Decía el dramaturgo español, Jacinto Benavente, “en cada niño nace la humanidad”. Y eso parecía esta mañana viendo a los más pequeños en la calle. Hoy con su salida estaban escribiendo un futuro, que esperemos que más pronto que tarde, también sea el futuro del resto de personas que aguardan confinadas en su casa su momento para salir, de nuevo, a la vida exterior.
Tenían una hora de salida, que por lo que nos han contado quienes han salido y en los medios de comunicación, ya que a nosotros hasta mañana hemos decidido no volver a la vida exterior, ha dado de sí. Ha habido tiempo para acercarse a ver a los abuelos y abuelas, esos que llevaban cuarenta y dos días sin ver a sus nietos y nietas, y a los que aunque estuvieran a mínimo metro y medio de distancia, hoy han sentido más que nunca, que los tenían muy cerca, y que el esfuerzo estaba mereciendo la pena, porque hoy son dos metros, y el día de mañana será un gran achuchón con esos seres tan diminutos, y a la vez tan responsables.
Las normas impuestas para las salidas de los menores eran muy claras por parte del Ministerio de Sanidad. Aun así, por si alguien con tanto texto se perdía, han editado un video tutorial informando de “la fórmula de los cuatro uno: las claves de Sanidad para pasear con los niños durante la desescalada” (“El País”).
Siguiendo dicho vídeo vemos como hay cuatro condiciones para tener en cuenta las salidas: con un adulto, una vez al día, una hora como máximo y a un kilómetro de distancia. Sin embargo, fruto de la picaresca española, en unos casos, y del desconocimiento, en otros, algunas de esas condiciones han brillado por su ausencia.
En el grupo de mis amigas, una de ellas ha preguntado ¿puede ir un adulto por cada niño no? Cierto que la “Guía de buenas prácticas en las salidas de la población infantil durante el Estado de Alarma” editada por el Ministerio de Sanidad, no responde a dicha pregunta, pero si tenemos en cuenta que “se permitirá la salida de un/a adulto/a responsable con hasta tres niños/as”, nos viene a decir que si tenemos dos menores en casa, lo lógico, es que salgan con uno de sus progenitores, y que no salgan los dos progenitores, cada uno con un menor, como se ha dado el caso.
No debemos perder de vista que el objetivo de este permiso es que salgan los niños a pasear, no que sea la excusa para que los mayores rompamos el confinamiento, como he podido observar desde mi balcón donde un niño era paseado por sus dos progenitores, o el caso, de que el padre y la madre salían a pasear cada uno con un menor, algunos de ellos seguramente inconscientes del error que estaban cometiendo, otros conscientes del desliz, porque como me contaba una amiga, iban cada uno por una acera.
Obviamente, estoy segura que esos casos han sido los menos, y que en su gran mayoría todos los que han salido han cumplido las cuatro condiciones marcadas y han sido responsables con su salida.
Cierto que nadie nos va a controlar si salimos más de una hora o si salimos mañana y tarde, pero es que sinceramente en una situación como la que estamos viviendo no creo que necesitemos ningún policía que nos controle, sino que nosotros mismos deberíamos ser nuestros principales policías, ser responsables y no saltarnos las normas, porque con nuestra picaresca de saltarnos las normas no solo perjudicamos al resto de la sociedad, sino también a nosotros mismos.
Mañana se abre un nuevo tiempo dentro del Estado de Alarma, como lo habíamos conocido hasta el momento. Ayer no esperaba que saliera Pedro Sánchez, pero me alegre oírle anunciar la que será la segunda medida de alivio del confinamiento, la actividad física individual a partir del sábado 2 de mayo y la posibilidad de dar paseos en familia, algo que reafirma la idea de que, por el momento, no podemos salir todos los miembros de la familia a la calle con la excusa de sacar a los más pequeños.
Ahora que tampoco se nos olvide, hasta que esa medida sea oficial, que como dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “siempre que la evolución de la pandemia sea favorable”. Por lo tanto, aquellos que se quedaron solamente con la idea de que se va a poder salir hacer deporte, que no se olviden de la segunda parte.
La idea de un nuevo tiempo comienza a materializarse. El martes, según informo el Presidente del Gobierno, “el Consejo de Ministros aprobará el plan de desescalada” y avanzó que “la relajación del confinamiento será gradual y asimétrica, pero coordinada”, por lo tanto se aplicará de manera diferente en función de la situación de los distintos territorios. (“El País”).
Yo la verdad que estoy deseando ser conocedora de ese plan de desescalada, para ver si así además de vislumbrar algo de luz sobre el final del Estado de Alarma, se consigue frenar la inútil, perdonen el adjetivo, carrera por ver quién sale primero del confinamiento, en la que se encuentran algunos líderes políticos autonómicos. Lo importante, creo yo, no es salir el primero del confinamiento, sino salir con las máximas garantías y la seguridad de que al salir, no vamos a provocar que nos tengamos que volver a encerrar en dos días.
En la rueda de prensa del Comité de Expertos, ya no estaban los responsables de las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil y la Policía, muestra de que una nueva etapa daba comienzo hoy. Ayer el presidente del Gobierno les agradecía la gran labor que habían realizado y argumentaba que ya “han cumplido su misión”, aunque viendo algunas imágenes de algunas poblaciones en la mañana de hoy, abarrotadas de niños jugando juntos sin las medidas de distanciamiento oportunas, como si nada pasará, creo que siguen teniendo misión para rato, y que la misma todavía va a ser más importante cuando comience la desescalada, porque como dice un refrán español, “el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.
Las cifras siguen bajando, “España registra 288 fallecimientos en 24 horas, la cifra más baja en más de un mes, 23.190 vidas, en total, se han llevado COVID-19 desde que comenzó la pandemia en nuestro país. El número de personas curadas sigue creciendo, 98.732, de las cuales 3.024 fueron dadas de alta en el día de ayer. Y 207.634 positivos, 1.729 casos nuevos en las últimas 24 horas”. (“El País”. 14.19 horas). Aun así, como apuntaba el doctor Fernando Simón, “hay que seguir con mucho cuidado. Dar un paso atrás sería muy grave para el sistema sanitario y la moral de la población”.
Por lo tanto es tiempo de esperanza, de futuro, pero también es tiempo de prudencia, de responsabilidad… Ayer me llegó un mensaje en cadena a un grupo de WhatsApp en el que se nos acusaba de no quejarnos porque nos habían “privado de nuestra libertad” y “nos habían recortado de derechos esenciales y libertades básicas en una democracia”.
La verdad que no suelo responder a ese tipo de mensajes, pero ayer respondí, y le dije a esa persona que “estoy orgullosa de que con mi escasa libertad esté ayudando a salvar vidas”, porque claro que el Estado de Alarma nos ha coartado parte del Capítulo Segundo. Derechos y Libertades de la Constitución Española, pero su limitación ha sido fundamentalmente para prevalecer uno de los artículos de dicho Capítulo, el artículo 15, el llamado “Derecho a la Vida”.
Me llama la atención que aquellos que hace algo más de mes y medio ponían el grito en el cielo porque no se nos confinaba y seguíamos en la calle, hoy lo ponen porque cumplimos lo que tanto ellos demandaban, exigiendo “nuestra Libertad”, para seguramente poder seguir quejándose mañana porque hemos vuelto a colapsar el sistema sanitario con la repercusión de nuestra salida masiva, y si eso ocurriera, entonces se les olvidaría que hubo un día que fueron ellos los que se quejaron y gritaron, antes de tiempo, que nos dejaran salir a la calle.
Y no me quejo de estar encerrada en mi casa 1.032 horas de mi vida, porque confío en los expertos que asesoran al Gobierno y en la Organización Mundial de la Salud, y porque no me gustaría que mi esfuerzo y el de mi familia de estar sin vernos cuarenta y tres días, el esfuerzo de estar encerrada tanto tiempo, el esfuerzo de muchos españoles y españolas confinados en sus casas se tire por la borda, porque un “renacido experto” ha decidido que ya hemos estado bastante confinado, y el resto, como en el fragmento de una película cuyo título desconozco, y que me paso mi amiga Amparo ayer, donde el alumno que llegaba tarde y desconocía las directrices marcadas por la profesora, escuchaba atónito a sus compañeros decir que la carpeta era roja, para al final él acabar respondiendo que era roja, aunque en realidad su color era verde, le sigamos el juego de exigir siendo plenamente consciente de que la situación todavía no permite una salida masiva de la población a la calle.
Hoy me despido con los versos del poeta español Antonio Machado, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Y con el deseo de que esa senda que dejamos atrás no vuelva de nuevo a nuestras vidas, sigamos haciendo camino a nuestra nueva forma de vida, pero pasito a pasito y teniendo como guías de viajes a la prudencia y a la cautela.
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