Quisiera partir de la premisa de que más peligroso que Donald
Trump son los millones de votantes descerebrados que le han elegido en el
sufragio para la presidencia de los EE UU; si a esta terrible situación le
añades una pistola colgada del cinturón a cada una de estas bestias fanáticas
nos encontraremos en un escenario pavoroso.
Para los
flojos de memoria significaré que Hillary Clinton le sacó tres millones de
votos, pero debido al reparto de los Estados, Trump logró 80.000 votos en el Midwest, algo así como la población de
la ciudad de Melilla, que le proporcionaron el despacho oval de la Casa Blanca.
Después de Reagan y Bush II, Trump comenzó la tercera fase de la Revolución conservadora en las Américas. Hay una característica que une a estos tres tipos conservadores: su acentuado estilo antiintelectual. Su entrada en la presidencia ha querido ser un borrón y cuenta atrás de los pocos avances sociales realizados por el premio Nobel de la Paz (ja, ja, ja), Obama, al que sin duda creo que le profesaba odio eterno.
Aunque pudiera parecer en un principio algo extraño, para los neoliberales este hombre no termina de ser de su agrado a consecuencia de su nacionalismo exacerbado, de su ilimitada xenofobia junto con una enorme bastedad; le tienen por cutre y hortera.
Trump parece que no tiene otro objetivo que hacer de América la líder en lo político y militar del planeta, obligando al resto del mundo a rendirle vasallaje incondicional; todo esto a los neoliberales no les agrada ni un pelo pues todos estos condicionamientos son características propias de regímenes populistas que debido a su caudillaje impiden la globalización económica y el libre mercado.
En su política económica
durante estos cuatro años de poder ha sido un constante favoritismo hacia las
grandes empresas multinacionales americanas en perjuicio de aquellas otras
empresas que han querido despuntar en el mercado y que amenazan con imponerles
sanciones si no se doblegan a los deseos del señor presidente.
Con su manera de comportarse y de sus escritos y mítines no llego a comprender como le pueden admirar algunos grupos políticos de derechas en Europa.
Prueba del poco agrado que le profesan los neoconservadores han sido las declaraciones de Bush I y Bush II anunciando que en las elecciones presidenciales no le habían entregado sus votos personales, declarando: “El fanatismo de Trump parece fortalecido haciendo a nuestra política más vulnerable”, además añadieron: "El acoso y el prejuicio en la vida pública proporcionan la excusa para la crueldad y el fanatismo, y comprometen la educación moral de los menores".
La única forma de
predicar valores morales es vivir en consonancia”, terminando con:” El fanatismo
y el supremacismo blanco son formas de blasfemia contra el credo americano. La
identidad de nuestra nación radica en identidades civiles”.
Si pudiéramos acceder a su cirriculum, podríamos leer que se jacta de populista, proteccionista, machista, autoritario, nacionalista, demagogo, negacionista del cambio climático y deseoso de reducir la burocracia federal. Hay una mujer filósofa, Nancy Fraser que hay dicho con fina ironía y agudo sarcasmo de Trump "es el timo que menos se ha tardado en descubrir en la historia”.
Su política en todos los campos ha sido una imprevisibilidad; al parecer le pone mucho la sorpresa, siendo esta estúpida cualidad necesaria y constante en el ejercicio de su poder; prueba de ello es que los mexicanos eran los únicos criminales y violadores de EE UU; los chinos invadieron América con sus productos y dejaban sin empleo a los yanquis, más tarde los nombró gloriosos aliados; los rusos pasaron en un pis- pas de ser amigos a ser enemigos.
El trumpismo es la representación del descontento y el cabreo de la parte baja de la población rural que tenían su trabajo en pequeñas industrias locales y que han perdido su empleo debido a la revolución tecnológica, favoreciendo a las industrias de las grandes ciudades. Sus votantes creyeron que era el nuevo Robín Hood que les haría recuperar a la clase media el nivel de bienestar de tiempos pasados.
Ese prometido “sueño americano” de Trump se ha ahogado. En EE UU ha crecido en altura la barrera que han construido los ricos que ostentan los más altos cargos de la política, la cultura y la economía y que han crecido ostensiblemente en número, para conseguir aislarse de los pobres, que ellos despectivamente denominan loser (perdedores).
Casi todo el mundo lo sabía (pero daba igual) que lo que prometía era mentira, que no iba a apoyar a la clase trabajadora. Todo falso.
Lo que verdaderamente ha hecho ha sido apoyar a las grandes empresas, a las multinacionales. El gabinete de Trump está formado por millonarios y multimillonarios (sin complejos…)
La canción de hoy se titula “Dolent de mena” (Malo por
naturaleza). La grabó Serrat en 2012 y la cantó Sabina en el disco “La orquesta
del Titanic”. He considerado que le viene bien al personaje del escrito de hoy.
Un asesino feroz y despiadado.
Con premeditación y por la espalda,
a sangre fría he matado un escarabajo.
Y no me ha temblado
el pulso.
Aplastarlo
-cruje, cruje-
bajo mi pie
-cruje, cruje, cruje-
me hace sentir poderoso como un dios
dejando un rastro de
huérfanos y viudas por todas partes.
Soy una mala bestia, un mal parido, un animal.
Un asesino en serie y a la vez un virtuoso. Un artista.
Nunca me pillarán, no me tiene fichado la criminal.
No tengo antecedentes,
ni móviles, ni motivos. No dejo pistas.
No he matado el bicho por cuestiones de higiene,
ni porque me dé grima este ganado.
Lo hago por gusto, yo soy malo por naturaleza
y me gusta matar por matar
y que no lo sepa
nadie.
Sentir como cruje
-cruje, cruje-
provoca un bienestar
-cruje, cruje, cruje-
una pasada, como después de fumar
un porro cargado de
hachís afgano.
No lo conocía de nada. Era sólo un escarabajo
que no me había hecho ningún otro daño que un poco de asco.
Y a pesar de todo eso le he dejado seco sin piedad.
No tengo
remordimientos. He vivido un momento fantástico.
Nunca improviso, ¿cómo he de decirlo?
Soy metódico, científico, cerebral,
escojo el momento del escarabajicidio
al abrigo de la negra noche
cuando todo el mundo está en la cama
durmiendo.
Le atraigo
-cruje, cruje-
con migas de pan
-cruje, cruje, cruje-
velo a oscuras fumando en el sofá
y enciendo la luz
cuando más confiado está.
Le corto el paso y le pego una patada
que le deja aturdido, moviéndose indefenso, boca arriba,
las patas hacia el cielo temblando a merced de mi
cuarenta y dos de pie.
¿Soy o no soy un dios ...? No mucho.
Cuando recupera el pulso la adrenalina
limpio cuidadosamente la escena del crimen
y vuelvo relajado a las rutinas
de buen padre y marido amoroso
donde escondo los peores
instintos.
Ya conocéis
-Tu, tu ... ah-
mi pecado, pero
-Tu, tu, tu ... ah-
no sabéis quién es el pecador.
tened cuidado, porque
un servidor
le está cogiendo el gusto a hacer limpieza impunemente
y hoy es un escarabajo, mañana ... quién sabe mañana hacia donde le conduce
el tortuoso camino de las pasiones al que es malo,
pero que muy malo, malo por naturaleza.
Afortunadamente, no gano la Hilary Clinton, y gracias a eso, apenas hemos tenido que soportar más guerras en cualquier parte del mundo. La psicópata asesina esa, lo único que sabe hacer bien es pinchar en el avispero de oriente medio para abrir guerras en las que vender su armamento americano. Y en cuanto al otro candidato ,el abuelo, no sé si soy el único que se ha dado cuenta que lo han puesto ahí para ganar unas elecciones, y después se "morira de muerte natural" para meter a la sustituta, que es la que maneja el asunto. Y ya me veo a los estados Unidos con los mismos problemas que en España. Separando y enfrentando al pueblo, para poder dar un golpe de estado y mangonear las instituciones. Vamos, lo mismo que está haciendo aqui nuestro gobierno.
ResponderEliminarY eso allí en un país donde la gente está armada, es como dejarle a un mono una ametralladora.
Así que señor caso, que los comunistas se vayan a su paraíso ruso, chino o coreano, que allí no hay bandera de España, ni americana, y no hay fascistas , y los que estamos aquí, estamos muy felices de vivir con gobiernos fascistas , igual que los americanos. No nos hacen falta salvapatrias socialistos que nos vengan a descubrir nada.
Bravo y mejor no se puede explicar.
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