El pasado domingo coincidí en la Churrería de Gracia y Pepe con dos músicos de esos, como digo en el titular, les gusta la música más que comer.
De la República Dominicana, José Manuel Aybar, más conocido por "Tito", lleva entre nosotros 20 años. Canta, toca la guitarra, el ukele...el piano. Bachatas, rumbas, boleros...son sus canciones preferidas.
Empezaron los dos haciendo bolos en "La Fontana", lo que ahora es "La Notaría". Cuando estuvimos confinados sacaba los instrumentos al balcón de su casa y se ponía a cantar. Nos ayudó a soportar mejor el viacrucis casero a que nos sometiron para combatir el covid-19.
Su padre, José Dolores Aybar, un músico profesional que tocaba el acordeón y que el joven "Tito" ya lo acompañaba con la guaira (similar a la botella de anís) y del que aprendió "a amar la música".
De Pepe "El Lirón" ....¡poco les puedo decir que ustedes no sepan!. Ahora trabaja como profesor de piano en el Conservatorio de Cuenca al que se desplaza los lunes por la mañana y vuelva a su pueblo el viernes por la tarde. Le gusta su profesión y sus alumnos estan encantados con "el maestro", como lo llama "Tito".
Dos buenos amigos y excelentes músicos que han tenido la amabilidad de posar para este blog. Les pedí el favor de que se retiraran la mascarilla mientras les hacía la foto. Con ella ...resultaban irreconocibles. Gracias.
Eso de irreconocibles lo dirás tú jajaja, no pasa nada por posar en una foto sin más mascarilla, pero luego no demonicemos al de al lado por la misma question.
ResponderEliminarSaludos y feliz Navidad.
Chimo, me gustaría publicar un mensaje que te envio después de este, en homenaje a mi padre. No tiene relación con este artículo, sino con la recogida de aceituna. Debería haber publicado el comentario cuando sacaste la noticia, pero no me dejaba hacerlo. No sé si era por el dispositivo. Si no lo crees oportuno, perdona las molestias y no pasa nada.
ResponderEliminarTu blog me gusta mucho y me mantiene informado y conectado a Caudete. Espero que sigas con esto mucho tiempo. Gracias.
A MI PADRE, AGRICULTOR ETERNO Y SUS OLIVERAS
ResponderEliminarEse es mi padre, 92 inviernos el 31 de diciembre tendrá.
Y sigue al pie de sus oliveras, sin más ayuda que sus manos encallecidas y sus huesos desgastados. Y este año han dado mucho fruto, como siempre dice, orgulloso de sus más de cien olivos plantados por él mismo hace ya 25 años.
Lector empedernido, que ya amenizaba a los niños de su calle con lecturas de historietas de Roberto Alcázar y Pedrín, lamenta ahora no tener tiempo... La recogida de la oliva le ocupa todo. Y, cuando llega a su casa, mi madre con la comida preparada, sólo tiene ganas ya de comer y descansar un poco (igual vuelve por la tarde a seguir un rato��).
Por la pandemia, por el trabajo, por vivir en otras comunidades (excusas incomprensibles para él que es de otra pasta, de otro tiempo, aunque a la vez muy actualizado), no hemos podido juntarnos hij@s y niet@s a hacer " nuestra parte por Irlanda". Algún niet@ le ha llevado sacos a la cooperativa, algún otro le ha ayudado a varear, con las mallas arrastrar...
Pero él ya me está avisando, triste y cabreado, que es su último año, que se entrega, que ya no puede más, aunque sabe que al año que viene habrá menos producción.
Y dice que nos toca a nosotr@s ocuparnos del olivar, que en un futuro �� (espero que lejano), alguno lo herederá... Yo le digo: sí papa, pero ahora me es imposible estar ahí contigo, ayudando, relevándote, sustituyéndote en las tareas pesadas. Pero es inevitable mi impotencia ante su situación con "la plantilla" que él esperaba reclutar.
Estos días de viento son peores para él que el frío o la humedad. Las mallas se vuelan y revuelven, no le cunde nada, dice... A estas alturas debería haber terminado, dice.
En fin, esa es su vida y ha sido siempre. Yo, desde pequeño y hasta el año pasado, le he acompañado en la recogida. Y recuerdo esa "ansiedad" viendo que los árboles estaban llenos y llenos de negras aceitunas, y que quedaban tantas hileras o filas de ellos por recoger; la pausa breve para el almuerzo (longaniza y tocino en unas brasas improvisadas), la comida merecida que nos sabía exquisita y, la satisfacción por haber contribuido un poquito y con ello mi padre contentarse.
Sólo espero que la VIDA conceda a mi padre más años, con su salud y él diría con la renovación del permiso de conducir también, para que pudiera ver que su esfuerzo no ha sido en vano, que no dejaremos perder la cosecha, que él podrá ir sólo de jefe o capataz de la cuadrilla, que se limitará a supervisar y ya está.
Ese es mi anhelo...y seguro el suyo también.
Felicidades a tu padre por estar tan activo a esa edad.
EliminarUna historia preciosa de un hijo orgulloso de su padre. Disfrútalo.
EliminarMuchas gracias.
EliminarY perdona por el "atrevimiento".
ResponderEliminarDinos quien es tu padre hombre!
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