Cartelización
política es un término en boga que, aunque la Real Academia de la Lengua no lo
tiene reflejado en el Diccionario que poseo, por lo que intentaré explicarlo de un modo
sencillo, a ustedes, benditos lectores de este acogedor blog.
La primera
premisa que debemos de aceptar de manera incuestionable, es la siguiente: Al ser el Estado un gran empresario, la
política deja de ser una vocación, para convertirse irremediablemente en un
empleo.
Lo que caracteriza esta cartelización de la política, al menos en España, serían los siguientes puntos: La política tiene que entablar negociaciones no sólo con los partidos, (los mercados, los bancos, los sindicatos, los empresarios, etc.); los políticos se han transformado en funcionarios y, como es simple, todo trabajador se debe a su Jefe o líder; como el trasfondo del partido es una empresa, ésta debe de tener rentabilidad; al concederle más importancia a sus fondos monetarios, y no precisamente por la aportación de sus militantes, éstos, pasan a convertirse en elementos muy secundarios y poco considerados en dicha empresa....
El ser el
Estado la principal, legal y casi única financiación de manera directa (o indirecta); la
prolongada y casi desdeñada distancia que se mantiene entre la dirección y el
militante y la de éstos con los votantes y simpatizantes; la ocupación en
primer plano de los medios de comunicación como vehículos de transmisión de filtraciones de los partidos; y en último
caso, la casualidad de que algún miembro de esta empresa (perdón, otra vez me
he confundido, son partidos políticos) en algún momento pueda ser el “director”
(soy incorregible, disculpas) del Estado y poder concentrarse en ellos el
reparto del pastel monetario.
Existe otro condicionamiento
secundario para que la cartelización de los partidos políticos se cumpla, se
puede llamar “templanza ideológica” o “disfrazar coherencias” que culminan en
la mentira y el cinismo de modo palmario y vergonzoso, aunque esto último se ha
convertido en algo desgraciadamente cotidiano que al parecer no le ocasiona
ninguna molestia al fanático votante. Apuntaré otro síntoma, el de no tratar
mal y ser respetuoso con la prensa, radio, televisiones para poder ser más que
figurantes en estos medios.
En estas
circunstancias, se produce la doble vertiente de descontento, una hacia los
mini sindicatos del momento y otra a sus votantes ¡hay que hacer magia! Si la
consiguen, (que, por lo visto, lo consiguen) por medio de lo que antes denominé
templanza ideológica, pueden mantener atontados en el tiempo a sus votantes en
su valoración.
A consecuencia de estos desmanes perpetrados por los partidos políticos, los ciudadanos, que siempre caminan en vanguardia de los políticos, se están constituyendo en movimientos sociales alternativos. Pero, a este asunto, le confeccionaremos otro escrito.
En el disco
Mô (Mahón) Serrat dedica una canción a su hija Candela, titulándola “El teu
ángel de la guarda” (Tu ángel de la guarda)
que con linterna de fuego, contra el viento,
barre la mar negra encendiendo
las noches sin luna,
advirtiendo a los barcos
del peligro de los escollos afilados
que se esconden traidores, escondidos,
emboscados en la
espuma.
Como el viejo farero
que, con linterna de fuego, contra el viento,
barre la mar negra encendiendo
las noches sin luna,
yo tengo encendido un faro
para llevarte a salvo donde encuentres amparo,
para que no te trague el mar
y te respeten las
olas.
No vaya a ser que el mar le diese miedo
a tu ángel de la
guarda.
Como el guardabarrera
del paso a nivel que, celoso,
espera el tren que pasa veloz
levantando polvareda
y balanceando el farol
agradece el silbido del amigo
que por caminos de hierro y de noche
huye sin mirar atrás.
Como el guardabarrera
del paso a nivel que, celoso,
espera el tren que pasa veloz
levantando polvareda,
vigilo con celo de amante
que nada detenga tu camino franco
y llegues sin ningún tropiezo
donde la vida te
espera.
No vaya a ser que el mar le diese miedo
a tu ángel de la
guarda.
Como el sereno que
cargado con un manojo de llaves
velaba por el silencio y la paz
del barrio que dormía
y rápido acudía,
golpeando la lanceta, al reclamo
del vecino que daba palmas,
a abrir la portería.
Como el sereno que
cargado con un manojo de llaves
velaba por el silencio y la paz
del barrio que dormía,
piensa que siempre estoy.
A todas horas y en cualquier lugar.
Sólo llámame y lo dejaré todo
para hacerte compañía.
No vaya a ser que la noche le diese miedo
a tu ángel de la
guarda.
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Es sr del caso escribe: "La primera premisa que debemos de aceptar de manera incuestionable, es la siguiente: Al ser el Estado un gran empresario, la política deja de ser una vocación, para convertirse irremediablemente en un empleo". Esto sucede, acentuadamente ahora, pero no es una premisa sino una consecuencia.
ResponderEliminarY que no disfrace el asunto con la palabreja cartelización que tiene que ver con las alianzas entre empresas. Tiene un nombre muy concreto en política: La partitocracia. Y empiecen a pensar los benditos en cuáles son los partidos mas antiguos que durante mas tiempo llevan llevan instalados en el cotarro.
Asunto también sobre el que, a no dudar, nos ilustrará sobre la cartelización de los sindicatos.
Podríamos decir que la cartelización es a la masturbación como la partitocracia a la penetración.