle de los Caídos es la escenificación de la reconciliación. Franquista. Es decir, ficticia. La reconciliación solo es posible desde la libertad. Es lo que diferencia el pacto de la Transición de la construcción del Valle. En la construcción de ese lugar participaron presos republicanos, que habían sido condenados a trabajos forzados por delitos inexistentes en una democracia. 

Algunos murieron allí, de tal modo que puede decirse que, a la manera de los judíos, les obligaron a cavar su fosa antes de morir. También están allí los restos de otros combatientes antifranquistas a los que fusilaron. Nadie les preguntó dónde querían ser enterrados. O sea que puede decirse, sin exageración retórica, que en ese punto se trató de una reconciliación a hostias. 

Por desgracia, la alianza de la dictadura y el tiempo hace imposible que los herederos de los muertos reclamen sus huesos. Lo decía el vicepresidente de entonces, Alfredo Pérez Rubalcaba: “Es prácticamente imposible identificar los restos de las personas enterradas en la basílica del Valle de los Caídos, donde hay 33.846 cuerpos”.

          Así pues, es imposible dignificar, como dicen sin saber muy bien lo que dicen, el Valle de los Caídos. El Valle fue un proyecto autoritario y despótico. El mausoleo de la Victoria. Ganaron y organizaron el entierro. Fue así. No hay corrección posible de esa naturaleza. 

Nuestra izquierda pueril, que insiste cada día de su triste vida en ver cómo podemos ganar finalmente la guerra, ha propuesto en su afán decorador que los restos del Arquitecto salgan de allí, camino de una privacidad hueca, ahistórica e imposible. 

Creo que deberíamos contarle que cuando enterraron a Franco los jovencitos progres de entonces nos relamíamos con un dato sobre el que sospechosamente insistían mucho los informativos, ya en manos de un cierto rojerío cauto e irónico.

 Se trataba de los 1.500 kilos que pesaba la losa del sepulcro. “A ver si se levanta”, mascullábamos…, después, eso sí, de mirar a todos los lados, no fuera a presentarse la Policía. Es llamativamente grotesco que sea la izquierda liliput la que venga ahora con todas sus penosas fuerzas a tratar de levantarla.

POSDATA.- Este escrito es una transcripción-resumen de un artículo publicado por el periodista Arcadi Espada. 

En la canción de hoy, escrita hace cuarenta años, Joan Manuel Serrat no pretende ajustar cuentas con el pasado. Es el retrato de una generación, una crónica de la posguerra vivida por él, un retrato preciso de la España de los 50. Del disco “ Tal com raja”, la canción “Temps era temps” (Érase una vez).


Érase una vez...

Que salimos del huevo,

con el oro en Moscú,

la paz en el cuello,

la flota en el muelle,

y la lengua en el culo.

Con los símbolos arrinconados,

el agua en la fuente,

las restricciones

y el hombre del saco.

 Érase una vez...

que más que buenos o malos,

eran los míos y han sido los únicos.

Tiempo de estraperlo y tranvías,

farinetes para cenar

y comuna y gallinero en la galería.

 Tiempo de "Una, Grande y Libre"...

Metro Goldwyn Mayer...

Lo toma o lo deja...

Gomas y lavajes...

Quintero, León y Quiroga...

Panallets y panellons...

Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón.

 Érase una vez...

que temprano y mal,

lo supimos todo:

Quiénes eran los reyes,

de dónde vienen los niños

y qué come el lobo.

Todo mezclado con el Palé,

la Formación del

Espíritu Nacional

y los primeros viernes de mes.

 Señora Francis, ¿me entiende?

con estos conocimientos,

¿qué se podía esperar de nosotros?

Si aún no saben, señora,

qué seremos cuando seamos mayores,

los hijos de un tiempo,

los hijos de un país huérfano.

 Hijos de "Una, Grande y Libre..."

Metro Goldwyn Mayer...

Lo toma o lo deja...

Gomas y lavajes...

Quintero, León y Quiroga...

Panallets y panellons...

Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón

2 comentarios:

  1. No sólo tus artículos están desfasados a la actualidad, si no que también siempre son vistos desde el mismo bando. En fin, cada uno se entretiene con lo que quiere, pero Chimo te lo podrá explicar viendo las visitas. (Ruego su publicación pues creo que no falto al respeto a nadie).

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  2. Óscar de Caso, no sabemos quién eres, qué eres y ni siquiera si existes. Tus artículos, muchos de ellos guerra civilistas, como éste al fin y al cabo o más bien, de un Régimen de postguerra que no a cuanto de qué... te ponen una vez más en evidencia. Te hago un favor comentando pq te doy luz ya que prácticamente el 100/100 de tus escritos no atraen el interés de forero alguno. Máxime cuando van siempre tildados de propaganda de la izquierda más rancia. Y ya no te doy más bola, que creo que hay más letras ya que en ninguno de tus artículos

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