martes, 7 de abril de 2020

"Diario de un Estado de Alerta. Día 24", por Claudia Conejero."Siempre me he sentido orgullosa del país que me vio nacer".

 
He dejado de contar los días conforme a nuestro calendario anual. Me he creado mi propio calendario de confinamiento y aunque para mi es veinticuatro y no siete de abril, no puedo dejar pasar que hoy, y desde 1950, se celebra el “Día Mundial de la Salud” con el objeto de crear conciencia sobre las enfermedades mortales mundiales y crear hábitos sanos en las personas.
    Paradojas de la vida, hemos tenido que ser testigos directos de una crisis sanitaria como la que se está viviendo a nivel mundial, para darnos cuenta de lo importante que es la salud en la sociedad, de la fácil que es dañarla y de lo necesario que es mimarla, cuidarla y prevenir a través de hábitos saludables, tan simples como el hecho de lavarnos las manos con agua y jabón.
Ayer nos enteramos que el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha sido ingresado en la UCI por coronavirus, como decía un amigo, Pablo Juan, en Facebook, “no es santo de mi devoción… pero todo el ánimo y fuerza del mundo para superar al bicho”. Y es que ni al mismísimo “Lucifer” le deseo yo que le pique el bicho, pero en este caso creo que el “karma” le ha devuelto toda la imprudencia que tuvo, en un primer momento, en la gestión de la crisis sanitaria, poniendo por encima de la vida de los ciudadanos la economía de un país.
    Otro de los que empezó con el pie cambiado en la lucha contra COVID-19 y que ha pasado “de “lo tenemos controlado” a “habrá muchas muertes” es Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, país que cuenta en estos momentos con “337.646 diagnosticados, 9.648 muertos y 17.582 curados” (“El País”. 11:30 horas).
Con la mente en Reino Unido, Estados Unidos o Brasil, por nombrar algunos ejemplos, y oyendo a altos responsables de la Organización Mundial de la Salud, como el director regional de la OMS para Europa, Hans Kluge, decir que se encuentra “profundamente impresionado por el heroísmo de los trabajadores de primera línea, la solidaridad de los españoles y la resolución inspiradora del Gobierno. 
 Optimismo cuidadoso como resultado de medidas audaces, enfoques innovadores y decisiones valientes” (fuente: Twitter), me reafirmo en la suerte que tenemos de vivir en un país como España.
     Estoy convencida que los “renacidos expertos” discreparán conmigo, a veces creo que vivimos en países diferentes, pero la que yo percibo desde mi hogar es que en España contamos con unos líderes políticos y unos expertos en la materia responsables, conscientes de que lo más importante son las personas y sus vidas, y trabajando desde el minuto uno para solucionar la situación que estamos viviendo; con unos profesionales en primera línea que, con lo mínimo, están dando todo lo que pueden y más para salvar vidas, a veces jugándose la suya; y con una gran parte de la sociedad consciente y responsable con la idea de que hay que remar en el mismo barco y que tenemos que hacer el esfuerzo de parar nuestras agendas sociales para que, más pronto que tarde, las mismas tengan muchas anotaciones por poner y mucha gente con la que contar cuando todo esto termine.
       Siempre me he sentido orgullosa del país que me vio nacer. Respeto, pero no comparto, que haya gente que se sienta más patriota por exhibir la bandera de nuestro país, yo no soy de esas. Yo creo que el orgullo y el amor a la patria se demuestran con gestos, no haciendo un uso partidista de símbolos que deben representarnos a todos por igual, independientemente de nuestra forma ideológica de ver la vida.
Creo que el amor a la patria se manifiesta, sobre todo en los malos momentos, con gestos como el esfuerzo que estamos haciendo muchos españoles y españolas para frenar al bicho, unos quedándonos en casas, y a quienes les corresponde desde la primera línea de batalla. Y por ello, no entiendo, me cabrea y me indigna, que algunos que se consideran más patriota que yo, por el simple hecho de que han decidido adueñarse de la simbología de España para defender sus ideas, sean capaces de romper el confinamiento, infringir el artículo 20 de la Constitución Española manipulando una fotografía sin el permiso de su autor, ponerse en contra de prorrogar el Estado de Alarma, sabiendo, entiendo yo que lo saben, que su ampliación es fundamental para recuperar la vida de ese país que tanto aman, y alentar, en plena crisis sanitaria mundial, a una especie de “Golpe de Estado” para que el Ejecutivo dimita y se forme lo que ellos han denominado un “Gobierno de Emergencia Nacional”. Si eso es ser buen patriota, entonces a mí que me detengan por no serlo.
   Lo he dicho desde el minuto uno, no es momento de sacar rédito político al asunto, no es momento de guerras dialécticas, ni acciones en beneficio propio, es momento de arrimar el hombro, y trabajar juntos y unidos para luchar contra el enemigo de España y del Mundo que se llama COVID-19, que ha provocado que en España tengamos “140.510 contagiados, 13.798 fallecidos y 43.208 valientes que le han vencido”, y en el mundo, “1.256.002 contagiados, 71.387 fallecidos y 242.178 recuperados”. (“El País”. 16:55 horas).
     Cuando todo esto pase tendremos tiempo de valorar todas las acciones realizadas por los distintos gobiernos autonómicos, nacionales, locales, europeos… y de indagar, si es que hay, algún responsable de la llegada del bicho a la sociedad. Pero ahora nuestra máxima prioridad en la vida debería ser aportar nuestro granito de arena para salvar al Planeta del Coronavirus, y con el permiso de mi amiga M. Amparo, que es la encargada de ponernos durante este Estado de Alarma retos en su Instagram para que el confinamiento se nos haga más ameno, hoy os lanzo desde mi “Diario de un Estado de Alarma” al conjunto de la sociedad, un reto que no es otro que hagamos todo lo que está en nuestras manos para ayudar a vencer al bicho.
Caudete, 07/04/2020 17:21 horas del vigésimo cuarto día de “Estado de Alarma”#yomequedoencasa

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