sábado, 24 de abril de 2021

"Obediencia ciega de los chinos", por Óscar de Caso. "En Occidente, este sistema de control estatal da los mismos escalofríos que releer a Orwell".

           El Gobierno chino ya ha implantado el sistema de “CRÉDITO SOCIAL”. Los ciudadanos tienen una puntuación basada en sus acciones cívicas y morales. El impago de una factura o molestar a los vecinos con la música demasiado alta puede bajar el marcador de “crédito social”. 

    También quita puntos tirar colillas al suelo, cruzar la calle con el semáforo en rojo y gritar en el metro (la tupida red de cámaras de reconocimiento facial ayuda a vigilar estos comportamientos).

          Al sistema de crédito social hay que sumarle además las apps de estricto control sanitario que se impusieron en China con la llegada del peligroso coronavirus. Al rastreo de movimientos para saber si la persona ha estado cerca de algún foco de contagio se suma un sistema para identificar a las personas con tres colores (verde, amarillo o rojo), que calcula el riesgo de estar infectado. 

Cruzando diferentes variables (poco transparentes), el algoritmo decide qué personas pueden o no salir de casa y a cuáles autoriza para entrar al metro o al supermercado. En tiempos de la COVID.19, un código QR acredita el buen estado de salud de las personas con derecho a comprar un billete de tren o a entrar a un McDonald`s.

          Poco antes de que llegaran estos mecanismos de control sanitario, en China ya funcionaba el sistema de crédito social. Los que pasan a su “lista negra” tienen menos derechos que los ciudadanos ejemplares. No pueden, por ejemplo, viajar en avión, conseguir una hipoteca o trabajar como funcionarios públicos, ni los querrán contratar algunas empresas

  Es un ambicioso sistema digital pensado para controlar a 1.400 millones de personas tanto en el mundo online como en el físico. Los ciudadanos ejemplares tienen ventajas. Algunas inmobiliarias chinas ofrecen, por ejemplo, descuentos de hasta el cincuenta por ciento en los alquileres a los inquilinos que más confianza inspiran al sistema.

          Lin Yunyue, el Académico considerado el padre del crédito social, defiende este sistema de control como mecanismo para incentivar que la gente se porte bien y no delinca. El señor piensa, igual que el gobierno chino, que las libertades individuales están sobrevaloradas: “Comparado con la mejora en la atmósfera de toda la sociedad merece la pena este sacrificio”.

          En Occidente, sin embargo, este sistema de control estatal da los mismos escalofríos que releer a Orwell. Pone en manos del gobierno chino, y en concreto de quienes controlan y diseñan el algoritmo del sistema, la capacidad para cuantificar la honestidad pública de cualquier persona. Además, da cabida a denunciar supuestos comportamientos deshonestos por venganza personal.

          A la antropóloga Xinyuan Wang, investigadora del University College de Londres, no le sorprende que el sistema de puntuación haya sido descrito como una pesadilla distópica. Sin embargo, su estudio etnográfico, en el que entrevistó en profundidad a cientos de personas, la mayoría de los chinos tienen una opinión mucho más positiva del sistema que la visión orwelliana que transmitimos en la prensa occidental:

          Las personas con las que hablé parecían menos preocupadas por renunciar a cierta privacidad si eso significaba un grado significativamente mayor de seguridad y certeza. Y muchas de las personas con las que hablé percibieron el nuevo sistema de crédito social como un proyecto nacional para impulsar la moral pública mediante la lucha contra el fraude y la delincuencia, contra lo que actualmente se considera una crisis de confianza a nivel nacional.

          La antropóloga reconoce en su estudio que factores como la censura podrían haber influido algo, pero eso no bastaría para explicar la forma en que la mayoría de los chinos elogian el sistema de crédito social, incluso entre conversaciones privadas e informales entre amigos.

 Tiene más que ver con la mentalidad. Según ella, la razón subyacente es la necesidad de certezas en una sociedad que ha pasado en poco tiempo de regirse como una civilización agrícola y colectiva a adoptar el individualismo del nuevo capitalismo comunista chino.

          Aunque la tecnología de inteligencia artificial utilizada por el sistema de crédito social puede parecer muy moderna, la lógica estaría arraigada en las raíces de la cultura china desde el taoísmo. 

 Como la creencia común compartida por los chinos es que la vida deja un registro de nuestras buenas y malas acciones, el que actúa bien puede crearse un buen destino. Visto así, el control social sería una especie de karma digital en la tierra. El algoritmo es Dios.

POSDATA.- El escrito de hoy es una transcripción de una parte del libro “Lo imprevisible” escrito por Marta García Aller.

Nota de un servidor. - Si algún poco pensado, después de leer estas líneas no ha percibido con absoluta claridad como el gobierno chino ha conseguido con palmaria rotundidad superar esta pandemia tenga a bien leérselo de nuevo y más despacio.

Hace veinte años Soledad Giménez y Joan Manuel Serrat grabaron esta canción titulada “Pendiente de ti” dentro del disco “Utopía”. Canción tierna, intimista, donde desarrolla la falta de   comunicación rutinaria una pareja.


¡Eres tan egoísta...! Sólo piensas en ti.

Vienes en mi busca cuando necesitas cuartelillo,

y en cuanto lo consigues me dejas y te vas

sin fumarte, siquiera, un cigarro conmigo.

Siempre la misma jugada.

Me utilizas y a otra cosa.

No hablamos nunca de nada.

Ni te esfuerzas en mentir.

Ni me sacas a cenar.

Ni te quedas a dormir.

No sé quién eres tú

ni lo que soy para ti.

Si hay algo entre tú y yo

te importa un pito.

No sabes que vivo

pendiente de ti

y tengo también

mi corazoncito.

Así le habló la rama al pajarillo...

Vienes en mi busca cuando necesitas cuartelillo.

Y así lo repetían, desencantados,

una musa a un poeta y un voto a un diputado.

Y el cordel a la peonza,

y un rayo de sol a un viejo,

y las montañas al eco,

y el soldado al comandante;

y la guitarra a la canción

y la canción al cantante.

No sé quién eres tú

ni lo que soy para ti.

Si hay algo entre tú y yo,

te importa un pito.

No sabes que vivo

pendiente de ti

y tengo también

mi corazoncito.

...Pero te prevengo que no voy a permitir

que sigas jugando con mis sentimientos.

Vendrás a buscarme cualquier día de estos

y tal vez entonces ya no estaré aquí...

No sabes que vivo

pendiente de ti. 

5 comentarios:

  1. ¡¡¡Cristo!!! ¿¿¿Pero el sistema comunista y los chinos no eran buenos???
    Ahora si que me he perdido!

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    1. El sistema comunista es bueno, pero para los que estan con el regimen JODER.

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  2. Si ese sistema lo implantan en España, todo sería culpa de Franco Resucitado, de los corruptos y poderosos, del poder mediático y la oligarquía económica.
    (Me lo se ce carrerilla de tanto oírlo)

    PD.: Pido disculpas anticipadas por la simpleza del comentario... solo es por quitarle hierro y reír un poco, que falta nos hace.

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  3. Es ver el careto del winnie the poo chino y me dan nauseas, como cuando veo la foto del moñas lloron. Anda que si le dan a este el mando del pais nos va a correr buen pelo. solo hay que ver como han dejado venezuela en diez años, desde que el elemento este les vendio asesoramiento a los monos comunistas de aquella buena tierra. Miseria y hambre, lo unico que reparte el comunismo, ademas de explotacion y persecucion a los disidentes hasta exterminarlos.

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  4. Si en Caudete se estableciera un sistema que ayudará a aislar y expulsar a la chusma que nos saquea, sería aprobado por aclamación, venga así en anonimo ¿A que sí? :) :)

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