sábado, 5 de septiembre de 2020

"Planteamientos prácticos entre ideas conservadoras y socialistas", por Óscar de Caso.

 Partamos de la premisa y de la realidad de la poca receptividad actual hacia los planteamientos más engorrosos de la izquierda. La otra realidad es el acogimiento de los criterios de la derecha, más directos y sencillos.

          La izquierda defiende políticas más redistributivas: igualdad, reparto, etc. La derecha quiere una sociedad más próspera basándose en el crecimiento de la economía; si se le otorga absoluta libertad al mercado, la prosperidad llegará a todas las familias; el mensaje es más sencillo y entendible.

          La izquierda sostiene que al derogar el impuesto de sucesiones aumentaría la desigualdad de oportunidades. Por el contrario, la derecha apuesta por el derecho a transmitir a su prole lo que le apetezca, que para eso se lo ha “currado”. No quieren impuestos ni para los vivos ni para los muertos. Planteamiento simple y directo donde los haya.

          La izquierda no es partidaria de establecer listas públicas de colegios donde se signifiquen las supuestas calidades educativas de los mismos, con ello los “supuestos” malos colegios estarían vacíos, quedándose tan sólo con los malos alumnos. Además de esto, la carrera entre los Directores por obtener los puestos más elevados en la lista, iría en detrimento de la calidad de la enseñanza. A la contra de este ideario, la derecha replica con el deseo y la libertad de poder elegir de forma razonada el mejor lugar para la enseñanza de sus hijos ¿Cuál de estas dos tesis tiene más potencia?

          En el siguiente punto encontraremos más crispación entre ambos bandos: la inmigración. El socialismo trata de apostar por ella argumentando que aporta diversidad, fusión de culturas y una mayor natalidad a la hora de recibir pensiones por jubilación. ¡No cabemos todos! Gritan los conservadores, incluso ¡Nos quitan el poco trabajo precario que queda!

          La izquierda cuando intenta poner en práctica programas novedosos choca con la realidad: la gente siempre es proclive (por naturaleza humana) a sospechar o recelar de algo inédito o innovador. La derecha apela a la realidad, a lo tangible, a mantener el status quo.

          La izquierda, según opinan algunos filósofos, se identifica con la injusticia, la debilidad, la feminidad, la pobreza, la torpeza, la oscuridad y la muerte. La derecha viene a representar el bien, la moral, el poder, la fuerza, la masculinidad, la riqueza, la sabiduría, la fortuna, la destreza.

          La utopía de la izquierda siempre ha visto una sociedad reflejada en el trabajo. En el lado opuesto, los conservadores reflejan esa misma sociedad en el consumo; conecta con las mayorías, ese afán casi desmedido de necesitar cosas, ofreciéndoles sueños mercantilizables.

          La derecha cuando roba o corrompe, en muchas ocasiones, alega en su defensa que ella también lo hace, pero menos.

          En situaciones extremas, el izquierdista se pasará por el forro cualquier impedimento, ley o personal disidente. La derecha, en cambio, no quiere cambiar el orden social ni económico; lo confirman exponiendo los resultados fallidos de los procesos revolucionarios.

          Si alguien pobre y sin haber tenido recursos tiene que aceptar un trabajo precario y muy mal pagado, la derecha lo considerará libre de hacerlo, ya que nadie le ha obligado. La izquierda sostiene que es una víctima de la opresión de los mercados y, por tanto, la decisión no se debe de considerar, de ningún modo como libre.

          Los progresistas tienden a defender que la diferencia de ingresos entre unos y otros no atiende a los méritos o capacidades del individuo sino, al linaje familiar, suerte o enchufes. El conservador muestra menos cariños a los desfavorecidos, aunque cuando la desgracia que les afecta es exterior a la persona, se muestra compasivo.

          En cada uno los partidos que forman la izquierda se tiene la absoluta convicción de poseer el espíritu más puro de su doctrina; unas diferencias que para las personas corrientes resultan muy difícil de explicar, observadas desde fuera pueden parecer infantiles e incluso algo divertidas, siempre que no rayen en la tiranía, purgas o asesinatos.

  La derecha la forman partidos más compactados, con diferencias muy leves entre ellos. El ideario conservador es muy corporativista. Los grupos que la componen tienen el mismo fin.

         Al derechista no le ocupa demasiado interés la justicia social, está convencido de que va unido a la esencia del ser. El izquierdista está empeñado en criticar las injusticias de nuestro tiempo, pero no sabe aplicar soluciones prácticas para resolverlo.

          Finalizaré el escrito de hoy, benditos lectores, con un párrafo de un relato histórico del estadounidense Martin Luther King, cuando se encontraba recluido en prisión escribió una carta a los moderados (demócratas) blancos, en la que les recriminaba: “El moderado blanco da mayor importancia al orden que a la justicia; prefiere una paz negativa, es decir, la ausencia de tensión, a una paz positiva que surja de la realización de la justicia.”

          Recapitulando: las propuestas de la derecha son propias del sentido común de nuestra época. Lo verdaderamente dañino de ese tipo de “sentido común” es el carácter neoliberal del mismo. 

          En “La abuelita de Kundera”, Serrat refleja la indudable desinformación que la globalización y el impacto enorme de los medios de comunicación impone en la sociedad. La canción tiene 29 años, del disco “Nadie es perfecto”.

  

La abuelita de Kundera y también la mía

conocían cada yerba y sus aplicaciones

sabían lo que tenían dentro los colchones,

sabían leer el cielo y cocer el pan.

 

La abuelita de Kundera en su pueblo checo

y la mía en su Belchite y las dos sabían

que el cura era el confidente de la policía.

Nada tenía secretos a su alrededor.

 

El vecino de Kundera se parece al mío.

Si algo tiene destacable nadie lo diría.

Es un tipo muy correcto que se pasa al día

ocho horas tecleando un ordenador.

 

Mi vecino vuelve a casa y enciende la tele

y brinda con la familia con sidra "El Gaitero"

cuando el locutor afirma que en el mundo entero

no hay un lugar más seguro que nuestra ciudad.

 

Mi vecino nunca supo que esa misma noche

violaron en su calle a una adolescente,

que asaltaron a dos viejas y que un indigente

apareció degollado en el callejón.

 

Mi vecino, aquella noche, se metió en la cama

convencido de tener el mundo controlado

seguro de ser un hombre muy bien informado

respecto a lo que ocurría a su alrededor.   

 

 

 

  

6 comentarios:

  1. L"izquierda sostiene que al derogar el impuesto de sucesiones aumentaría la desigualdad de oportunidades. Por el contrario, la derecha apuesta por el derecho a transmitir a su prole lo que le apetezca, que para eso se lo ha “currado”. No quieren impuestos ni para los vivos ni para los muertos. Planteamiento simple y directo donde los haya."
    TU ERES RONTO ALLA DONDE LOS HAYA,claro que quiero que mis descendientes heredó lo que yo me trabajado oquemarlo si me da la gana, que pasa?

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  2. Intenta contestar sin insultar es fácil, solo que tienes que argumentar, igual no puedes.

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  3. Intencionadamente siempre se argumenta el incremento del impuesto de sucesiones sobre los pequeños patrimonios y esto nadie lo ha planteado seriamente, es más en algunas comunidades se ha bajado sin grandes problemas.

    Lo que no se cuenta es que la desigualdad y la acumulacion de capital esta creciendo como nunca desde el 2.008 y que por primera vez de una forma continuada las rentas de capital superan a las de trabajo en el PIB de los países occidentales. Gravar la sucesión de estos enormes capitales es una (entre otrss) de las medidas urgentes para luchar contra la desigualdad. Es triste ver como los más radicalmente opuestos son los que tienen un piso y unos euros para dejarle a sus hijos.

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    1. Claro, y para que no haya desigualdad, mis descendientes tienen que pagar por tomar posesion de los bienes que yo he pagado durante toda mi vida, tanto en impuestos de bienes inmuebles, como intereses por pedir el dinero prestado para pagarlo, asi como impuestos a la hacienda publica por ser un asqueroso capitalista que tiene un pisico de 90 metros y un olivar de 50 oliveras.
      Mira majo, en esta vida, el que trabaja, gana dinero y puede comprar los bienes que quiera, pero los comunistones de siempre, odian a la gente que trabaja y se esfuerza, precisamente porque eso de trabajar, no va con ellos. Estan mucho mejor recibiendo paguicas y repartiendo la riqueza de los que se esfuerzan. Y asi, solo se va al esclavismo. Lee bien el articulo anterior de este blog, y entenderas, que con la politica socialista de dar a los niños estudios sin esforzarse, lo unico que vamos a conseguir, sera trabajar para los chinos, que sí se esfuerzan en aprender, y en ser los mejores. Dejad ya de tocar las narices con lo de repartir riqueza, que lo unico que haceis es igualar en pobreza, y al que se esfuerce, que nadie le toque lo que se gana con ese esfuerzo.
      Cuanta razon tiene el dicho ese que cuenta que el socialismo se acaba cuando se acaba el dinero de los demas. Cuando europa deje de prestarnos dinero, a ver de donde vais a sacar para las paguicas y subvenciones de las que algunos vivis muy bien sin dar golpe

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    2. No has entendido nada de lo anterior, repites las cuatro consignas de siempre.
      Lo siento.

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