Los escasos Conjuntos hospitalarios existentes en Europa, se hallan generalmente ubicados en zonas urbanas edificables desde hace años, a veces siglos. De modo que su trazado original y apariencia medieval ha sido transformada y enmascarada, cuando no destruida. Pero no ha sucedido así en este Conjunto Hospitalario por varios factores:
- Su situación en el interior de la manzana comprendida entre las calles de Trinquete de Caballeros, Milagro, San Cristóbal y Mar, han preservado -hasta cierto punto- sus primitivas construcciones y las edificaciones y patios anejos a la iglesia.
- La preocupación de la Orden de Malta por la conservación del complejo, pese a su estado de deterioro, que dio como resultado la declaración del monumento como «Histórico-artístico» en 1943.
- El desvelo -desde 1967- de la Prelatura del Opus Dei por la recuperación de la iglesia primero, y de la totalidad del recinto en años sucesivos, para realizar una restauración lo más fidedigna posible con la historia y la estética de la orden sanjuanista.
- Esto ha permitido su revalorización, así como la visión de conjunto e investigación de los antecedentes de todo el complejo, que redundará en una recuperación coherente con la historia y una mejor y más completa divulgación cultural.
- La liberación de estructuras superpuestas sin valor, que ocultaban los restos arquitectónicos y arqueológicos, falseando la visión espacial y el estilo propio del conjunto «gótico de la conquista».
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Románico
El siglo XIII fue el tiempo de transición entre el románico y el gótico, entre lo islámico y lo cristiano en Valencia. El templo de San Juan conserva vestigios y reminiscencias de esas transformaciones. Podemos apreciar el estilo románico en sus puertas laterales, formadas por un arco de medio punto y con tímpano delimitado por lisas dovelas.
En el alfiz se ubicó el primitivo escudo de la Orden de San Juan de Jerusalén, con cruz llana de madera, que permitió que los investigadores fecharan la construcción de este templo. Son propios del románico, así mismo, los robustos contrafuertes que sujetan los muros y absorben la carga de la bóveda, los escasos vanos y aperturas en las paredes, limitados a estrechas saeteras, y la poca altura de la nave.
Influencias árabes
Posee marcadas influencias árabes en la planta rectangular, uninave, propia del mudéjar, con plementería de ladrillo alineado y falcado sólidamente, como era costumbre de la mano de obra almohade y mozárabe, que usaron para cubrir el presbiterio y techumbre de la primera tramada. Destacan las altas columnas de mármol del arco toral con fuste anillado y capitel califal del siglo X.
Gótico incipiente
La ampliación gótica se llevó a cabo antes de 1316. El gótico incipiente se nos muestra: en la bóveda de cañón apuntado, con tramos delimitados por arcos fajones, apoyados sobre ménsulas; en los bajos arcos ojivales de las tres capillas laterales del lado sur y en la primera del lado norte; en los rasgados y alabastrinos ventanales del ábside.
Muy importante por su perfección geométrica es el óculo superpuesto a las puertas románicas. Es una simbólica representación de la cruz de ocho puntas (las bienaventuranzas), concedida a la Orden de San Juan de Jerusalén por el Papa Alejandro IV en 1261.
Gótico cisterciense
Podríamos concretar el estilo de la iglesia en gótico-cisterciense, muy propio del ascetismo de la Orden en sus comienzos. Son sus características la ausencia de ornamentación superflua; los capiteles de las columnas – lisos troncos de pirámide invertidos; las molduras tóricas y las altas ménsulas de apoyo de los arcos.
En la zona cementerial se construyó la capilla hospitalario-funeraria, elemento inseparable de la arquitectura hospitalaria medieval. Del más depurado estilo cisterciense, probablemente constituye la primera manifestación del arte ojival en Valencia. Es conocida popularmente como la capilla del Rey Don Jaime porque en ella oía misa el Rey Conquistador.
El gótico en todo su esplendor lo hallamos en las dos capillas laterales del presbiterio y en las del nartex de la iglesia. La del sur del presbiterio, o primitiva capilla de Santa Bárbara, posee un ventanal de gran belleza y en la clave el escudo de la familia Hohenstaufen: águila negra sobre fondo de oro.
Es aquí donde descansaron los restos mortales de la Emperatriz de Nicea, Doña Constanza Hohenstaufen en 1307. Quiso ser enterrada en la iglesia de San Juan del Hospital, en una capilla construida en honor de Santa Bárbara, a quien tenía gran devoción.
La capilla situada en el lado norte se une al presbiterio por un elevado arco trilobulado de gran belleza. En lo alto del muro oeste se halla el acceso a la Cámara Oculta.
El nartex del templo, actual capilla de la Virgen de los Estudiantes (antiguo atrio del primitivo Hospital), se compone de tres tramadas, unidas al cuerpo general de la iglesia por un arco conopial de interesantes capiteles polícromos y elementos reutilizados.
Barroco
Fue en el siglo XVII cuando se recubrieron los sillares de piedra y la desnudez de los paños de la bóveda con escayolas e implantaciones de arcos de medio punto, lunetos y profusión de relieves, esgrafiados y policromías. Se rompieron las cornisas y molduras y se horadaron las paredes para sujetar las impostas de la falsa bóveda de cañón y las pilastras. Recubrimiento que ha permanecido hasta la restauración de 1967.
Recuerdo de aquella época, se conserva la Real de Santa Bárbara, actualmente dedicada a la reserva del Santísimo, inaugurada en 1686, obra del arquitecto Juan B. Pérez Castiel. Está situada dicha capilla al sur del templo, separada por una antigua verja de hierro. Aquí fueron trasladados los restos de la Emperatriz de Nicea, Doña Constanza Hohenstaufen por Real Orden de Carlos II.
En el siglo XIX cuando por Decreto Real, desaparecieron las órdenes militares de España, el templo sufrió diversos destinos, invasiones, decadencia y abandono, hasta pasar a depender del Arzobispado. En 1905 la parroquia que albergaba fue trasladada a la iglesia de nueva construcción San Juan Bautista y San Vicente Ferrer. Saqueado e incendiado en 1936, el estado del edificio era tal que llegó a pensarse en derribarlo.
El Académico Elías Tormo, junto con otros valencianos ilustres lo impidieron con sus protestas y argumentos, consiguiendo que en 1943 fuera declarado Monumento Artístico Nacional. Pero el olvido siguió a este logro y durante unas décadas se utilizó para actos públicos profanos, e incluso para cine.
Encomendado por la Diócesis de Valencia al Opus Dei en 1967, se restableció el culto con la consiguiente restauración artístico-arquitectónica. A lo largo de varios años se ha trabajado intensamente, y no sin dificultades, para lograr devolver su primitivo aspecto al Conjunto de San Juan del Hospital.
Enhorabuena, interesante artículo Chimo. Tenemos un país lleno de historia y debemos o deberían de enseñarla en los colegios e institutos. Enhorabuena
ResponderEliminarCon todos mis respetos, pero, pregunto: somos de Albacete o de Valencia?
ResponderEliminarEsto ya pasa un pelin de castaño oscuro. Hace años que ya nos estamos pasando.
No comulgo para nada con esa corriente valencianista.
En Valencia no somos nadie.
El Albacete somos el quinto municipio en número de habitantes.
Pero claro, no puede valorarse lo que no se conoce.
Firma un orgulloso poseedor de 8 apellidos manchegos.