Ya
llevaba seis días cerrada a cal y canto la parroquia de Santa Catalina, desde
el domingo, día 15. No podía ser de otra manera. La sociedad en la que está
inserta y la sostiene, había sido encerrada en sus casas por una ley tajante:
So pena de ser duramente castigados (hasta 30.000,00 € de multa). Debes
permanecer en el lar familiar. Salir de él para lo más imprescindible y nunca
abusando.
No contamos con otro elemento a nuestra disposición que ese privarnos
de salir a estirar las piernas o a pasar un rato de esparcimiento con los
amigos en la taberna para el rito inveterado de tomar el café o un carajillo
con el fin de partir la mañana en dos, descansar y retomar aquello que teníamos
entre manos.
Nada, pues de un plumazo, nunca mejor dicho, plasmado en el
Boletín Oficial del Estado, quedó promulgada LA LEY DE ALERTA NACIONAL prevista
en la Constitución para situaciones perentorias.
Y es que, desde diciembre o
enero, venían llegando noticias preocupantes acerca de un virus que dieron en
llamar COVID 19 (Coronavirus) que, al parecer, había empezado a dar quebraderos
de cabeza en la gran China.
Y tanta fue la preocupación que sus autoridades no
dudaron en encerrar a millones de personas en sus casas porque vieron que la
manera más efectiva era levantar un muro alto, alto que impidiera su extensión
por propagación de una persona a un montón, por un lado, y por otro, viendo las
proporciones que estaba tomando lo que, enseguida, se llamará PANDEMIA,
decidieron levantar, en diez días, varios hospitales para acoger a todos
aquellos que se vieran infestados, porque iban a ser muchos.
Aquí,
por estos pagos, los rectores, los encargados de velar por la sociedad no
vieron el peligro que se nos venía encima y seguían pasando, cuando no
frivolizando, acerca del tema, permitiendo los deportes de masas, los mítines
políticos, las manifestaciones multitudinarias… y así nos fue.
Vivíamos
al estilo como lo hacían aquellos que componían la sociedad previa al Diluvio
Universal, hecho que tuvo lugar en todo el mundo porque nos han llegado
noticias en los libros sagrados de distintas religiones y en tradiciones de los
distintos pueblo como, por ejemplo, en el Libro del Génesis, capítulos 6 al 8 y
en el poema mesopotámico del Guilgamech y en la información que nos aporta el
estudio de los arrastres de materia de toda clase que es objeto del estudio de
los estudiosos del tema, arqueólogos…
Y,
claro, al no tomar las medidas adecuadas siguiendo el ejemplo de China y de
otros países, nos vimos sorprendidos por este otro “diluvio” que no fue
provocado por ingentes cantidades de agua, sino por un insignificante ser al
que llaman virus.
Y
siendo tan pequeñico, ha metido en un brete a la sociedad humana de este
tiempo, Creo que fue el físico celebérrimo Albert Einstein el que afirmó que “con la
raza humana terminará algún día, un simple virus”.
A
lo que iba, la Parroquia de Santa Catalina de la Real Villa de Caudete el día
21 de los corrientes, estaba y está hoy triste porque ninguno de sus hijos se
acerca hasta ella para visitarla.
El
Sr, Obispo, en connivencia con la ley emanada del poder político, ha
ordenado que ella y todos los centros de culto, permanezcan cerrados para
colaborar en la detención de la expansión de la Pandemia viral porque este
virus, dicen los entendidos, no sé si jocosamente, aunque la cosa no tiene ni
pizca de gracia, que es muy social y que es en la relación de los unos con los
otros donde encuentra el camino para viajar y, además, lo hace
concienzudamente.
Nosotros, por no poner el remedio a tiempo,
previniéndolo, ya hemos superado, al día de hoy, en fallecidos, a los habidos
en China ¡Menuda gloria nos cabe!
Diríase
que la parroquia se ha vestido de luto, echándose por encima los crespones para
ocultar su pesar, su dolor, su soledad, al ver que no vienen, que no llegan, sus
hijos para hacerle una visita.
Eso
he dado yo en pensar contemplando la fotografía que me ha mandado María
Virtudes tomada desde su barrio, El Real.
Sí,
la parroquia de Santa Catalina estaba y está, TRISTICA.
Recibe
mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.3.2020.
Jueves
P.
Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
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