Debido a la aplicación de la justicia social y al formar
parte de la historia a la izquierda, la hemos (o se ha visto obligada) a
protagonizar una misión importante: lograr que el ser humano se emancipe para
poder desarrollar su vida en libertad. Se siente tan embebida en este proyecto,
que cuando no lo logra, se acompleja de haber fallado en su empeño, pensado
(sea cierto o no) que la victoria estaba al alcance de su mano.
De entrada,
siempre esperan los marginados, los pobres, los dominados, que la izquierda los
movilice para hacerse con el poder, y así cambiar su lamentable situación.
Cuando no se alcanza este objetivo, esta clase social deprimida se siente
defraudada y engañada; y en el colmo de la soberbia y de la necedad otorga su
voto a partidos liberales o conservadores.
Las causas ante esta pérdida de votantes son variadas: servilismo hacia el líder; o bien la estratagema que ha seguido el partido; su organización interna; sus barones o grupo oligárquico interno; las inevitables y perpetuas fragmentaciones de la izquierda. Intenta corregir estos errores, y una y otra vez más lo intenta con perseverancia volviendo a tropezar.
Entonces se hace un repaso a la historia
comprobando que los fracasos han sido más abundantes que los éxitos, provocando
crisis de identidad constantes por unos resultados electorales en los que, a lo
mejor, no ha tenido la culpa. El caso evidente, se quiera o no, es que las
izquierdas en Europa lo están pasando francamente mal, se haga lo que se haga.
Hoy ha cambiado mucho la situación de la política. Hace años, la política iba muy por delante de la economía; los ciudadanos estaban convencidos de que, otorgando su voto a la izquierda, tenían la capacidad de elegir el tipo de economía en la que querían ser gobernados. En la actualidad, y desde hace demasiados años, la realidad es todo lo contario: los poderes económicos son los que dan las directrices de gobierno a los políticos.
El
hundimiento de la Unión Soviética y de sus satélites, el furtivo y voraz capitalismo
de estado que practica China y la lenta y constante agonía-suicidio de los
partidos socialdemócratas; siempre bañados en la nostalgia del keynesianismo al
finalizar la Segunda Guerra Mundial, no evitan que las democracias se diluyan y
se conviertan, tan sólo, en un: “quítate tú, que me pongo yo”, abandonando
cualquier compromiso adquirido.
Ante esta situación, se destapan situaciones muy inquietantes y contra natura: trabajadores de clase media que votan a partidos de derechas e incluso, casi fascistas; o técnicos con una calidad elevada que conceden su favor a partidos más allá de la izquierda.
Lo que da a entender que
la desconfianza absoluta de los ciudadanos en sus representantes ocasiona unos
resultados electorales disparatados e incluso estrambóticos. En esta ausencia
de respaldo popular hacia sus dirigentes, ¿qué puede hacer la izquierda en un
mundo dominado por las cifras económicas, cuando la fe de ésta consiste en la
capacidad del colectivo humano en decidir el destino común?
El caso del PSOE en España resulta interesante. Consiguió en el 82 una confianza estupenda en las urnas del 50 por ciento, que se mantuvo casi hasta el 93. Pese al 21 por ciento de desempleo en el 86; la liberalización de la economía y su apertura a mercados exteriores. Incluso con la reforma laboral (creándose por vez primera el contrato temporal) y la terrible reconversión industrial.
Todo este gran respaldo del votante socialista se rompió cuando su Sindicato-socio, UGT promovió la huelga general del 14 de diciembre de 1988 que paralizó completamente al país; infringiéndole la pérdida de más de dos millones de votantes en el 90.
Se lo merecieron por una absoluta “incoherencia ideológica”; coronando ésta en 2008 cuando se encontraron sin ideas económicas ni políticas para hacer frente a la gran crisis que ellos trataban de camuflar de manera estúpida. Su electorado en justa correspondencia les castigó en 2011 con un ridículo 28,8 por ciento. En 2016 con la aparición electoral de Podemos el porcentaje del PSOE bajó aún más.
He de
reconocer, benditos lectores, que la capacidad de recuperación del partido
socialista en la actualidad es asombrosa e inexplicable para un servidor. Así
mismo, no dejo de reconocer que son menos los votantes que creen que los
socialistas puedan controlar las poderosas fuerzas del capitalismo mundial.
Concluiré este escrito con un aserto de mi admirado profesor de Ciencias Políticas, Ignacio Sánchez-Cuenca: “El capitalismo surge cuando la presencia del Estado permite a las personas valorar la acumulación de riqueza como un proyecto de vida prolongada en el tiempo”. Toda una desgraciada y cotidiana sentencia.
En 2012, los señores Serrat y Sabina incluyeron la canción
“Cuenta conmigo” dentro del disco “La orquesta del Titanic”. Todo un compromiso
de sumisa obediencia y adaptación de amor hacia prójimo.
https://www.youtube.com/watch?v=67KE1F1K6XE
Si quisieras quererme,
dejaría de fumar
y me haría vegetariano.
Si durmieras conmigo,
dormirían menos tristes
las palmas de mis manos.
Y si los buenos chicos te atosigan,
y buscas chicos duros.
Fingiré ser el duro que castiga
con besos de cianuro.
Si buscas alguien que te trate mal.
Cuenta conmigo.
Si quieres guerra guardo un arsenal
bajo el ombligo.
Y si se trata de tratarte bien,
mejor que un millonario sin dinero.
Olvídate de chulos todo a cien.
Por ti seré un perfecto caballero.
Si me abrieras tu falda de lunares
y me pidieras que me cuide un poco.
Haría footing por los bulevares
con chándal y a lo loco.
Y si es mejor quererte sin permiso,
con rabia y al contado.
Yo te querré, como jamás te quiso
quién más te haya marcado.
Si buscas alguien que te trate mal.
Cuenta conmigo.
Yo nunca tuve una mujer fatal.
Ni tú un amigo.
Y si se trata de tratarte bien,
mejor que un Lord con pantalón de cuero.
Olvídate de chulos todo a cien.
Por ti seré un perfecto caballero.
Si quieres un maldito perdedor,
que humille y que malquiera.
Ponme un pisito, y yo seré el peor
cabrón de tu escalera.
Y si te ponen los matices de mi lado femenino.
Por ti comulgaré en misa de diez
con ruedas de molino.
Si buscas alguien que te trate mal.
Cuenta conmigo.
Yo nunca tuve una mujer fatal.
Ni tú un amigo.
Y si se trata de tratarte bien,
mejor que un Casanova con liguero.
Olvídate de chulos todo a cien.
Por ti seré un perfecto caballero.
El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero... De los demás.
ResponderEliminarCuando la izquierda pierde unas elecciones intenta destruir el país.
Cuando las gana lo consigue.
Llegaron mediocres y pobres al poder en pises ricos. Ahora son ricos políticos en países pobres.
Existen muchas definiciones de lo que traen las políticas socialistas y comunistas.
No hay peor ciego que el que no quiere ver.