jueves, 26 de marzo de 2020

El Carmelita Alfonso Herrera habla hoy en su "Buenos Días" de la pandemia. "La tristeza de la Parroquia de Santa Catalina al no poder ser visitada por ninguno de sus hijos".

   Ya llevaba seis días cerrada a cal y canto la parroquia de Santa Catalina, desde el domingo, día 15. No podía ser de otra manera. La sociedad en la que está inserta y la sostiene, había sido encerrada en sus casas por una ley tajante: So pena de ser duramente castigados (hasta 30.000,00 € de multa). Debes permanecer en el lar familiar. Salir de él para lo más imprescindible y nunca abusando.

 No contamos con otro elemento a nuestra disposición que ese privarnos de salir a estirar las piernas o a pasar un rato de esparcimiento con los amigos en la taberna para el rito inveterado de tomar el café o un carajillo con el fin de partir la mañana en dos, descansar y retomar aquello que teníamos entre manos. 

   Nada, pues de un plumazo, nunca mejor dicho, plasmado en el Boletín Oficial del Estado, quedó promulgada LA LEY DE ALERTA NACIONAL prevista en la Constitución para situaciones perentorias. 

Y es que, desde diciembre o enero, venían llegando noticias preocupantes acerca de un virus que dieron en llamar COVID 19 (Coronavirus) que, al parecer, había empezado a dar quebraderos de cabeza en la gran China. 

Y tanta fue la preocupación que sus autoridades no dudaron en encerrar a millones de personas en sus casas porque vieron que la manera más efectiva era levantar un muro alto, alto que impidiera su extensión por propagación de una persona a un montón, por un lado, y por otro, viendo las proporciones que estaba tomando lo que, enseguida, se llamará PANDEMIA, decidieron levantar, en diez días, varios hospitales para acoger a todos aquellos que se vieran infestados, porque iban a ser muchos.

Aquí, por estos pagos, los rectores, los encargados de velar por la sociedad no vieron el peligro que se nos venía encima y seguían pasando, cuando no frivolizando, acerca del tema, permitiendo los deportes de masas, los mítines políticos, las manifestaciones multitudinarias… y así nos fue.

Vivíamos al estilo como lo hacían aquellos que componían la sociedad previa al Diluvio Universal, hecho que tuvo lugar en todo el mundo porque nos han llegado noticias en los libros sagrados de distintas religiones y en tradiciones de los distintos pueblo como, por ejemplo, en el Libro del Génesis, capítulos 6 al 8 y en el poema mesopotámico del Guilgamech y en la información que nos aporta el estudio de los arrastres de materia de toda clase que es objeto del estudio de los estudiosos del tema, arqueólogos…

Y, claro, al no tomar las medidas adecuadas siguiendo el ejemplo de China y de otros países, nos vimos sorprendidos por este otro “diluvio” que no fue provocado por ingentes cantidades de agua, sino por un insignificante ser al que llaman virus.

Y siendo tan pequeñico, ha metido en un brete a la sociedad humana de este tiempo, Creo que fue el físico celebérrimo Albert Einstein el que afirmó que “con la raza humana terminará algún día, un simple virus”.

A lo que iba, la Parroquia de Santa Catalina de la Real Villa de Caudete el día 21 de los corrientes, estaba y está hoy triste porque ninguno de sus hijos se acerca hasta ella para visitarla.

 El Sr, Obispo, en connivencia con  la ley emanada del poder político, ha ordenado que ella y todos los centros de culto, permanezcan cerrados para colaborar en la detención de la expansión de la Pandemia viral porque este virus, dicen los entendidos, no sé si jocosamente, aunque la cosa no tiene ni pizca de gracia, que es muy social y que es en la relación de los unos con los otros donde encuentra el camino para viajar y, además, lo hace concienzudamente.  

Nosotros, por no poner el remedio a tiempo, previniéndolo, ya hemos superado, al día de hoy, en fallecidos, a los habidos en China ¡Menuda gloria nos cabe!

Diríase que la parroquia se ha vestido de luto, echándose por encima los crespones para ocultar su pesar, su dolor, su soledad, al ver que no vienen, que no llegan, sus hijos para hacerle una visita.

   Eso he dado yo en pensar contemplando la fotografía que me ha mandado María Virtudes tomada desde su barrio, El Real.
Sí, la parroquia de Santa Catalina estaba y está, TRISTICA.

Recibe mi saludo, mis
      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.3.2020. Jueves
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.



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