La pasada semana, Antonio Conejero, Presidente de la Asociación Amigos de la Historia Caudetana me invitó a comer paella. Cuando me dijo quienes eran los demas comensales todavía me gustó más la cosa: Miguel Requena Marco, Miguel Gil y Francisco G. Marco Sastre. A todos ellos les tengo aprecio y cariño. Todos tienen en común una cosa que les hace grandes "dar más de lo que reciben".
¿El menú?. Una ensalada, una señora paella realizada por Virtudes Benito, la hija de Josefa "la Quinza", vino "El Miracle" de "Vicente Gandía", un melón de postre y para remate una ensaimada de las que no se salta un galgo que Miguel se trajo de Mallorca.
Todo este material nos dejó preparados para asistir a la exposición, con todo lujo de detalles, de las vivencias de Miguel en Santa Catalina y anécdotas de la vida de su padre en el medio siglo que estuvo atendiendo el templo como Sacristan.
Se le nota que echa mucho de menos a su mujer ya que a veces se le humedecían los ojos. Pero, queridos amigos, este hombre se acuerda de todo, de nombres, fechas y acontecimientos relacionados con Santa Catalina donde su padre, Manuel Gíl Pérez, fue Sacristan desde muy joven hasta su muerte, en 1963. Te atrapa el encanto que tiene Miguel para contar, de forma sosegada y amena lo mucho que sabe y se acuerda.
Nos habló de las "cencerradas", una especie de bromas, que entonces se le hacían a los viudos la noche que se casaban y de las tres amonestaciones que se les hacían a los que por segunda vez se casaban. Para los viudos, la ceremonia se les hacía en la Capilla de los "viudos", situada detrás del retablo del Altar Mayor.
Miguel nació en 1942 y, hasta que conocio a Catalina, siempre estuvo ayudando a su padre en las tareas de la Iglesia ...que eran muchas. Durante cuatro años estuvo subiendo datos a los Libros de Bautismo y Defunciones. Cuando se inventa el boligrafo dice que "no permitian usarlo en documentos oficiales". Los tenía que escribir a base de pluma y tintero.
Recuerda el emotivo y grandioso entierro que se le hizo al cura Francisco Serrano, hermano de Benjamin Serrano, organista de Santa Catalina, nada menos que con tres paradas y sus correspondientes responsos.
Nos detalló todos los bienes de la Iglesia que su padre salvó de la quema, en julio de 1936 así como las paripecias que tuvo que realizar, jugándose el tipo, para salvarlos.
Viendo lo que había ocurrido desde marzo en otros pueblos puso a salvo en unas tinajas de su casa, en la calle Sacramento, donde hoy tiene una placa dedicada en la fachada, una parte del patrimonio de Santa Catalina. Había nacido en 1903 y a los 12 años ya era monaguillo.
Cálices, alhajas, candelabros, el Crucifijo del siglo XVI, las esculturas de San Cayetano, San Ramón, todos los libros del Archivo Parroquial, atuendos de los curas para decir Misa...y demás reliquias como las formas quedaron a buen recaudo en su casa el tiempo que duró la Guerra. Hizo un inventario de todo lo que rescató.
Cuando por la noche sacaba de la Iglesia estos bienes para guardarlos en su casa le ayudaba en la operación de salvamento Joaquin Bellota. Dice "que no les dio tiempo a sacarlo todo".
Miguel Requena nos recordaba que el 19 de marzo de 1936, día de San José, fueron quemadas las ermitas de Santa Ana, San Antón y San Francisco y el 22 de julio las Iglesias de Santa Catalina, el Carmen y la ermita de la Virgen de Gracia.
Todos tenian claro que Miguel sustituiría a su padre. El Ayuntamiento, siendo Alcalde José Puche Soriano, le tenía asignado unos emolumentos como alguacil y relojero (el reloj de la Torre era propiedad municipal y todos los dias le tenía que dar cuerda subiendo las pesas).
Como relojero, alguacil y sacristán este hombre pudo sacar adelante a su familia con profesionalidad, entrega y una honradez exquisita "dignificando" el noble oficio de Sacristan.
Si Miguel no sustituyó a su padre, se lo debe a un cura catalán, Narciso Baguñá, que quería controlarlo todo sin que nadie lo compartiera. Posiblemente, por un problema de celos, quiso desprenderse de Manuel.
Tuvo que intervenir en su defensa el Alcalde, Puche Soriano. A su favor pesaba lo que había hecho en guerra salvando un importante patrimonio de la Iglesia. El Obispo era Arturo Tabera Araoz que fue el primer Obispo de Albacete tomando posesión del nuevo Obispado en1950, tras segregarse del de Orihuela.
Baguñá ....no pudo con su padre. Pero, se salió con la suya impidiendo que su hijo lo sustiyuyera como Sacristan de Santa Catalina a su muerte, en 1963. Nos contó una anécdota muy curiosa. Isabel, Estrella y Dolores, sobrinas del Canónigo Miguel Mª Gíl Hernández le regalaron un caliz pensando que llegaría a ser cura.
Recuerda el día que después de prometerse en matrimonio con Catalina fue a devolverles el caliz a las tres hermanas. Acompañado de su novia les dijo: "como no voy a ser cura, aquí os traigo lo que me ragalasteis". De haber sido cura, Villa Isabel hubiera sido su casa. Tal vez, hoy estaría en mejor estado de conservacion .....
Contó también que su padre, junto al Presidente de la Mayordomía, guardaba en la caja fuerte de su casa la Corona de la Virgen que, por suscripción popular, se hizo en 1950......
Los compañeros de mesa y mantel seguimos con interés, durante más de dos horas, las historias que nos contaba Miguel. Para finalizar, yo aporté al evento varias canciones, como el "Romance de El Pernales", de Manolo de Luna, un bolero de Mª Dolores Pradera, y otra del escubrimiento de América visto por los nativos: "La maldición de Malinche", de Amparo Ochoa..
Miguel, que es una caja de sorpresas, cogió la guitarra y nos interpretó varios boleros de los que cantaba con su hermano Antonio. Dice que tenían un repertorio de más de doscientas canciones. Me comprometí a realizar una crónica de la paella ....y aquí tienen ustedes lo prometido.
Buen fin de semana
aquella valiente y extraordinaria persona que fue el padre de Miguel.
Un lujo de comida y de comensales.
ResponderEliminarExcelente crónica Chimo.
Una preciosa historia, felicidades
ResponderEliminarSoy Diego Martín 😍😍😍
Excelente Chimo, me siento muy felíz de saber que gracias a tu blog, estos relatos, que tantas y tantas veces desde muy pequeños hemos escuchado en casa, ahora ya no se perderán en con el tiempo, muchas gracias por ello.
ResponderEliminarMe siento muy orgullosa de mi padre y de su prodigiosa memoria.
Sr. Medina se ha ganado usted, y con mucho mérito, el que a la próxima paella sea invitado por todos los caudetanos. Me explico; seguro es que el alcalde y todos sus bien "pagaos" le van a cursar una invitación de órdago, en agradecimiento a todos los desvelos que tiene que usted se pega en aras de tenernos debidamente informados, de todo aquello a lo que ellos no llegan por no cobrar lis correspondientes complementos monetarios.
ResponderEliminarVamos que se la habrá ganado usted con mucha dignidad. ¡Que le aproveche la futura a la salud de todos los paganinis del ayuntamiento!
Me alegro de que se publiquen estas reuniones de "amigos de lo caudetano", pero más aún de que se cuente en la publicación los entresijos de dichas reuniones.
ResponderEliminarSegún se desprende, Miguel Requena recordó que las ermitas de Santa Ana, San Antón y San Francisco fueron quemadas el 19 de marzo de 1936. Cuatro meses antes de la sublevación de militares de julio de 1936.
Digo esto porque (si la memoria de Miguel no ha fallado) los simpatizantes de aquella "idílica" república siguen creyendo que la misma no tuvo ninguna responsabilidad sobre el estallido de la guerra civil que sobrevino consecuencia del alzamiento ante los desmanes que se venían produciendo con aquiescencia de las autoridades republicanas ya desde la misma proclamación de la República en 1931.
Mientes, no sé si por ignorancia o mala fe. Las autoridades republicanas no actuaron con aquiescencia ante esa situación. En el 31 sacaron al ejército a la calle para calmar la situación, por ejemplo.
EliminarLa guerra se produjo porque un grupos de militares y políticos ultraconservadores, generosamente financiados por la Italia de Mussolini, dio un golpe de estado.
Gaspar y anónimo que le contestas, creo que después de 80 años casi nadie de los que participaron activamente en la contienda que asolo una España pobre y analfabeta debe estar vivo, para mi solo queda pendiente vaciar las cunetas de españoles que nos colocan en un vergonzoso segundo puesto mundial en fosas comunes.
EliminarHoy nadie en su sano juicio debería tomar partido por ninguno de los bandos de esta puta guerra.
Anónimo 6:43
EliminarPues si en el 1931 sacaron el ejercito a la calle para evitar las primeras quemas de iglesias y conventos y en marzo de 1936 aún seguían igual, dime tú si no tuvo que haber aquiescencia o no por parte de las autoridades republicanas.
Y en cuanto a financiación, no sé si estarás enterado del destino de la reserva de oro del Banco de España. Seguramente fue para pagar alguna actuación del Ballet Ruso en Madrid.
Historia pura, ¿para cuando un libro con tus memorias sacristán?. Estas vivencias hay que ponerlas negro sobre blanco. Besos.
ResponderEliminarSiempre había creído que todas ardieron el 22 de julio, pero no fue así, el alzamiento estuvo más que justificado.
ResponderEliminarQue verguenza los caudetanos que quemaron su propio patrimonio. Y algunos se enriquecieron.
Pues esto trasládelo a la altura de la memoria histórica de zapatero y ahora a la de la memoria democrática del Sánchez, y le saldrá el resultado de la ideología de lo que se trata.
EliminarPD: lo de omitir las correspondientes mayúsculas no son faltas de ortografía, sino el poner cada cosa a la altura que le corresponde.
Después de haber leído todo el relato de la paella con los personajes Migueles y acompañantes que ha sido precioso (como Chimo lo suele hacer)con toda la historia que ha contado Miguel de su padre y de otras personas de Caudete , salen por aquí los "entendidos" del desastre que tuvo España con la quema de lugares donde se conservaba muchísima historia en libros , joyas , imágenes y arquitectura( similar a los famosos talibanes) y sacando pecho por los que vinieron bombardeando y arrasando sin contemplación ciudades y pueblos como Madrid , Gernika, Albacete y otras muchas más sin respeto ni control sobre sus monumentos sus casas o las personas que allí habitaban
ResponderEliminarComo sois tan tercos y tenéis tan poco respeto a todo aquel desastre?
Estoy de acuerdo que solo falta sacar los huesos que aún quedan por las cunetas de los dos bandos o simplemente poner una placa en el lugar donde descansan sin que sean saboteadas y destrozadas por ningún mal nacido
Benjamín