El taco, la palabrota, es el primer trago de licor que el
niño bebe a escondidas. (En el transcurso del escrito entenderán esta
aseveración).
En esta época
los tacos no se les reprochan solo a los niños. A los adultos también nos
vigilan curitas laicos y macarras de la
moral (Serrat). Estamos dando culto y reverencia a la novedad. Hemos
incorporado la costumbre de empezar una actividad como si nadie la hubiera
ejercitado antes, abominando de todo aquello que hemos heredado.
Tomando como ejemplo ese ensimismamiento identitario (Julio Anguita) actual del islam en Europa, una deformación grotesca de la religión intoxicada de política reactiva, producida en las refinerías de petróleo de Arabia Saudí.
El islam prohíbe la representación gráfica de Mahoma,
comer cerdo y beber alcohol, pero nadie entra a tiros en el Palacio del Jamón
gritando: por la gloria de Alá, antes de inmolarse; ni tampoco ametralla al
charcutero.
En Europa,
los musulmanes conviven con distintas religiones que trasgreden sus
prohibiciones sin que haya violencia; así mismo no parecen existir fanáticos
que molesten a una europea por las calles. Esta es la grandeza de las
democracias occidentales, hay paz entre las diferencias y las moralidades
opuestas.
La blasfemia laica de un país democrático, Francia, que en 2006 colocó en la revista satírica Charlie Hebdo una caricatura de Mahoma; y la decapitación del profesor Samuel Paty (2020) por enseñar en clase de libertad de expresión, mostrando unos dibujos de Mahoma, previa invitación a los alumnos musulmanes a abandonar la clase, si así lo deseaban.
Estas dos muestras de blasfemia laica democrática supusieron varios asesinatos,
provocando, a su vez, graves desequilibrios en teocracias islámicas lejanas y
entre la población musulmana francesa, parte de ella había llegado al país
en busca de la libertad que hacía posible esa ofensa.
En los debates que provocó esta ola de violencia una parte del islamismo francés la condenó tajantemente. Había otra parte de ciudadanos franceses de izquierdas para los que la mera alusión a que el islam pueda ser un problema suponía un acto de xenofobia (cogérsela con papel de fumar).
Coexistía, así mismo, unos terceros franceses, nacionalistas
exaltados de derechas que exigían la expulsión de los musulmanes para convertir
a una parte de la sociedad compuesta por gente muy diversa, en tabú.
El asunto central, verdaderamente importante, es el ofrecimiento de abandonar la clase a aquellos musulmanes que se ofendiesen con los dibujos. Aquí está nuestra derrota colectiva, en ofrecer lejanía a algunos alumnos de algo tan importante e imprescindible como enseñar la libertad de expresión y el sometimiento a los derechos universales.
Si no lo hiciésemos de este modo daríamos por bueno la
terrible idea de que una identidad es incompatible con la democracia. Son esos
pequeños musulmanes franceses los más necesitados de aprender por qué la
blasfemia está consentida en Francia, algo que les niegan sus familias y sus
comunidades.
Digamos lo
que digamos, una comunidad dominada por sus integristas podrá venir a
castigarnos como a niños que juegan a decir palabrotas en una estación de tren
abandonada. Y esto, benditos lectores, es mucho más grave que una ola de
infantilismo: es la mayor amenaza contra la sociedad abierta que se ha visto en
las últimas décadas.
POSDATA.- Este escrito es un síntesis de los razonamientos contenidos en el libro “La casa del ahorcado”, escrito por el periodista Juan Soto Ivars.
La conciencia, con su particular sentido de la moral, impide realizar nuestros sueños, nos ata y nos coarta, nos cercena toda tentativa de cambio.
Canción “La consciència”, disco “Fa vint anys
que tinc vint anys” (Hace veinte años que tengo veinte años) 1984.
Nos la endosan desde la niñez.
Es partidista y desproporcionada.
Complemento del pecado
y del remordimiento,
no nos deja dormir en paz y nos quita el hambre.
Nos amolda a un guion
convencional
donde casi nunca somos protagonistas.
La conciencia, señores,
nos hace esconder en el desván
lo que tendría que estar en el escaparate.
Habría suficiente con
el respeto, la sinceridad
y un poco de benevolencia.
Pero nos cuelgan, sin ninguna necesidad,
el monigote de la consciencia.
Es del todo
anticonstitucional.
Fomenta la mentira y enajena.
No nos deja mover
con espontaneidad.
La quintacolumnista del sistema.
Nos lleva por el
camino del pedregal.
No puede evitar pasar factura
ni de darme en los dedos
cuando estamos cambiando cromos
que a mí me faltan y tú tienes repetidos.
Desde fuera mandan
leyes y reglamentos
y desde dentro ella completa la 'bronca'.
Esto no puede ir bien.
Enseguida se ve que
alguien quiere hacer entrar el clavo por la cabeza.
¿Qué debe haber detrás
de todo esto?
¿Quién nos confunde las necesidades y los vicios?
Liberemos los sentidos
y, como dice la policía,
investiguemos a los que sacan provecho.
No le des vueltas, bendito escritor, aquí como gil....... acogiendo a musulmanes, y nos volverán a dominar
ResponderEliminarAlgunos políticos y por supuesto a personas, ya lo están dominando.
EliminarEl uranio enriquecido no estalla hasta que llega a la masa crítica. Y no altera su naturaleza hasta que la alcanza.
ResponderEliminarEn las fallas, parece una gilipollez, pero no se quemó una medida luna, esto para ofender a los musulmanes......lo que no si es verdad o es algún bulo de la derecha más rancia, pero si es cierto, ya algunos ya se está bajando los pantalones... ya nos falta menos para que cambiemos de religión
ResponderEliminarSoy Arturo Pérez Reverte
Ya te digo, el año que viene en vez de subir a la Virgen traerán un becerro de oro. Nos ha jodío.
EliminarEstamos perdiendo el norte, el sur, el este y el oeste, pero lo peor que esto va a mas.
ResponderEliminarEsto es el mundo al revés. Tenemos nosotros que adaptarnos a su cultura. De fuera vendrá que de casa nos expulsará.
ResponderEliminarQue no os engañen los musulmanes !!!. En Marrakech y Casablanca entró CARREFOUR ya hace años y vende alcohol a doquier en sótanos, todo legalizado. Hay unas colas enormes para comprar toda clase de alcohol.
ResponderEliminarNo reveles que entre los musulmanes hay de todo que vas a estropear este akelarre xenófobo y paleto.
EliminarLos que valla viniendo, llevatelos tu a tu casa y darle de comer.
EliminarViaje a Casablanca , Marrocco. Mierda por doquier, gatos comiendo tripas por la calle. Tres intentos de robo. Amenaza y acorralamiento de mi esposa. Anciano amenazando desde banco sentado con el bastón apuntandote como si fuera un arma. Mujeres sentadas en la calle esperando que el marido salga del bar, y mil etc. Nunca máis. Para ver mierda me voy a la depuradora, que huele exactamente igual o quizás menos. Igualico que lo que tienen aquí. He visitado algunos países árabes y mas suciedad que en Marrocco aún no he visto.
EliminarSi no hace falta irse tan lejos, aquí donde ellos viven, no se adapta a nuestra forma de vivir.
Eliminar¿ No hacen botellón en Santa Ana?
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