Dr. Francesc Loo i Bayo, Antropo
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LAS CAMPANAS DE CAUDETE
ESTADO ACTUAL Y PROPUESTAS DE RESTAURACIÓN.
(SEGUNDO INFORME, Valencia, 21/09/1996. Realizado a propuesta de la "Asociación de Campaneros de Caudete")
En un informe anterior, de fecha 21 de julio de 1996 que adjuntamos, nos acercamos al estado de conservación de las campanas de Santa Catalina de Caudete. En aquel trabajo se proponía una restauración del conjunto, de acuerdo con otras experiencias similares llevadas a cabo en diversos campanarios en los últimos años.
De manera resumida se proponía la recuperación de los yugos de madera, para volver a encontrar la sonoridad tradicional del conjunto; la instalación de motores de impulsos que reproducen los toques tradicionales y no impiden los toques manuales y la soldadura de la campana del Sermón, de 1739 y actualmente rota
Limitados por una larga enfermedad, que nos ha tenido recluidos durante más de un año en casa, no hemos podido ampliar hasta aquel informe previo con las informaciones que pudimos recoger in situ el 19 de octubre de 1996, y que hoy presentamos.
SANTA CATALINA: LA TORRE, EL RELOJ Y LAS CAMPANAS.
Por otro lado una reciente intervención arquitectónica sólo ha tenido en cuenta los aspectos visuales del edificio, olvidando su aspecto de instrumento musical.
El campanario como instrumento musical.
Recordemos que el instrumento no son las campanas, sino el conjunto de bronces, contrapesos, forma y técnicas
de tocar, forma de la sala y mantenimiento.
En la restauración arquitectónica
se han
eliminado las barandillas de las ventanas,
que deben reponerse, no sólo
por seguridad de los
campaneros y otros visitantes, sino por acústica, ya que sirven para reforzar la caja
de resonancia de la propia sala de campanas.
Además, el extraño balcón que abraza la campana mayor, y que no soporta el peso de un adulto, debiera desaparecer, porque afecta a la seguridad y tambi0n a la estética del campanario. En su lugar deben modificarse las
causas que Io originaron, es decir la caída continuada de badajos, a causa de
la mecanización mal diseñada.
Deficiencias de la instalación eléctrica
La instalación eléctrica
actual está instalada de cualquier manera, mostrando cables de corriente trifásica dispuestos sin atender a la actual reglamentación de instalaciones de baja tensión.
Es urgente la instalación de
un interruptor
exterior de emergencia, sobre todo si van a retrasarse las obras de restauración, para evitar incidentes a los campaneros y a otros visitantes a la torre.
También es
importante y
necesaria una
iluminación de la sala de campanas que tenga en cuenta no sólo el aspecto visual sino y sobre todo la seguridad de los campaneros mientras tocan.
El reloj
mecánico
El reloj mecánico, de los llamados de forja, parece ser de titularidad municipal. Al menos el Ayuntamiento es el patrón, es decir, el responsable del mantenimiento y conservación
Se
trata, por lo que pudimos
apreciar, de uno de los relojes de forja aún en funcionamiento, y que posiblemente pueda fecharse en el segundo tercio
del siglo
XVII Es por tanto, un reloj de gran importancia histórica, que debe seguir en funcionamiento.
Inclusión en el Inventario General de Bienes Muebles
Aunque las campanas y el reloj forman parte de un edificio protegido por la Ley del Patrimonio, y
por tanto se hayan incluidos implícitamente en la declaración del monumento, sería conveniente incoar la inclusión en el Inventario General de Bienes Muebles
las tres campanas del siglo XVIII así como sus instalaciones tradicionales
restauradas, todo ello titularidad de la Iglesia Católica, y el reloj de foqa, de titularidad municipal.
Con esta incoación se conseguiría no sólo una mayor protección específica sino
un más
amplio reconocimiento institucional
y social del valor de los cuatro objetos propuestos.
Resumen de nuestra propuesta
Debido a la importancia de las campanas, parece urgente iniciar un proyecto de restauración del conjunto, de acuerdo con lo apuntado en nuestro anterior informe.
Debe buscarse una financiación conjunta, por ejemplo que cada institución autonómica
o local,
o los
propios particulares,
financien la restauración de una sola campana, de manera que el importe sea asumido en
pequeñas partidas.
Cualquier intervención debe realizarse teniendo en cuenta la totalidad del proyecto.
También debe
contarse con
la aprobación
por parte
de la lglesia,
titular del conjunto,
y con la necesaria autorización por parta de la Comunidad Autónoma, por tratarse
de un
Monumento Histórico, y hallarse por tanto sujeto a la Ley de Patrimonio Histórico.
La incoación de ciertos objetos para
formar parte
del Inventario
General de Bienes Muebles serviría para aumentar su nivel de protección y su valor relativo.
Ermita de la
Virgen de Gracia
Durante nuestra visita a las instalaciones de
la Ermita
de la
Virgen de Gracia pudimos
estudiar las campanas, especialmente
la de la Virgen, una de las piezas más antiguas e interesantes que conocemos.
También visitamos las instalaciones del Museo, mal iluminado y con problemas de ventilación. Digamos, de pasada, que los fluorescentes instalados, que son una solución económica para iluminar salas, constituyen un peligro grave para la conservación de los delicados objetos expuestos, ya que atacan los llamados materiales orgánicos: maderas, tejidos, papeles.
Debería evitarse inmediatamente su uso, incluso para breves visitas, sustituyéndolos por lámparas incandescentes siempre que éstas se mantengan alejadas, por la cantidad de calor que producen, en forma de rayos infrarrojos que también dañan los objetos.
De manera especial
debe actuarse, si no
se ha hecho ya,
con la importante tabla gótica de San
Martín, apoyada
contra una pared, y que
tiene peligro de perderse, tanto por
su mala colocación como
por la deficiente iluminación
antes indicada.
La restauración, colocación
e iluminación, debe hacerse en
todo caso por especialistas, y debe solicitarse su financiación y seguimiento técnico a a la Comunidad Autónoma.
La campana de la Virgen
Encima de la Virgen de Gracia se encuentra una magnífica campana, con
epigrafía en mayúscula gótica,
y desgraciadamente
rajada. Sus características, como las
de las
otras campanas, figuran a continuación, en el anexo. La campana puede datarse entre 1370 / 1420, probables años del Hallazgo de la Virgen. Su texto dice "AVE MA RIA VOX DEI SO NAT', es decir “Ave María. Suena la Voz de Dios“
La campana, actualmente rota, es tañida por los visitantes a la ermita. Este toque incontrolado
aumenta su
destrucción, que
podría ser
total en caso de seguir por tiempo indefinido.
Sería urgente, a
corto plazo, impedir totalmente
el uso de la
campana, forzando asi
una restauración, similar
a la
de la
campana del Sermón de Santa Catalina, es decir por soldadura en Alemania. La restauración de
ambas campanas debería ser conjunta, lo que abarataría los costos.
Una vez restaurada la campana, se debería fijar de manera que no oscilase, como
en el
momento de nuestra visita, golpeándose contra
el muro,
probable causa de
la rotura. También debería
limitarse y reglamentarse
su uso, con lo cual se apreciaría más su toque y se
conservaría por más
siglos.
Las campanas de la espadaña
En la espadaña se encuentran dos magníficas campanas hechas por los Roses, una en 1841 y la otra algo más de un siglo más tarde (1950), y cuyas características figuran en el Anexo.
Las campanas conservan, en mal estado, su instalación tradicional, tan importante o más que las propias campanas.
Sería conveniente restaurar
el conjunto, para mantener la sonoridad, la seguridad y la estética del conjunto actual. Alguna de las empresas existentes es capaz de restaurar los yugos de modo que recupere la madera su estado original.
Nosotros propondríamos la restauración de los yugos de madera y el mantenimiento del sistema de volteo actual, mediante cuerdas, reservado para las grandes ocasiones, y que podría ser interpretado por los Campaneros Caudetanos.
Para el repique podría ser conveniente la instalación de sendos electromazos, de manera que tocasen automáticamente mediante un ordenador no sólo las señales de misa sino otros toques diarios como el Ángelus o las Ánimas.
En cualquier caso los electromazos no deben impedir el volteo de las campanas, y este toque circular debe ser preferentemente manual, con cuerdas desde la iglesia. El ordenador debe tener los mecanismos de seguridad suficientes para impedir que durante un toque manual puedan actuar los electromazos.
Resumen de las propuestas
Pretendemos colaborar con Caudete
y sus
habitantes para la conservación de uno de sus patrimonios más importantes, y sin embargo menos considerados, como son las campanas y el reloj municipal. Nuestras propuestas sólo quieren limitar el uso actual indiscriminado que
pone en peligro el conjunto, como ha quedado demostrado, desgraciadamente, con la Campana de la Virgen,
y con la del Sermón.
También queremos recuperar, en el caso de Santa Catalina, o conservar, en el de la Ermita de la Virgen de Gracia, la sonoridad del instrumento musical, entendiendo como tal el conjunto de campanas, instalaciones y edificio, que hacen que las campanas de Caudete suenen de manera diferente. Esta música está ahora perdida, en ambas torres, y solamente con una restauración respetuosa y bien hecha, entre todos, se puede recuperar.
Valencia, 21 de setiembre de 1997
Dr. Francesc LLOP i BAYO
Adjunto: Anterior informe y características de las campanas de Caudete.
Más información en Internet <http://www.cuIt.gva.es/gcv/caudete.htm>
LAS CAMPANAS DE CAUDETE.
ESTADO ACTUAL Y PROPUESTAS DE RESTAURACIÓN
(PRIMER AVANCE)
Las campanas
de Caudete: características
La completa información generada por las campanas de Caudete, en los últimos años, nos permite acercamos a su estado actual. Existen cinco campanas,
las cuatro
mayores de repique y de volteo, y la
más pequeña, que solamente voltea. Sólo la campana mayor y Ía más pegue/\a son de este
siglo, mientras que las
tres centrales constituyen un magnífico conjunto del siglo XVIII:
|
Campana |
Año |
Nombre |
1 |
1924 |
Campana de Alzar a Dios |
|
2 |
1760 |
Miguel o Micaela |
|
3 |
1760 |
Rosario o Collejera |
|
4 |
1739 |
Miguel o del Sermón |
|
5 |
1950 |
Gorda o Catalina |
|
Estado actual |
|
|
|
En la actualidad las cuatro menores (1 a 4), están mecanizadas siguiendo el sistema Manclús, de Valencia, basado en la sustitución del antiguo contrapeso o yugo de madera por uno de hierro soldado, con una nivelación de hierro fundido.
El conjunto está basado en unos motores con una fuerte retención (generalmente
13/1) que frena mucho la campana y la deja
parada a cada vuelta, forzando mucho el conjunto. Para que el mecanismo
funcione, debe equilibrarse mucho la campana, y esto puede producir roturas: en este caso de la campana del Sermón, que es precisamente la más valiosa por su antigüedad.
Sólo la campana pequeña no tiene electromartillo para los repiques, aunque los que hay instalados son tan
lentos que
no pueden
reproducir la velocidad (y la belleza) de los toques tradicionales.
La instalación de la campana mayor es aún más deficiente (y peligrosa), ya que el "puente“ o eje de giro del que pende la campana y sobre el que actúa la fuerza del motor, es de hierro fundido, estando expuesto a una posible rotura; de hecho la empresa instaladora, que debe ser Rosas de Torredonjimeno, ya no hace más que yugos, de forma similar, pero de hierro soldado, para evitar las roturas.
En este caso
el contrapesado
se consigue rebajando los ejes hasta niveles increíbles, de forma que se puede voltear con un motor muy pequeño.
El desplazamiento de los ejes o la nivelación excesiva tienen una ventaja, como es la utilización de motores más pequeños, pero tienen grandes inconvenientes, de los que hay desgraciados ejemplos en Caudete: rotura continua de badajos (campana Gorda), o incluso rotura de una campana valiosísima (campana mediana), sin contar los daños producidos con toda seguridad a la fábrica, es decir a los muros del campanario.
En consecuencia se puso una reja exterior, por fuera de la campana Gorda, para evitar que cayesen los badajos al vacío. La reja no sólo supone una agresión visual al limpio aspecto de la torre, sino que también es una carga innecesaria, un peso inútil.
En realidad es algo parecido a matar moscas a cañonazos: en vez de resolver por qué se rompían los badajos, se puso un parapeto para recoger los restos caídos. Sin embargo, la causa estaba en el desplazamiento de los ejes, como ya hemos apuntado anteriormente.
Características de la mecanización actual
No podemos juzgar con dureza las electrificaciones de los años setenta y ochenta: se trataba de la única tecnología existente, y la solución a la falta de campaneros.
La ventaja, única, es la posibilidad de
tocar sin mano de obra, en el momento deseado, y con un bajo coste, las campanas.
Las desventajas, sin embargo, son múltiples:
1. Es preciso sustituir los yugos de las campanas, que son a menudo tan antiguas o incluso más que los propios bronces
2. Los motores impiden los toques tradicionales,
ya que no se pueden tocar
directamente a mano
las campanas, sin haber quitado las correas.
3. Los motores
no reproducen los toques tradicionales, ya que las campanas sólo giran
en un sentido,
a velocidad constante, sin variación. La
instalación actual tampoco reproduce el toque
tradicional de
difuntos más comunitario,
como era el medio volteo de las cinco campanas.
4. Los martillos no
reproducen los repiques tradicionales, ya que por sus características mecánicas no pueden percutir las campanas con el ritmo y la intensidad variables con que lo hace el campanero.
5. La instalación eléctrica no cumple las mínimas normas de seguridad: los cables están sueltos, y puestos de cualquier manera.
En resumen: se trata de una instalación pensada para sustituir, de manera definitiva, a los campaneros y a los toques tradicionales, cambiando los ricos toques antiguos por otros muchos más simples, y con una sonoridad mucho más dudosa y limitada.
La falta de respeto a los toques antiguos no es el peor resultado de la actuación, ya que se ponen en peligro, como ha quedado de manifiesto, badajos, campanas, y seguramente la propia seguridad de la torre.
Propuestas de restauración
Las posibilidades de la técnica actual permiten recuperar la riqueza de los toques tradicionales, mediante un proceso que ya ha sido experimentado con éxito en más de treinta poblaciones de la Comunidad Valenciana.
En este proceso deben intervenir varias partes, para que sea un proceso asumido por todos. Por un Iado la propia iglesia, titular de las campanas; por otro lado el Ayuntamiento, como el más alto representante de la población; también debe participar el grupo de campaneros caudetanos, como garantes de la continuidad de los toques y de la futura conservación de las instalaciones.
La restauración debe contar con los siguientes puntos:
1. Soldadura
de la campana
rota. La soldadura es un proceso ya realizado con éxito en más de cuatro
mil campanas,
algunas de ellas de hasta 25.000 kilos. Con esta técnica, que sólo se puede realizar en Alemania o en
Francia, las campanas son puestas al rojo
antes de ser soldadas, y se recuecen antes de dejarlas enfriar muy lentamente, de modo que recuperan la sonoridad
perdida. No olvidemos que la campana es el único instrumento que transmite, a lo largo de los siglos, el sonido original: por ello deben conservarse las campanas antiguas, para reproducir la voz del pasado.
2. Reproducción de los yugos de madera. Los yugos de madera no sólo se caracterizan por un aspecto más noble y estético: ésta es la última de sus ventajas. Los yugos de madera aíslan las vibraciones entre la campana y la torre, preservando la sonoridad original: los de hierro aumentan los armónicos altos, produciendo un sonido más metálico, menos musical.
Pero la principal ventaja de los yugos de madera consiste en que no suelen causar la rotura de los badajos, ya que las
campanas están, voluntariamente. más desequilibradas,
percutiendo las mazas con más fuerza, pero al mismo tiempo rebotando,
sin estar sujetas
a las vibraciones que los acaban rompiendo, con gran facilidad, en las nuevas campanas mecanizadas.
3. Cambio de los motores. Existen nuevos motores, llamados de impulsos, que actúan como los antiguos campaneros: tiran progresivamente de las campanas, haciéndolas oscilar, de manera que acaban por voltear. Como la transmisión está conectada directamente al eje motor, mediante una cadena que tira de una rueda estrecha, y del diámetro de la propia campana, la campana se mueve por su propia inercia. Para voltear estas campanas se necesitan motores mucho menores, de 3 a 5 veces menos potentes que los actuales, pero que tienen la velocidad de volteo regulable e incluso se puede programar el tiempo que tarda en comenzar a voltear o a finalizar el toque.
Desde un punto de vista de gasto energético estos motores son mucho más interesantes, ya que una vez dejan de moverse eléctricamente, las campanas dan 15 o 20 vueltas más, por el propio impulso de la inercia. Por otro lado los motores son muy versátiles, ya que permiten que las campanas también puedan voltear a “medio vuelo", reproduciendo los toques antiguos.
Los motores de impulsos tienen dos ventajas suplementarias:
se pueden
acoplar a yugos de madera, que se conservan en su integridad original. y no impiden los toques manuales, ya que no frenan para nada
la campana.
En caso de estos
últimos toques, sólo se requiere desconectar la corriente, generalmente mediante un interruptor trifásico de seguridad.
4. Cambio de los repiques. Existen mecanismos que tocan casi tan rápidamente como los campaneros, y que permiten reproducir, en gran parte, los toques tradicionales
5. Instalación de un ordenador
para la gestión del conjunto.
Se trata de un pequeño mecanismo, que permite coordinar los toques, e incluso recuperar aquellos tradicionales, que marcaban las partes del día y otros
ciclos litúrgicos, como
los tres toques de
Ángelus diarios, el toque de ánimas, el repique de los sábados que anuncia la víspera de la fiesta o el toque de misa mayor de los domingos.
Este proyecto debe
estar basado en una
nueva filosofía: no se trata
de "sustituir" los
campaneros, sino que se trata de "complementarios". Al igual que ocurre en
otros sitios, como la
Catedral de Valencia, los
motores y otros
mecanismos sirven
para auxiliar los campaneros, y realizar los toques
cotidianos, más
repetidos. lncluso se puede hacer, como en Massanassa, que
han hecho los yugos
de madera nuevos de
las cuatro
campanas eléctricas preexistentes, colocando
cuatro repiques, para que se
reproduzcan los toques tradicionales, pero instalando sólo tres motores de
impulsos de volteo, de
manera que la campana
gorda sólo puede voltear manualmente, para las grandes festividades del año.
Este mismo concepto se ha desarrollado aún más en la citada Catedral de Valencia: de seis campanas eléctricas que había desde 1968 hasta 1988, hay ahora sólo una, para los toques diarios, y se ha pasado de tres repiques a dos, para las dos campanas mayores y los correspondientes toques de Ángelus, ánimas y cierre de murallas.
Sin embargo, los más de doscientos toques festivos de todo el ciclo litúrgico anual se realizan mediante el concurso voluntario de los campaneros del Gremi de Campanero Valencians.
El grupo de campaneros: una alternativa de futuro.
La utilización de tecnología actual se puede complementar de manera excelente con los nuevos grupos de campaneros, que no se basan en el trabajo asalariado, sino en la participación de voluntarios.
Los toques diarios se realizan mediante los mecanismos
automáticos, y los toques festivos
o extraordinarios,
como los de difuntos o incluso
de tormenta, se ejecutan manualmente,
mediante los miembros
de la asociación, que son precisamente los más interesados en conservar las campanas,
en buscar fondos para mejorarlas y medios para dar a conocer sus toques (discos, videos,
postales, publicaciones, programas anuales, etc.).
En este momento
existe un amplio movimiento asociativo, no
sólo en
la Comunidad
Valenciana, sino en otras partes de España,
y en muchos países de Europa, mediante el cual se reúnen los campaneros, se
intercambian información y se ayudan mutuamente para buscar fondos, controlar
procesos de
restauración o
realizar conciertos
y todo tipo
de encuentros y publicaciones.
Proceso a seguir para restaurar las campanas de Caudete
Vistas las condiciones ya propuestas anteriormente, y una vez conocidas las voluntades tanto de la iglesia
como del ayuntamiento, así como de los propios campaneros, el proceso a seguir es el siguiente:
1. Encargar al menos tres presupuestos a empresas diferentes, que
contemplen:
a la soldadura de la campana rajada, en Alemania, incluyendo transporte y gestiones aduaneras la restauración y fabricación de nuevos yugos de madera
•
la instalación de ordenador, motores y otros mecanismos que
reproduzcan los toques tradicionales, no
impidan los toques manuales y se adapten a las campanas con yugo cle madera
• la realización completa de los trabajos (la empresa que reciba el encargo debe entregar el producto terminado, responsabilizándose de todos los participantes que subcontrate, como electricistas, grúa, albañiles, etc.„ de manera que se reciba una instalación a punto de ser inaugurada).
La actuación en las campanas debe ir acompañada, necesariamente, de una pequeña intervención arquitectónica que contemple no sólo la reparación de los posibles daños estructurales y superficiales producidos por la actual electrificación sino la retirada incondicional de la reja que envuelve la campana mayor.
Una vez conocidos
los presupuestos será preciso valorar no sólo e! importe
más bajo, sino la mejor
relación calidad-precio, para
que la inversión sea aprovechable y fructífera.
Conociendo el importe aproximado de las obras,
que estará
en torno a
los tres
y cuatro millones de
pesetas, e incluso antes de
tomar la decisión de la
empresa elegida, ya se podrán gestionar las ayudas (Junta, Ayuntamiento, la Comunidad Parroquial, los propios campaneros).
Será conveniente informar puntualmente a la opinión pública de
los pasos que se den, especialmente a la hora de inaugurar la restauración, de manera que la gente esté informada de la actuación y sepa apreciar los trabajos realizados.
Como es natural, ofrecemos nuestra experiencia para participar a la largo del proceso, no sólo asesorando, sino supervisando personalmente los trabajos que se realicen, hasta su total terminación y entrega.
De cualquier manera,
este primer
avance debe completarse con un estudio más
pormenorizado de
las campanas,
de los toques y de la propia torre, que esperamos realizar a la mayor brevedad.
Sería conveniente hacer llegar copia de este informe a la lglesia, al Ayuntamiento y a los Campaneros, para implicar a todos en un proceso de restauración, que permitirá recuperar la más alta, antigua y emotiva música de la comunidad de Caudete.
Dr. Francesc LLOP i BAYO
Recomendaciones para la
conservación y restauración de campanas y
relojes monumentales
Las siguientes recomendaciones pretenden unificar criterios y aplicar las últimas mejoras experimentadas en la restauración de campanas y relojes monumentales en la Comunidad Valenciana.
Estas instrucciones, que podrán ser ampliadas y adaptadas a las necesidades locales, pretenden mejoras la conservación, el uso y el disfrute de las campanas, sus instalaciones y sus toques, así como de los relojes mecánicos.
Se aportan unos procedimientos para la
elaboración del proyecto, para la firma de contratos,
para el mantenimiento y ampliación de las instalaciones ya existentes.
Los campanarios: un instrumento musical
Los campanarios son un instrumento musical, un conjunto de piezas destinadas a la producción de mensajes sonoros y musicales, en los cuales las campanas son solamente una parte, importante, pero que no puede ser desgajada del entorno.
Debemos considerar las campanas de una forma amplia, integrada, ya que la instalación modifica la sonoridad y permits unos u otros toques.
Hay muy diversas costumbres
locales de tocar
las campanas, que conviene respetar, ya que la
instalación original fue concebida de acuerdo
con esos
usos tradicionales, y cualquier cambio modificará la sonoridad e incluso la seguridad de las campanas y sus toques.
Las campanas
Se asegura que las campanas están formadas en una décima parte por el material empleado, en
otra décima parte por el modo en que el metal fue fundido, mientras que el ochenta por cien restante está determinado por el perfil o forma interior y exterior de la campana.
De la misma manera, para restaurar el sonido de una campana antigua, es preciso que la nueva tenga la misma forma, y que la composición de metal se acerque a la mezcla original. La parte que determina el sonido de la campana es sobre todo la forma interior, el perfil interno, y modificaciones de pocos milímetros pueden cambiar totalmente la sonoridad.
Por ello deberá exigirse en unos casos la unidad de perfiles cuando se trate de campanas nuevas, y en otros, cuando se hagan refundiciones, que se utilicen exactamente los perfiles antiguos. El peso no tiene ninguna importancia a la hora de producir
los sonidos, a pesar de la creencia común que solamente se fija en los kilos y no en la sonoridad.
En ningún caso se puede tolerar que el contenido de plomo supere el 17. Éste y otros metales, más baratos que el estaño, no solamente afectan a la sonoridad de la campana, sino que redundan en una menor duración de esta.
Conservación de campanas antiguas
Las campanas son el único instrumento musical que apenas varía de sonido a lo largo de los siglos. Cualquier cambio (de yugo, de badajo o incluso de ubicación en la torre) modifica su sonoridad y puede poner en peligro la misma existencia de la campana.
Por ello debe tratarse con extremo cuidado las campanas antiguas, especialmente las anteriores al siglo XVII, aún bastante abundantes.
En países como Alemania reservan
estas campanas históricas para unas pocas fiestas anuales, y las sustituyen por otras campanas nuevas para los toques diarios. AI menos debe limitarse su uso, haciendo más breves y espaciados los toques, especialmente los volteos, para que puedan gozar de su sonido éstas y las futuras generaciones.
De todos modos, y para las campanas rotas de especial interés musical, histórico o afectivo, existe la posibilidad de la soldadura.
Hay una empresa en Alemania que se dedica exclusivamente a estos menesteres, y que ha soldado la mayor campana de Europa, la de la Catedral de Colonia, de 22.000 kilos.
Esta técnica, comprobada con éxito en
la Comunidad Valenciana, viene a costar
algo menos que la refundición
de la campana, pero debe aplicarse con cautela, ya que seguramente
muchas de las campanas
que se quiebran, y especialmente las más modernas, se han roto a causa de su mala fundición.
Los yugos y otras partes de la instalación
Si el perfil construye el sonido de la campana, la instalación sirve para difundir y mejorar ese timbre original. Los fundidores tradicionales constituían
los yugos siempre de madera, porque
sabían que dicho material aísla mejor los sonidos y
defiende más la torre de las violentas vibraciones producidas por los
movimientos del badajo y de la campana.
Es cierto que los yugos de madera cuestan más caros, y que precisan un mayor mantenimiento durante los primeros años, pero a la larga son mucho más eficaces, por producir menos daños y una mayor y mejor sonoridad.
Por otro lado hay que recordar que los yugos metálicos no son eternos, como quieren hacer creer sus fabricantes: en estos momentos, cuando los primeros instalados tienen veinticinco o treinta años, están ya en tal mal estado que es preciso cambiarlos,
en la mayor
parte de los
casos. Y por otro lado también hay
que revisarlos anualmente, pintarlos y ajustarlos, igual como los yugos de madera.
En el caso de campanas antiguas sería conveniente construir o restaurar siempre los yugos de madera; su alto coste inicial se ve inmediatamente recompensado pues los metálicos no tienen más de veinticinco años de vida útil, mientras que los viejos de madera, bien conservados, deben durar al menos doscientos años.
Si los responsables de la instalación no pueden permitirse un yugo de madera, que debiera ser similar al tradicional, deben exigir, al menos, un yugo metálica "recto", con los ejes por encima de las asas de la campana.
Es cierto que puede suponer un mayor peso y a veces un esfuerzo más grande para el toque, pero también es verdad que tienen la mayor parte de las ventajas de los yugos tradicionales de madera: mayor sonoridad, no rompen badajos ni campanas, y transmiten pequeñas vibraciones a la tome, aunque su composición aporta un sonido más metálico a las campanas.
Los yugos rebajados, con los ejes che giro a mitad de la campana, solamente tienen la ventaja
de ser muy cómodos a la hora de voltear las campanas, ya que las mismas sirven de contrapeso. No obstante tienen muchos inconvenientes: dañan las campanas, que sufren importantes torsiones; rompen los badajos al desplazarse hacia abajo el centro de gravedad; transmiten las vibraciones al muro; facilitan
la rotura
de las campanas y, además, cambian el aspecto estético de las torres.
Las partes metálicas de la instalación (herrajes y en su caso yugos y otros accesorios) deben ser galvanizadas para una mejor conservación.
El coste de tal operación es muy bajo (unas diez mil pesetas
para todo el trabajo) y asegura una mayor duración de los elementos, que luego pueden ser pintados de acuerde» con los colores tradicionales de la zona.
En el caso de instalaciones con rajaderas, éstas deberán ser tratadas con
pinturas adecuadas para la intemperie, y en ningún caso con esmaltes plásticos, que taponan los poros y producen, a corto plazo, pudrición y daños irreparables.
Debe considerarse, en primer lugar, los accesorios que produzcan una
mejor sonoridad de las campanas. Luego se tendría en cuenta su aspecto, pero considerando lo estático en un plano mucho más secundario;
no se trata de que los yugos, desde la calle "se parezcan" a los antiguos, sino que tengan prestaciones de los tradicionales, especialmente en lo
que se refiere a la
difusión de los
sonidos y a la conservación de los distintos elementos.
Lo badajos.
Los badajos son elementos clave para la difusión del sonido y para la conservación de las campanas. Los badajos de las campanas con yugos de hierro rebajados suelen romperse a menudo (cada dos o tres años); con las campanas antiguas no solía ocurrir en una o dos generaciones.
La solución no consiste en asegurar los badajos con cables de acero ni mucho menos en poner balcones para detenerlos en su caída; basta con hacer yugos
como los antiguos o adoptar soluciones tradicionales. Así, en Aragón, con las campanas muy
equilibradas, la "caña" del badajo era de madera dura, con lo que apenas se producían roturas.
El peso de tales badajos debe corresponder, aproximadamente, a un 1 o algo menos del peso total de la campana. Los badajos de hierro torneado son, a veces, excesivamente duros si no están bien recocidos, y pueden romper la campana o, al menos, desprender pequeños trozos de bronce a cada teage.
En la Comunidad Valenciana se están experimentando badajos con la bola de bronce blando, que producen un sonido más dulce y dañan menos las campanas.
Los badajos son la principal causa de rotura
de las campanas. Dicen los fundidores que "badajo alto, campana rota". También si están demasiado bajos
pueden desprender trozos de la campana. Los badajos deben golpear en el punto más grueso
de la campana, unos pocos milímetros por encima del borde más grueso de la campana. El peso recomendado debe reducirse
en caso de campanas
antiguas. Más vale que suenen menos a que se rompan.
Otro aspecto importante es el atado: en muchos lugares se ligan los badajos con correas a la llamada "asa badajera" o interior de la campana; en otros sitios se atan con
cuerdas. Aquí apenas hay badajos instalados mediante una articulación mecánica de hierro. En algunos lugares hay un
taco de madera entre el badajo y el asa interior
de la campana: eso dicen que aísla mejor la campana de
las
vibraciones propias de la lengua.
En cualquier caso hay que tener en cuenta dos aspectos respecto a los badajos: la seguridad y la acústica. Conviene asegurarse periódicamente del atado de los badajos ya que su
caída a
la calle o
a los tejados
puede ser dramática. Respecto a la sonoridad, y en espera de posteriores estudios, conviene conservar la costumbre local ya que unos u otros sistemas de atado modifican ligeramente el sonido producido por la campana.
La restauración ideal
Las intervenciones en las campanas deben ser consideradas como cualquier otra restauración sobre el Patrimonio Artístico: hay que tratar los objetos con técnicas reversibles, y documentando todo lo que se hace, es decir fotografiando el estado en el que se encuentran antes y después de la obra.
También
debiera existir un proyecto de restauración, escogiendo cuidadosamente, y consultando previamente, lo que
se quiere hacer con las campanas. Hay que intentar
hacer una obra bien hecha, de manera que no sea preciso volver a intervenir, al menos, en los veinte años siguientes.
Una buena restauración y mecanización de campanas debiera de tener en cuenta los tres puntos básicos: que se conserve la instalación antigua (especialmente los yugos de madera);
que los motores reproduzcan los
toques tradicionales; que los mecanismos no impidan para nada los toques manuales.
Los motores
Los motores fueron colocados en los años sesenta, ante la falta de brazos para los repiques y los volteos de las campanas. Aquellos mecanismos, muy primitivos, requerían un cambio completo de la instalación, con lo que se privaba a las campanas no solamente de la mayor parte de su sonido, sino que desaparecía casi todo su interés como objetos históricos, musicales y de comunicación.
Esos "motores continuos, que hoy
son mayoritarios en nuestras torres, producen
grandes daños pues realizan
un gran esfuerzo para poner en movimiento, de manera brusca, a las campanas, produciendo volteos excesivamente lentos y acompasados, y luego
las frenan también de repente, produciendo, a la larga daños en torres, muros e instalaciones.
Hay una tercera vía, totalmente comprobada, de "motores de impulsos", que reproducen los gestos del campanero; primero hacen oscilar la campana hasta que llegan a su punto más alto y luego, con pequeños impulsos, mantienen el volteo sin frenar para nada la campana una vez desconectados. Estas instalaciones se pueden emplear con yugos de madera.
Reproducen los toques manuales y no los impiden:
hoy en día no falta
la gente que quiere, aunque sea muy
de vez en cuando,
subir a tocar a mano las campanas, como en los viejos tiempos, para ciertas ocasiones extraordinarias, o incluso sólo por el placer de tocar. En la Comunidad
Valenciana ya existen varias instalaciones de este tipo en funcionamiento, como son la torre de la Catedral de Valencia o los campanarios de Cheste y Vilafamés, entre muchos otros.
Instalaciones eléctricas
De acuerdo con la normativa vigente para las instalaciones de baja tensión, éstas deben ser realizadas por personal especializado, con el título de Instalador
Autorizado.
Las instalaciones deberán estar preparadas para la intemperie, estando asimismo protegidas contra las tormentas. No se aceptarán nunca conexiones "al aire" o mediante cinta aislante.
Debe haber, necesariamente, de acuerdo con la citada normativa, un interruptor
exterior a la caja de mandos que permita desconectar la corriente
sin tener que abrir el armario, para evitar
daños a los que tengan que trabajar en la sala de
las campanas. También debe existir al menos un enchufe exterior de 220V tanto para realizar los pequeños trabajos
de mantenimiento como para hacer grabaciones, etc.
En el interior de este cuadro de mandos, así como en el armario correspondiente de la sacristía, debe haber un
esquema completo del cableado eléctrico y de la instalación, así como una hoja donde se indiquen las reparaciones realizadas,
el nombre, la firma del operario y la fecha.
En el caso de campanas eléctricas,
debe haber una serie de interruptores exteriores que permitan el volteo y el repique de cada una de las campanas
motorizadas desde la misma sala de las campanas, tanto para realizar las pruebas necesarias para su mantenimiento como para hacer, si se precisan, toques eléctricos mandados desde la misma Torre.
Contratos de mantenimiento
Apenas existen contratos de mantenimiento, que debieran ser obligatorios en todas las torres
motorizadas, ya que hay numerosas piezas en movimiento, que deben
ser revisadas de manera regular.
Lo normal, en Europa,
es que haya
un par de empresas que fundan campanas por país y
de dos a cuatro
empresas por provincia dedicadas únicamente a la conservación y a veces a las instalaciones). A cambio de esas cantidades, la empresa realiza inspecciones regulares cada dos a cuatro meses, sin cobrar desplazamiento ni mano de obra sino, solamente, los materiales sustituidos.
La empresa, como es normal, es responsable, no solamente de los materiales que coloca sino, a través de un
seguro, de los
daños que pudiera producir por acción u omisión.
Estas pequeñas obras conservan muy bien las instalaciones, y retrasan
los grandes trabajos de mantenimiento que, si se realizan solamente cuando hay un accidente o una avería importante, pueden causar grandes desembolsos económicos y generar responsabilidades a los
párrocos u otros titulares de las instalaciones.
Limpieza de las instalaciones
Uno de los elementos aparentemente menos importantes, pero que acaban produciendo daños
a la larga en las instalaciones es la falta de limpieza de las torres. Es frecuente encontrar en cualquier
sala de campanas, no solamente los motores o correas sustituidos por avería, sino escombros de las
obras realizadas, incluso hace muchos años.
Cualquier
contrato de reparación, de mantenimiento o de nuevas obras, debe incluir necesariamente la limpieza de la
sala una vez concluidas las operaciones, así como un repaso sino semestral
al menos anual, para evitar esos daños
que se producen a la larga pero que son difíciles y costosos de arreglar.
No obstante deben conservarse los hierros, las maderas y otros componentes de la instalación antigua, que solamente se podrán destruir tras el correspondiente estudio técnico. Se deberán mantener los gruíüW, o inscripciones pintadas en las paredes, que aportan numerosos conocimientos sobre campaneros e instaladores anteriores.
También hay que
guardar los
mechinales o
agujeros de
obra de paredes y techos,
que permiten los desplazamientos de las campanas en casos de averías o reposiciones.
Los toques
Las campanas, los yugos, las mismas torres, constituyen un conjunto pensado tradicionalmente para
producir un resultado hermoso y lleno de significados: los toques.
De la misma manera existe un movimiento creciente, en todos los países europeos, de la vuelta a los toques manuales de las campanas. Catedrales como la de Segorbe o la de Valencia han desconectado o reducido a su mínima expresión los toques eléctricos, avisos diarios o de horas. Todas las festividades del año litúrgico se expresan a través del glorioso y siempre creativo y distinto toque manual.
Por tanto, aunque no existan
campaneros a corto plazo, las instalaciones no solamente deberán reproducir los toques tradicionales sino
que deberán
posibilitar, sin
ninguna manipulación en motores o correas, los toques manuales de las campanas, para posibles conciertos o toques extraordinarios.
Del mismo modo deberá contemplarse la implantación de nuevos toques adaptados a las necesidades actuales, tanto en las antiguas instalaciones tradicionales, como en aquellos nuevos conjuntos que se construyan a partir de ahora.
Deberá tratarse de realizar, en el caso
que la electrificación o la refundici6n séa
imprescindible, conjuntos
de campanas
y de toques creativos
y musicalmente
hermosos, para
que puedan
transmitir los
altos mensajes que les
son
encomendados.
Los seguros
Deberá pensarse en contratar seguros adecuados a las
campanas, las instalaciones
y los
toques, o adaptar los seguros existentes de los edificios para que contemplen estas contingencias.
Más vale pagar un pequeño
seguro cada
año que ver destinada la instalación por un rayo o sufrir una campana quebrada y tener que gestionar grandes cantidades de dinero para su reparación.
Como las campanas y sus instalaciones mueven masas muy pesadas, que suelen estar al aire libre,
los seguros deberán contemplar daños a terceros, tanto en las personas
(por caída de badajos u otros objetos) como en las cosas
(edificios, automóviles cercanos. ..).
De cualquier manera todos aquellos especialistas que intervengan en la construcción, restauración o reparación de las campanas en las torres,
deberán contar con los correspondientes seguros que garanticen su solvencia y defensa frente a casos de accidente o avería.
El proyecto de
la restauración
Cualquier instalación o renovación que se haga, no solamente en un monumento sino en un edificio particular o industrial, necesita un proyecto y una autorización legales para su puesta en marcha. Las campanas, a menudo instaladas en edificios o conjuntos protegidos, son modificadas sin embargo sin comunicarlo a quien tiene el deber y el derecho de autorizar y de inspeccionar dicho trabajo.
Cabe recordar, que todo trabajo, hasta el simple cambio de un badajo, que se realice en un campanario, debe ser comunicado. Una actuación de electrificación de campanas afecta no solamente al Obispado correspondiente sino a la Consejería de Cultura y seguramente a la de Industria en casos de electrificación y motorización así como al Ayuntamiento local, para los permisos de obras.
Las instalaciones suelen hacerse por una relación
directa entre parroquia y/o ayuntamiento y el instalador, sin
el menor conocimiento, autorización y control por parte de las esferas superiores. Esto redunda,
siempre, en una indefensión del cliente, que no suele tener argumentos ante unas empresas que acaban haciendo lo que mejor les parece, al no tener delante nadie preparado técnicamente.
Al menos deberá exigirse una Memoria Valorada que incluya el trabajo terminado (estudios previos, transportes, dietas, instalaciones, ajustes, limpieza, y desmonte) así como los plazos de garantía y las responsabilidades de la empresa que instala. Del mismo modo se deben tener en cuenta las características de la instalación y describir, pormenorizadamente, los trabajos propuestos con todas sus consecuencias sonoras, mecánicas, dinámicas, eléctricas, etc.
Se detallarán las características técnicas de las campanas, motores e instalación eléctrica. Serán estas condiciones, y no el precio, el que deba determinar la elección de la empresa. Con ello aumenta la calidad de los trabajos y mejora el modo de intervenir de las empresas, demasiado acostumbradas a unas actuaciones sin el menor control técnico ni musical.
El contrato
No debiera firmarse ningún contrato sin la Memoria Valorada, autorizada por el Obispado
correspondiente. Del mismo modo, y en caso de campanas anteriores
a 1900, o en torres o conjuntos protegidos, es preceptiva la comunicación a la Administración correspondiente, de acuerdo con la Ley del Patrimonio. Estas gestiones suelen realizarse, de manera mucho más ágil, a través de la propia Comisión Mixta Iglesia-Comunidad Autónoma.
Los relojes
Los relojes, especialmente los más antiguos, son una parte importante de nuestro patrimonio, que debe ser especialmente cuidada. Más allá de que su propiedad sea municipal o eclesial, importa su mantenimiento y conservación.
No siempre es conveniente sustituir relojes
antiguos por
otros electrónicos,
ya que aunque
puedan suponer
una mejora en la exactitud, también suponen una pérdida patrimonial
a veces irreparable. Por otro lado los relojes electrónicos, mucho más sugerentes por su exactitud y comodidad, suelen tener una vida útil de apenas quince años.
Sería
conveniente, y una muestra de desarrollo cultural, que se mantuvieran en marcha los relojes antiguos, a pesar del esfuerzo que supone su conservación; el tener un reloj histórico, que es preciso cuidar
a diario para que funcione,
debe ser considerado como una muestra de orgullo y de defensa del patrimonio y no como una maldición de la que hay que liberarse.
Hay que evitar la sustitución innecesaria de las esferas. En caso de relojes de una sola aguja horaria, ésta deberá ser mantenida, y se evitará que las esferas sean un anuncio publicitario, con eI nombre de la empresa que la ha realizado. Únicamente permítase poner el año en que se hizo y nada más.
En ningún caso deben permitirse
los relojes de sonido electrónico para sustituir campanas ya existentes. Estos relojes de sonoridad eléctrica no deberían instalarse ni siquiera en torres nuevas o sin campanas ya que su sonido, siempre de baja calidad, no puede ser comparado al de un bronce. Téngase en cuenta que hoy los relojes públicos constituyen un lujo cultural,
pero no una necesidad, por lo que debe limitarse su
uso si no cumplen con unas mínimas normas de calidad y de aspecto.
El silencio nocturno de los relojes depende de las costumbres locales, pero debe tenerse en cuenta que, si molestan a los primeros días, dichos sones acaban por hacerse naturales al poco tiempo, y pueden servir para acompañar a muchos en sus noches de desvelo.
A todo caso puede hacerse, como en la Catedral de Valencia, una ilumitacion de los sonidos nocturnos, evitando los toques de los cuartos y tañendo sólo las horas correspondientes y un sólo golpe de una campana menor para marcar las medias, desde las doce de la noche a las ocho de la mañana.
Propuesta de colaboración
Con estas normas generales, que ya hemos experimentado en nuestras
Sierras, queremos ofrecer una colaboración técnica para resolver los múltiples y
específicos problemas que plantea cada restauración. No olvidemos
que no se trata de escoger eI presupuesto más barato,
sino aquel que produzca la calidad adecuada a las necesidades; a menudo lo barato es caro y más en trabajos
como éstos, que
debieran realizarse una sola vez en la vida.
Queremos ofrecer nuestra colaboración, y proponemos una hoja para remitir información a la Comisión Mixta de la Comunidad Autónoma correspondiente; en ella se marca una serie de datos que permiten aconsejar el tipo de trabajo que debe realizarse. Agradeceríamos el envío de una copia, solicitando nuestro informe sobre la restauración propuesta.
Es evidente que los técnicos no debemos entrar, para nada, en los aspectos económicos y comerciales de las campanas y relojes, pero si debemos intervenir, de manera conjunta, para aconsejar sobre la fabricación, el mantenimiento y la restauración de campanas, sus instalaciones y sus toques.
Un patrimonio como este no puede ser dejado exclusivamente en manos de las empresas especializadas. Las parroquias, los ayuntamientos, las Comisiones
Mixtas correspondientes son, en suma, los clientes y ellos, y no los industriales, tienen que marcar las condiciones, las necesidades, los usos y las alternativas
del mercado
en torno a este mundo tan sugerente, emotivo
y vivo de las campanas y sus toques.
GREMI DE CAMPANERS VALENCIANS
Ermita de Santa Llúcia - Carrer de l'Hospital, 15 Teléfono (96) 3404933; 392442s 46001 - VALÈNCIA
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