sábado, 15 de octubre de 2022

De la interesante conferencia impartida por Joaquin Mollá Francés sobre la construcción y los diferentes usos que ha tenido la Casa de la Cultura a lo largo de 100 años.

 

La pasada semana, Joaquin Mollá Francés impartió una conferencia en el Museo de la Acuarela dentro de los actos programados por la Concejalía de Cultura para conmemorar los primeros "100 años de la Casa de la Cultura". Nos habló de cómo surge este edificio, quienes lo hicieron posible y que usos ha tenido a lo lardo de un siglo.  

  Joaquin Mollá estuvo acompañado por el Alcalde y el Concejal de Cultura que nos dio una relación de los libros y artículos de historia local que Joaquin tiene publicados en distintos medios, entre ellos, los Programas de Fiestas.

Del edificio y usos de la Casa de Cultura Joaquin nos contó lo siguiente:

     "Ya a finales del siglo XIX y principios del XX existen referencias a Sindicatos ideológicos y profesionales. Lo que es cierto e indubitable es que este edificio fue creado por un Sindicato de ideología profundamente católica, que se llamó “El Progreso”. Fue un sindicato profesional pues iba dirigido preferentemente a los agricultores de Caudete. No excluye otros trabajos como el ganadero e industrial, pero este último lo reduce a cuando lo crea conveniente”. 

El Sindicato, “El Progreso” se dedicó, como luego veremos, a la primera parte del proceso productivo agrícola: la de la siembra, cultivo y recolección. Con los años se extenderá a la gestión del posible excedente dinerario que hubiera.

En la introducción que escribiera D. Jesús Sánchez y que informa que este Sindicato se fundó el 1 de junio de 1909, aunque en otras fuentes se indica que fue el 21 de agosto. Quizás una fecha se refiera a asamblea constituyente y la otra a su reconocimiento jurídico.

En cualquier caso, los sacerdotes Santiago Amat Payá, Párroco, y Francisco Díaz Alcover, sacerdote organista, se implicaron mucho en el proyecto junto con José Martínez Olivares y Juan Requena Carpena. De éstos últimos apenas si he podido localizar datos para hoy. Don Jesús deja claro que en 1956 ya no existía pues la legislación existente solo permitía los Sindicatos de tipo vertical.

Este sindicato nació modesto, con pocas pretensiones y sin ningún apoyo oficial. Tan solo el espíritu emprendedor de sus fundadores. Su primera sede social estuvo en el número 3 de la calle Abadía. No por nada, sino porque el artículo 6 de sus Estatutos explica que mientras no tenga sede propia lo será el domicilio de su Presidente. En el número 3 de la calle Abadía vivía el párroco Santiago Amat.

Pasó luego su sede al número 9 de la calle Nueva, hoy Deán Martínez, y luego a la calle San Ramón número 5, que hoy es el principio de la calle de Las Eras y desde se proyectó el nuevo edificio ya de su nueva y última sede.

Don Jesús Sánchez decía que uno de sus promotores fue Francisco Díaz Alcover. Poco diré salvo que estuvo destinado en Caudete, donde destacó con excelente sacerdote y buen músico. Pero al poco de crearse el Sindicato marchó a Alicante y por eso en algunas fuentes ya no lo citan.

Sin embargo, en 1939 regresó a Caudete y fue gracias a sus gestiones y contactos que se logró solucionar los graves problemas de tesorería que arrastraba esta entidad desde el final de la Guerra civil.

El otro fue Santiago Amat Payá. Y como además de sacerdote era licenciado en Derecho, ayudó jurídicamente a muchas instituciones y personas durante los más de 30 años que permaneció en Caudete. Así fue el que puso en marcha el Asilo de San Juan Bautista y la fundación que Alberto Gil Ortuño instituyó tras su accidentada muerte. Y que fue el que redactó el borrador de los Estatutos de este sindicato.

Poco sabemos de las actividades del Sindicato hasta 1913. Con todo, se compraban fertilizantes, semillas y herramientas en gran cantidad para luego revenderlas a los socios con un margen muy pequeño. Este Sindicato admitía pagos al contado y también a crédito.

Sí podemos decir que el 15 de enero de 1912 el Presidente Juan Requena Carpena propone a la asamblea general, celebrada en el teatro calderón, la compra a Jerónimo Pedrós Ruiz de una casa situada en la calle de San Ramón número 1. El asunto es aprobado por aclamación de la mayoría y se comisiona a Lucas Bañón y a Manuel Martí para gestionar la compra. Era Secretario Miguel Díaz Sánchez.

Es una gran propiedad que había pertenecido a Alberto Gil Ortuño, que ya nombré antes porque había creado una fundación para pobres también, y que usufructuaba su esposa Mª Gracia Pedrós Golf, que había fallecido poco antes.

Recuerdo que el Sindicato se había fundado a mitad de 1909 y en apenas dos años y medio después se lanza a la compra de una gran finca con una casa enorme y dos huertos bastante capaces. El precio de compra es de 15.000 pesetas, y la escritura de compra se firma el 29 de marzo de 1912.

Ocurre que el Sindicato carecía de reservas suficientes para afrontar esta compra y las pequeñas obras de reforma ya previstas para adaptar la casa a su uso público por lo que dos días después, el 31, de este mismo mes de marzo el sindicato solicita un préstamo de 9.000 pesetas, 54 euros, como no funciona ningún Banco en Caudete se recurre a un préstamo mancomunado otorgado por Antonia Beltrán Pedrós y su esposo Luis de Teresa Pérez y Jerónimo Pedrós Ruiz.

Las condiciones de este préstamo son bastante duras, casi leoninas: se ha de devolver en cuatro plazos anuales de 2.500 pesetas cada uno, por lo que el sindicato devolverá 10.000 pesetas, algo más del 11%.

Actúan como avalistas toda la Junta Directiva y otros tantos socios más, hasta un total de 24. Se puede apreciar que ya no aparece Francisco Díaz Alcover, porque había aprobado unas oposiciones a organista en San Nicolás de Alicante, pero aparece otro sacerdote caudetano, hoy beato, Miguel Díaz Sánchez. Comentar que en 1912 residían en Caudete 8 sacerdotes y solo estos tres participaron en el proyecto y trabajos del sindicato.

También y a falta como tengo dicho de estudios en más profundidad, me atrevo a aventurar que fue precisamente por la presencia y supervisión de estos sacerdotes, que no de la Iglesia como institución, que el proyecto nació y se desarrolló de una manera tan brillante. 

Lógicamente no aparecen los grandes terratenientes y potentados locales, que veían este experimento entre curiosidad y temor, sino los medianos y pequeños propietarios, que son los que saben leer y escribir, y en parte son los que aparecen en esta lista. 

El resto de socios braceros y asalariados constituyeron el mayor grupo de socios, que, hay que tener presente, todos pagaban una cuota mensual.

En Almansa, por estos años, con más población e industria, ya tenía varios sindicatos profesionales e ideológicos que había protagonizado sonoras huelgas, duramente reprimidas por la Guardia civil.

Añadir que en 1913 se había fundado la Caja Rural de Préstamos, en la que todos, socios y no socios, podían ingresar dinero u obtener préstamos.

Pues voy a dar un salto hasta 1920, en el que un grupo de socios expone durante una Asamblea “la conveniencia de edificar en el huerto de este mismo sindicato un edificio que sirviera para casa social, almacenes y cooperativa [de compras]”. 

Desde sus mismos comienzos el Sindicato ya se preocupó de crear una escuela nocturna y se realizaban conferencias con contenido didáctico y religioso. Además, en época de cosecha funcionaba una guardería. Durante la epidemia de gripe de 1918 se instaló un hospital y un comedor social.

El 12 de marzo de 1922 y en otra asamblea se expone “que hacía mucha falta una casa social capaz para toda la sociedad y se imponía una modificación de los terrenos y casa de nuestra propiedad. Fue aprobado que Juan Arellano García, José Pérez Díaz y Francisco Requena López asesorarán a la Junta directiva sobre este tema”. 

Resumiendo, la primera intención del Sindicato era ampliar y reformar la sede que usaban y no la construcción de una nueva. Pero comparando los presupuestos se opta, el 30 de abril, por una edificación de nueva planta.

El plan es muy ambicioso, igual de elevado que el precio: 50.000 pesetas, sufragadas mediante la emisión de acciones. Pronto se advierte que el gasto será superior y el sindicato vende el agua que tenía en propiedad ya que al edificar en el huerto ya no le es necesaria, obteniendo 3.010 pesetas. El precio final será de 90.000 pesetas, entre 1´4 y 1`6 millones de euros, casi el doble de lo presupuestado.

Esta construcción posibilitó el desarrollo urbanístico de la zona al quedar obligado el sindicato a abrir la calle Príncipe de los Ingenios y continuar la de San Vicente.

El proceso marcha rápido: el 17 de junio se pide la licencia de obras y el 24 el Ayuntamiento marca la alineación de la fachada para la nueva construcción. Y se programa un gran acto para la colocación de la primera piedra que será el 2 de julio a las 6 de la tarde. 

Me quedo con que ese día 2 de julio y junto a la primera piedra “en el ángulo derecho entrando del edificio de la fachada principal colocando en el interior de ella una botella de cristal y dentro un pergamino con un Acta”. Quizás algún día sea encontrada y actúe como cápsula del tiempo.

Tan adelantadas van las obras, que apenas han durado un año, que se programa la inauguración del nuevo edificio para el domingo 15 de julio, a las 6 de la tarde y se pretende invitar al obispo de Orihuela Francisco Javier de Irastorza y Loinaz, Diócesis a la que pertenecía Caudete.

La asistencia del obispo propició que el acto y la historia del sindicato fuera conocida por muchos. Así, aparecieron crónicas en el Boletín Oficial del obispado de Orihuela, los periódicos La Verdad de Murcia, El Diario de Valencia y El Siglo futuro y El Debate, de Madrid.

 El 3 de agosto se produjo la mudanza a la sede nueva porque había prisas ya que habían aparecido varios compradores para la sede vieja, lo que enjugaría el agujero que la construcción hizo en sus finanzas.

En una foto se aprecia como quedó, más o menos la facha principal. Se observa bien que el edifico se proyectó exento y en lo que hoy es el número 27 de era un camino propiedad del Sindicato por lo que la pared medianera existente es una fachada lateral. Aún quedan huecos de puerta y ventana, hoy cegadas, de lo que fue esta fachada.

En la calle Príncipe de los Ingenios, al menos los números 3, 5 y 7, pertenecían a los terrenos de este edificio y se construyó una tapia que mantenían el mismo ritmo de puerta, ventana y ventana. Les avanzo que se pretendió construir casas para luego venderlas a obreros. No pudo ser y ser vendieron como solares.

La obra social del Sindicato se consolida pues funda un economato para facilitar mejores precios a sus socios. También compra tierras y agua para riego que arrienda a sus socios a precio de coste, sin beneficios.

 Al mismo tiempo desarrolla una acción cultural manteniendo la escuela nocturna y dando uso a su salón de actos, y científica pues no duda en ofrecer, a finales de 1929, a la Diputación Provincial costear un vivero técnico de árboles frutales y forestales. Este vivero hubiera sido pionero en la provincia, pero el cambio de régimen político en 1931 paralizó el proyecto.

En 1933 este sindicato será calificado como una de las organizaciones agrarias más importante de la provincia con 1.091 socios y un capital social de 55.000 pesetas, 330 euros.

Y llegamos a 1936. Con la sublevación de parte del ejército, apoyado por algunas organizaciones políticas, comienza en julio la Guerra civil. Durante esos años este edificio fue casa de incultura pues aquí se habilitó una cárcel en la que se encerró gente solo por su ideología política y religiosa, sin orden judicial alguna ni fueron puestas a disposición de juez civil o militar. 

Aquí se torturó y de aquí salió gente que horas después fue asesinada en una cuneta. Por suerte eso quedó atrás.

Pero además de todo esto, el sindicato padeció gravemente estos tres años de guerra. No solo cesó en su actividad de suministrar productos a bajo precio, sino también la escuela, el comedor y el economato. 

Y lo que es peor: su Caja Rural de Ahorros fue esquilmada pues el dinero existente en caja fue robado y también desaparecieron todas sus reservas de dinero. Por último, sus directivos fueron coaccionados para vender el edificio.

Tras la guerra, los directivos del Sindicato intentaron retomar la actividad, pero les sería imposible. Primero debían iniciar un juicio civil para recuperar la propiedad del edificio y, después, proceder a reparar todos sus desperfectos. También era necesario volver a llenar sus almacenes y recuperar algunos muebles para llenar sus aulas y oficinas.

 Tampoco la nueva legislación permitía la existencia de sindicatos como “El Progreso” de Caudete pues la Ley de 26 de enero de 1940, sobre Unidad sindical, prohibió su existencia y para aquellas que existieran quedaban automáticamente englobadas la Organización Sindical del llamado Movimiento Nacional y sometidas a su tutela y vigilancia. 

Hubo pues que crear una Hermandad de labradores dentro del único sindicalismo vertical que permitían las autoridades franquistas, que quedaría formalmente constituida el 23 de enero de 1943.

Lo que les resultaría imposible sería recomenzar la actividad de la Caja Rural. Con la publicación de la Ley de Desbloqueo bancario de 7 de diciembre de 1939 todos los bancos y cajas estaban obligados a responder de los saldos de sus clientes, con un descuento si se había dispuesto de dinero durante la guerra y también en función del momento en que en la zona fue ocupada por las tropas llamadas nacionales. 

Lo que sumado al cambio de moneda provocó que la Caja Rural del sindicato El Progreso entrara en quiebra técnica. Tras sucesivos aplazamientos en el comienzo de sus operaciones, fue precisamente el sacerdote Francisco Díaz Alcover el que, gracias a sus contactos en la curia y en Alicante, pudo conseguir que esta Caja Rural se integrase en la Caja de Ahorros del Sureste de España, nacida meses antes tras la fusión de otras siete entidades de las provincias de Alicante y Murcia. 

Durante los años de la dictadura aquí estuvo la sede de Falange y de la OJE (Organización Juvenil Española). También funcionó un centro recreativo con futbolines, tenis de mesa y juegos de mesa. Después vendría la banda municipal, transformada en 1975 en Unión Musical Santa Cecilia.

En la planta baja apenas si hubo cambios, se continuó con la venta de abonos, semillas y enseres agrícolas. Con tanto éxito que se terminó construyendo un almacén en lo que fue patio. También se instaló una oficina de cobro de impuestos y una sucursal de la Caja Rural, hoy Globalcaja.

Y en el salón de actos pronto muy comenzaron a organizarse representaciones teatrales o musicales. En 1939 y años posteriores siempre tenían un fin benéfico para conseguir dinero para arreglar destrozos de la pasada guerra, como la que montaron en 1941 los vecinos del Barrio de San Francisco para recaudar dinero para construir una nueva Cruz de término que sustituyese a la anterior arrasada en 1936. 

El director fue Agustín Vila Huesca, un caudetano con gran afición por el teatro y la pintura, y se representó Su desconsolada esposa de Carlos Arniches y el sainete Los Tenorios del Escuadrón, eso sí, convenientemente expurgados para que no hubiera problemas con la censura. Las funciones fueron el sábado 31 de marzo y el domingo 1 de abril.

No hay que olvidar las muchas ocasiones en que se representaronLos Pastores de Belén” de José Bernat Valdoví, dirigidos también por Agustín Vila, y que ahora se realizan en el Auditorio.

Aunque también venían compañías de teatro de Madrid. Hay constancia de una llamada “Compañía de Jaime Olmos” que ponía en escena la Muerte y Pasión de Jesucristo, y tenía tanto éxito que la repetían varios días. Otras obras eran “Genoveva de Brabante” y “La malquerida”, de Benavente.

Conciertos hubo muchos de la banda municipal hasta 1975 y luego de que se transformase en la actual Unión musical Santa Cecilia también. También de los grupos musicales de Caudete como La Plaga, Casablanca, Los Kinopas, Los Comanches, Los Yankis, Los Kades, Los Panchos, Los Luceros, Los Duendes, Las Hermanas Muñoz, y me dejo alguno seguro.

 Durante un tiempo, los quintos de cada año que marchaban al servicio militar organizaban algún acto o baile con la colaboración de algún grupo musical.

Este mismo salón de actos funcionó como cine parroquial desde 1958. El Cine del Sindicato, coincidiendo en esta época con el cine Calderón, el cine España y el cine de verano. En los tres primeros cines había una parte que se llamaba “gallinero”, con el precio de las entradas más barato. Precisamente en este del Sindicato en el “gallinero” no se veía nada porque era un cine con el suelo sin desnivel.

Ya desde 1958 que el Ayuntamiento encargó al concejal Evaristo Bañón Medina, el mismo del certamen que hoy organiza la biblioteca y que lleva 25 ediciones, crear una biblioteca y ya entonces se empezaron a comprar libros que se guardaban embalados en el Archivo, a falta de un local. Lo que ocurrió el 9 de febrero 1963 cuando la Hermandad de Labradores cedió parte de los bajos del edificio al Ayuntamiento para Biblioteca.

Tan adelantados iban los trabajos que se pensó inaugurarla durante las fiestas de ese año de 1963. Pero no sería hasta el 9 de octubre cuando el BOE publicaba la Orden de creación y formalmente comenzada a existir. La inauguración oficial fue el 11 de diciembre de 1963, en presencia del gobernador civil de Albacete y tras la bendición del local por el Párroco. Era Alcalde José Puche Soriano.

Su primer bibliotecario fue el profesor Ángel Aguilar, luego le siguieron Antonio Martínez, José Sánchez Ángel, después su hermano Manuel Sánchez Ángel y Mª Dolores Bañón Graciá. Luego vendrían Mª Gracia Graciá Díaz, su hermana Juana y Mª Victoria Sáez Herrero. 

Fue en 1995 con Rocío Ballesta Tortosa que fue la primera bibliotecaria de carrera que tuvo. Durante la dirección de Javier Rosa Sánchez la biblioteca se amplió, cambió de ubicación y en 2002 se crearon los primeros clubs de lectura, de los que para este curso existen 19 diferentes.

        También se le puso nombre en 2002: Ana Mª Matute. Hoy está muy bien atendida por su directora Mª José Moreno, Candelaria Fausto como agente lector y David Ortiz como auxiliar. Y su buen hacer ha sido reconocido al ganar varios premios.                                                                                                                                                                                                               Regresamos a 1975 porque el 5 de agosto, en otras fuentes el 9, se produjo un incendio en esta casa. Ardió más de la mitad del tejado, lo que comprendía el gran salón de actos. Mal momento para la Hermandad de Labradores pues apenas si tenía actividad propia, pocos asociados y menos recursos para afrontar la reconstrucción y el cambio de régimen político anunciaba su extinción.

 Pudieron elegir vender el edificio, pero el 15 de mayo de 1977 la Junta rectora de la Caja Rural Cooperativa Católica-Agrícola cede gratuitamente al Ayuntamiento su edificio social y “es condición indispensable para la efectividad de esta cesión, que el edificio en su totalidad sea destinado única y exclusivamente para obras sociales que redunden en el beneficio de la mayoría de los vecinos de esta Villa y no pueda ser enajenado”. Era Alcalde Pedro Sánchez Algarra.

Ahora era el Ayuntamiento el que tenía que afrontar el gasto. La naciente autonomía municipal propició que primero se repara el tejado y luego se procuró reconstruir el salón de actos y ofrecer una programación más o menos estable. Así lo entendió el alcalde Vicente Lillo López y acometió reformas en el edificio que ya empieza a denominarse Casa de cultura. 

Se podría decir que Joaquín Pérez Ferri, si no el primer director, sí fue el encargado, al menos a tiempo parcial de iniciar los trabajos de programación, le siguió José Luis Serrano Conejero y después María Sánchez López, que ha sabido exprimir hasta el último recurso para ofrecer lo máximo de todas estas instalaciones.

Fue en 1993 y siendo alcalde Vicente Sánchez Mira cuando comenzaron las obras de lo que habría de ser un Auditorio. El edificio se construyó sobre el antiguo patio del sindicato, luego depósito y tienda de abonos y últimamente almacén municipal. 

 Tras un breve mandato de Vicente Lillo, lo terminaría Elisa Pagan Morant. Por cierto, y durante el mandato de esta alcaldesa, esta Casa acogió el Archivo municipal durante las obras del edificio de Ayuntamiento.

El 29 de mayo de 1998 se inauguró oficialmente este Auditorio municipal con una conferencia del periodista y cronista político Luis Carandell. Aunque los actos se prolongaron durante todo ese verano. Los otros alcaldes que se han sucedido, José Miguel Mollá Nieto y Moisés López Martínez, han ido completando y actualizando su dotación de material además de realizar obras de mantenimiento y mejora.

La construcción del auditorio propició una reorganización de espacios en toda la Casa de Cultura pues el salón de actos del primer piso fue pronto dividido en tres aulas para mejor adaptarse a las necesidades de la Universidad Popular. Por cierto, actividad muy consolidada que este año oferta 13 cursos largos y 21 breves.

En la fachada de Auditorio, una vez comunicado con la escalera centenaria del edificio viejo, se instalaba el 19 de diciembre de este mismo año de 1998 una Oficina de Turismo. Poco tiempo después esta oficina se trasladó y hoy este local está integrado en la Biblioteca como sala de estudio y depósito de la donación de Francisco José Doménech Mira.

El desnivel del suelo de auditorio fue también aprovechado y el 16 de abril de 1999 se creaba elMuseo de la Acuarela Rafael Requenacon obras donadas por el autor y otras cedidas en calidad de depósito.

Luego vendrían otros servicios. La Oficina Municipal de Información al Consumidor, con más de 30 años funcionando, y el Centro de Información Juvenil. Estos dos espacios también serán historia de esta Casa porque está anunciado su traslado a otras dependencias. Como también lo fue el Centro de internet, del que solo queda una placa en la fachada.

En el local que dejó la antigua Biblioteca, junto con varios despachos en desuso y un pequeño patio, se acondicionó la actual sala de exposiciones, Hace poco nombrada José Pérezgil. Y el último espacio ha sido la instalación del Salón de Plenos, órgano máximo de soberanía local.

Y con esto termino un breve repaso a la historia de esta gran Casa. Lo que sí les rogaría es que, si alguno de ustedes conserva recuerdos del Sindicato o de los primeros años de la Casa de Cultura, que, por favor, nos lo hiciera saber".

Joaquin Mollá Francés

4 comentarios:

  1. Muchas felicidades a Molla por su interés por la historia de nuestro pueblo.

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  2. Joaquín Mollá,.¡ Cronista oficial de villa!
    Felicidades Joaquín por tu aportación.

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  3. que maravilla, tantos recuerdos , ahora se por que de mi amor a mi pueblo graciassssssssss muchas gracias

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  4. Historias que no se deben olvidar

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