miércoles, 5 de enero de 2022

"Algunos (cada vez más) quieren regresar al rancio pasado", por Óscar de Caso. "El rico es para el pobre el administrador de la Providencia".

 "El rico es para el pobre el administrador de la Providencia". 

         Y eso era porque las riquezas son un medio que la Providencia ha puesto en manos de los ricos para que sean útiles a los demás. Por eso es posible que haya hombres ricos “tan buenos como el mejor de los pobres”, que lo único que tienen que hacer los ricos es no ser esclavos del dinero y gastarlo:

          Rarísimos son los ricos que no gastan su oro, y gastándolo, cooperan

            de mil modos al bien público.

     La suerte de los pobres es precisamente que haya ricos ya que sin ellos se morirían todos. Pero hay pobres de cortas luces que no saben verlo y denuestan. Y la llevan clara los pobres esos, que no aceptan las contrariedades y desgracias que depara la vida como queridas por Dios. Y, además, no le están agradecidos por haberles elegido para el sufrimiento.

     En una lectura que se llamaba Dos clases de limosnas se veía perfectamente cómo se comportaban los pobres estos, que ponía que era muy instructivo observarlos cuando van a recibir la limosna que ciertas familias piadosas y acomodadas de capitales de segundo y tercer orden les dan una o dos veces a la semana.

          Empiezan a murmurar que es una bendición, de todo el mundo; pero              especialmente de la familia y criados que los socorren. Refunfuñan, discuten, disputan, se acaloran, riñen, se insultan y mueven a veces algarabía infernal, llenándose unos a otros de improperios.

     La culpa de esto la tiene el socialismo, que:

          Organiza a los pobres para que destruyan a los ricos y combate el amor patrio y el sentimiento religioso.

     En una lectura salía una niña que se llamaba Matilde y seguro que era socialista, porque en su alma anidaba la triste condición de pobre disconforme: “pobrísima, holgazana y rencorosa”, decía el libro, que era un compendio la chiquilla.

     Pero en el libro venía muy claro porqué los socialistas se comportaban así de mal:

          Considera que los que maldicen a los ricos se pondrían de muy buena gana en su lugar si pudieran…

     Y eso se veía por sí mismo que sería una tontería, porque para cambiarse…

            lo mismo es que se quede rico el que lo es ya.

     Que además ya está acostumbrado, y sabe lo que hay que hacer. Que no es nada fácil ser rico. ¿eh?, que más bien es una pejiguera, con la de instrucciones que hay que aprenderse.

     Pero las instrucciones más complicadas eran las de dar limosna. No veas para aprendérselas:

          Este precepto está regulado por las normas siguientes:

1.ª En extrema necesidad del prójimo le hemos de socorrer con los bienes propios aún con los necesarios a nuestro estado y posición social. 2.ª En grave necesidad le hemos de socorrer con los bienes superfluos a nuestra condición. 3.ª En necesidad común peca el que no socorre al prójimo con los bienes que le sobran. 4.ª Sólo los que tienen bienes propios son los obligados a las limosnas.

     Que tiene que ser un trabajo eso de medir la superfluosidad de los bienes propios; y luego preguntar al pobre si su necesidad es extrema, grave o común; que lo mismo, en su ignorancia, el pobre no lo sabe. Y el rico allí, de plantón, esperando con la peseta. 

Un poner: te dice un pobre que tiene hambre, ¿no?, pero ¿es hambre o apetito? ¿Y si es apetito desordenado?, ¿eh? Pues entonces es gula y no se le tiene que dar nada, fíjate la complicación. Que yo creo que lo mejor es seguirlos, a los pobres, que los hay que no dan digno empleo a las monedas recibidas.

     Pero donde mejor se veía la ventaja de ser pobre era en una lectura que se llamaba El elogio de la pobreza, que salía Pasteur, que su cerebro adquirió la “prodigiosa elasticidad que le permitió penetrar en los secretos de la ciencia” gracias que era pobre y tenía que trabajar casi sin medios y en un sitio mezquino; que a buen seguro, “si al investigador le hubiese rodeado la opulencia científica, los aparatos costosos y las naves amplísimas, sus inventos hubieran quedado inéditos”; que a Cajal le dieron el premio Nobel porque se tenía que privar de cosas esenciales para comprar microscopios y así alcanzó gloria inmarcesible.

          Pocos hombres ricos educados en un ambiente de holgura material descollaron por su inteligencia. En cambio, forman legión los que, naciendo en lugar humilde, se destacaron en el campo de la ciencia y el arte.

     Tenemos que despreciar la holgura cómoda e infecunda, que cuanto más pobres haya, mejor; que se ve claramente, que lo ponía el libro…

          Salvo excepciones que confirman la regla, los países más prósperos son los más pobres.

POSDATA.- Este escrito es una síntesis-transcripción del libro “El florido pensil. Memoria de la Escuela nacionalcatólica”. Su autor es el profesor de derecho Andrés Sopeña Monsalve (1948). El texto en cursiva pertenece literalmente a diversos libros de enseñanza de la época de 1950-1960.

El poema de hoy, alusivo al tema del escrito lo tituló Mario Benedetti “Ustedes y nosotros”. En él marca algunas diferencias notables y cotidianas entre ricos y no ricos. Está contenido en el libro “Poemas de otros” 1973-1974.

Ustedes cuando aman

exigen bienestar,

una cama de cedro

y un colchón especial.

Nosotros cuando amamos

es fácil de arreglar,

con sábanas, qué bueno,

sin sábanas da igual.

Ustedes cuando aman

calculan interés,

y cuando se desaman

calculan otra vez.

Nosotros cuando amamos

es como renacer,

y si nos desamamos

no la pasamos bien.

Ustedes cuando aman

son de otra magnitud,

hay fotos, chismes, prensa

y el amor es un boom.

Nosotros cuando amamos

es un amor común,

tan simple y tan sabroso

como tener salud.

Ustedes cuando aman

consultan el reloj

porque el tiempo que pierden

vale medio millón.

Nosotros cuando amamos

sin prisa y con fervor,

gozamos y nos sale

barata la función.

Ustedes cuando aman

al analista van,

él es quien dictamina

si lo hacen bien o mal.

Nosotros cuando amamos

sin tanta cortedad,

el subconsciente piola

se pone a disfrutar

Ustedes cuando aman

exigen bienestar,

una cama de cedro

y un colchón especial.

Nosotros cuando amamos

es fácil de arreglar

con sábanas, qué bueno,

sin sábanas da igual.










1 comentario:

  1. Aquí tenemos un texto cuidadosamente escogido para inocularlo como si fuera actual.
    Pero, si se desbarata la piedra angular del mismo, se cae, hacia abajo como dirían algunos.
    Y esa piedra angular es justamente la inmovilidad, o la movilidad que dirían los mas penetrantes, de las capas sociales. El slogan es "pobres para siempre". Añadiría por mi parte: eso quiere Celáaaaa sin mirar mucho más allá lo que pasa. De entrada los pobres a la pública. Que es mejor que donde Celáaaa mandó a sus hijas. O eso nos quiere hacer creer.
    Da la casualidad de que, afortunadamente, los movimientos ascendentes, y descendentes, en los niveles sociales desde el punto de vista de su renta, es cada vez mayor.
    Claro es que el autor del artículo nos ilustrará próximamente sobre los esfuerzos que se hacen para promover esa movilidad y dar oportunidad para que uno no sea un pobre para siempre. Empezando por la meritocracia negativa y acabando por no llevar a los propios a la privada y a los pobres para siempre a la pública. O reservando, para empezar, como interinos a los de la cuerda. O no fomentando identidades por doquier. Estancas, por supuesto.
    En fin que hay movilidad social. Y parece que vivimos un poco mejor que antes. Todos.
    No entro en lo del dinero como fomentador de riqueza pero habría mucho que hablar sobre ello. Una de las desgracias de los ricos es que suelen seguir trabajando excepto la tercera generación que se gasta lo que queda en putas. Exagerando pero poquito.
    Tampoco está bien citar la extraña pasión de los igualitarios para ocupar un puesto alto, cobrar mas y acabar siendo lo contrario de lo que decían. Todos unos traidores en algún o en todo momento.
    Tampoco es cuestión de señalar el escalonamiento de la configuración de los puestos de trabajo. No todo el mundo puede ser; bueno, sí puede; primer ministro.
    O hablemos de un juego muy bonito. A dos pobres totales e iguales se les dan 100 millones de euros. Diez años después les recontamos lo que tienen.
    Vamos a hacer unas apuestecitas sobre si tendrán lo mismo o uno será más rico que el otro. ¿Cuánto mas rico? Apuesten.
    Mientras tanto agradezco la claridad, objetividad y globalidad del mensaje del artículo. No se le escapa ni un fleco. Lo deja todo para el lector.

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