domingo, 5 de marzo de 2023

"Cartelización de las empresas políticas, perdón, de los Partidos Politicos", por Óscar de Caso. Al ser el Estado un gran empresario, la política deja de ser una vocación.

 

          Cartelización política es un término en boga que, aunque la Real Academia de la Lengua no lo tiene reflejado en el Diccionario que poseo, por lo que intentaré explicarlo de un modo sencillo, a ustedes, benditos lectores de este acogedor blog.

          La primera premisa que debemos de aceptar de manera incuestionable, es la siguiente: Al ser el Estado un gran empresario, la política deja de ser una vocación, para convertirse irremediablemente en un empleo.

          Lo que caracteriza  esta cartelización de la política, al menos en España, serían los siguientes puntos: La política tiene que entablar negociaciones no sólo con los partidos, (los mercados, los bancos, los sindicatos, los empresarios, etc.); los políticos se han transformado en funcionarios y, como es simple, todo trabajador se debe a su Jefe o líder; como el trasfondo del partido es una empresa, ésta debe de tener rentabilidad; al concederle más importancia a sus fondos monetarios,  y no precisamente por la aportación de sus militantes, éstos, pasan  a convertirse en elementos muy secundarios y poco considerados en dicha empresa....

   El ser el Estado la principal, legal y casi única financiación  de manera directa (o indirecta); la prolongada y casi desdeñada distancia que se mantiene entre la dirección y el militante y la de éstos con los votantes y simpatizantes; la ocupación en primer plano de los medios de comunicación como vehículos de transmisión  de filtraciones de los partidos; y en último caso, la casualidad de que algún miembro de esta empresa (perdón, otra vez me he confundido, son partidos políticos) en algún momento pueda ser el “director” (soy incorregible, disculpas) del Estado y poder concentrarse en ellos el reparto del pastel monetario.

          Existe otro condicionamiento secundario para que la cartelización de los partidos políticos se cumpla, se puede llamar “templanza ideológica” o “disfrazar coherencias” que culminan en la mentira y el cinismo de modo palmario y vergonzoso, aunque esto último se ha convertido en algo desgraciadamente cotidiano que al parecer no le ocasiona ninguna molestia al fanático votante. Apuntaré otro síntoma, el de no tratar mal y ser respetuoso con la prensa, radio, televisiones para poder ser más que figurantes en estos medios.

          En estas circunstancias, se produce la doble vertiente de descontento, una hacia los mini sindicatos del momento y otra a sus votantes ¡hay que hacer magia! Si la consiguen, (que, por lo visto, lo consiguen) por medio de lo que antes denominé templanza ideológica, pueden mantener atontados en el tiempo a sus votantes en su valoración.

          A consecuencia de estos desmanes perpetrados por los partidos políticos, los ciudadanos, que siempre caminan en vanguardia de los políticos, se están constituyendo en movimientos sociales alternativos. Pero, a este asunto, le confeccionaremos otro escrito.

          En el disco Mô (Mahón) Serrat dedica una canción a su hija Candela, titulándola “El teu ángel de la guarda” (Tu ángel de la guarda)


Como el viejo farero

que con linterna de fuego, contra el viento,

barre la mar negra encendiendo

las noches sin luna,

advirtiendo a los barcos

del peligro de los escollos afilados

que se esconden traidores, escondidos,

emboscados en la espuma.

 

Como el viejo farero

que, con linterna de fuego, contra el viento,

barre la mar negra encendiendo

las noches sin luna,

yo tengo encendido un faro

para llevarte a salvo donde encuentres amparo,

para que no te trague el mar

y te respeten las olas.

 

No vaya a ser que el mar le diese miedo

a tu ángel de la guarda.

 

Como el guardabarrera

del paso a nivel que, celoso,

espera el tren que pasa veloz

levantando polvareda

y balanceando el farol

agradece el silbido del amigo

que por caminos de hierro y de noche

huye sin mirar atrás.

 

Como el guardabarrera

del paso a nivel que, celoso,

espera el tren que pasa veloz

levantando polvareda,

vigilo con celo de amante

que nada detenga tu camino franco

y llegues sin ningún tropiezo

donde la vida te espera.

 

No vaya a ser que el mar le diese miedo

a tu ángel de la guarda.

 

Como el sereno que

cargado con un manojo de llaves

velaba por el silencio y la paz

del barrio que dormía

y rápido acudía,

golpeando la lanceta, al reclamo

del vecino que daba palmas,

a abrir la portería.

 

Como el sereno que

cargado con un manojo de llaves

velaba por el silencio y la paz

del barrio que dormía,

piensa que siempre estoy.

A todas horas y en cualquier lugar.

Sólo llámame y lo dejaré todo

para hacerte compañía.

 

No vaya a ser que la noche le diese miedo

a tu ángel de la guarda.

 

 

 

 

                                                                                    






 

              

         

1 comentario:

  1. Es sr del caso escribe: "La primera premisa que debemos de aceptar de manera incuestionable, es la siguiente: Al ser el Estado un gran empresario, la política deja de ser una vocación, para convertirse irremediablemente en un empleo". Esto sucede, acentuadamente ahora, pero no es una premisa sino una consecuencia.
    Y que no disfrace el asunto con la palabreja cartelización que tiene que ver con las alianzas entre empresas. Tiene un nombre muy concreto en política: La partitocracia. Y empiecen a pensar los benditos en cuáles son los partidos mas antiguos que durante mas tiempo llevan llevan instalados en el cotarro.
    Asunto también sobre el que, a no dudar, nos ilustrará sobre la cartelización de los sindicatos.
    Podríamos decir que la cartelización es a la masturbación como la partitocracia a la penetración.

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