"El rico es para el pobre el administrador de la Providencia".
Y eso era porque las riquezas son un medio
que la Providencia ha puesto en manos de los ricos para que sean útiles a los
demás. Por eso es posible que haya hombres ricos “tan buenos como el mejor de
los pobres”, que lo único que tienen que hacer los ricos es no ser esclavos del
dinero y gastarlo:
Rarísimos son los ricos que no gastan su oro, y gastándolo, cooperan
de mil modos al bien público.
La
suerte de los pobres es precisamente que haya ricos ya que sin ellos se morirían
todos. Pero hay pobres de cortas luces que no saben verlo y denuestan. Y la
llevan clara los pobres esos, que no aceptan las contrariedades y desgracias
que depara la vida como queridas por Dios. Y, además, no le están agradecidos
por haberles elegido para el sufrimiento.
En una lectura que se llamaba Dos clases de limosnas se veía
perfectamente cómo se comportaban los pobres estos, que ponía que era muy
instructivo observarlos cuando van a recibir la limosna que ciertas familias
piadosas y acomodadas de capitales de segundo y tercer orden les dan una o dos
veces a la semana.
Empiezan a murmurar que es una bendición, de
todo el mundo; pero especialmente
de la familia y criados que los socorren. Refunfuñan, discuten, disputan, se
acaloran, riñen, se insultan y mueven a veces algarabía infernal, llenándose
unos a otros de improperios.
La
culpa de esto la tiene el socialismo, que:
Organiza a los pobres para que destruyan a los ricos y combate el amor
patrio y el sentimiento religioso.
En una lectura salía una niña que se
llamaba Matilde y seguro que era socialista, porque en su alma anidaba la
triste condición de pobre disconforme: “pobrísima, holgazana y rencorosa”,
decía el libro, que era un compendio la chiquilla.
Pero en el libro venía muy claro porqué
los socialistas se comportaban así de mal:
Considera que los que maldicen a los ricos se pondrían de muy buena
gana en su lugar si pudieran…
Y
eso se veía por sí mismo que sería una tontería, porque para cambiarse…
… lo mismo es que se quede rico el que lo
es ya.
Que
además ya está acostumbrado, y sabe lo que hay que hacer. Que no es nada fácil
ser rico. ¿eh?, que más bien es una pejiguera, con la de instrucciones que hay
que aprenderse.
Pero las instrucciones más complicadas
eran las de dar limosna. No veas para aprendérselas:
Este precepto está regulado por las
normas siguientes:
1.ª En
extrema necesidad del prójimo le hemos de socorrer con los bienes propios aún
con los necesarios a nuestro estado y posición social. 2.ª En grave necesidad
le hemos de socorrer con los bienes superfluos a nuestra condición. 3.ª En
necesidad común peca el que no socorre al prójimo con los bienes que le sobran.
4.ª Sólo los que tienen bienes propios son los obligados a las limosnas.
Que tiene que ser un trabajo eso de medir la superfluosidad de los bienes propios; y luego preguntar al pobre si su necesidad es extrema, grave o común; que lo mismo, en su ignorancia, el pobre no lo sabe. Y el rico allí, de plantón, esperando con la peseta.
Un poner: te
dice un pobre que tiene hambre, ¿no?, pero ¿es hambre o apetito? ¿Y si es
apetito desordenado?, ¿eh? Pues entonces es gula y no se le tiene que dar nada,
fíjate la complicación. Que yo creo que lo mejor es seguirlos, a los pobres,
que los hay que no dan digno empleo a las monedas recibidas.
Pero donde mejor se veía la ventaja de ser
pobre era en una lectura que se llamaba El
elogio de la pobreza, que salía Pasteur, que su cerebro adquirió la
“prodigiosa elasticidad que le permitió penetrar en los secretos de la ciencia”
gracias que era pobre y tenía que trabajar casi sin medios y en un sitio
mezquino; que a buen seguro, “si al investigador le hubiese rodeado la
opulencia científica, los aparatos costosos y las naves amplísimas, sus
inventos hubieran quedado inéditos”; que a Cajal le dieron el premio Nobel
porque se tenía que privar de cosas esenciales para comprar microscopios y así
alcanzó gloria inmarcesible.
Pocos hombres ricos educados en un
ambiente de holgura material descollaron por su inteligencia. En cambio, forman
legión los que, naciendo en lugar humilde, se destacaron en el campo de la
ciencia y el arte.
Tenemos que despreciar la holgura cómoda
e infecunda, que cuanto más pobres haya, mejor; que se ve claramente, que lo
ponía el libro…
Salvo excepciones que confirman la
regla, los países más prósperos son los más pobres.
POSDATA.- Este escrito es una síntesis-transcripción del libro “El florido pensil. Memoria de la Escuela nacionalcatólica”. Su autor es el profesor de derecho Andrés Sopeña Monsalve (1948). El texto en cursiva pertenece literalmente a diversos libros de enseñanza de la época de 1950-1960.
El
poema de hoy, alusivo al tema del escrito lo tituló Mario Benedetti “Ustedes y
nosotros”. En él marca algunas diferencias notables y cotidianas entre ricos y
no ricos. Está contenido en el libro “Poemas de otros” 1973-1974.
Ustedes
cuando aman
exigen
bienestar,
una
cama de cedro
y
un colchón especial.
Nosotros
cuando amamos
es
fácil de arreglar,
con
sábanas, qué bueno,
sin
sábanas da igual.
Ustedes
cuando aman
calculan
interés,
y
cuando se desaman
calculan
otra vez.
Nosotros
cuando amamos
es
como renacer,
y
si nos desamamos
no
la pasamos bien.
Ustedes
cuando aman
son
de otra magnitud,
hay
fotos, chismes, prensa
y
el amor es un boom.
Nosotros
cuando amamos
es
un amor común,
tan
simple y tan sabroso
como
tener salud.
Ustedes
cuando aman
consultan
el reloj
porque
el tiempo que pierden
vale
medio millón.
Nosotros
cuando amamos
sin
prisa y con fervor,
gozamos
y nos sale
barata
la función.
Ustedes
cuando aman
al
analista van,
él
es quien dictamina
si
lo hacen bien o mal.
Nosotros
cuando amamos
sin
tanta cortedad,
el
subconsciente piola
se
pone a disfrutar
Ustedes
cuando aman
exigen
bienestar,
una
cama de cedro
y
un colchón especial.
Nosotros
cuando amamos
es
fácil de arreglar
con
sábanas, qué bueno,
sin
sábanas da igual.
Aquí tenemos un texto cuidadosamente escogido para inocularlo como si fuera actual.
ResponderEliminarPero, si se desbarata la piedra angular del mismo, se cae, hacia abajo como dirían algunos.
Y esa piedra angular es justamente la inmovilidad, o la movilidad que dirían los mas penetrantes, de las capas sociales. El slogan es "pobres para siempre". Añadiría por mi parte: eso quiere Celáaaaa sin mirar mucho más allá lo que pasa. De entrada los pobres a la pública. Que es mejor que donde Celáaaa mandó a sus hijas. O eso nos quiere hacer creer.
Da la casualidad de que, afortunadamente, los movimientos ascendentes, y descendentes, en los niveles sociales desde el punto de vista de su renta, es cada vez mayor.
Claro es que el autor del artículo nos ilustrará próximamente sobre los esfuerzos que se hacen para promover esa movilidad y dar oportunidad para que uno no sea un pobre para siempre. Empezando por la meritocracia negativa y acabando por no llevar a los propios a la privada y a los pobres para siempre a la pública. O reservando, para empezar, como interinos a los de la cuerda. O no fomentando identidades por doquier. Estancas, por supuesto.
En fin que hay movilidad social. Y parece que vivimos un poco mejor que antes. Todos.
No entro en lo del dinero como fomentador de riqueza pero habría mucho que hablar sobre ello. Una de las desgracias de los ricos es que suelen seguir trabajando excepto la tercera generación que se gasta lo que queda en putas. Exagerando pero poquito.
Tampoco está bien citar la extraña pasión de los igualitarios para ocupar un puesto alto, cobrar mas y acabar siendo lo contrario de lo que decían. Todos unos traidores en algún o en todo momento.
Tampoco es cuestión de señalar el escalonamiento de la configuración de los puestos de trabajo. No todo el mundo puede ser; bueno, sí puede; primer ministro.
O hablemos de un juego muy bonito. A dos pobres totales e iguales se les dan 100 millones de euros. Diez años después les recontamos lo que tienen.
Vamos a hacer unas apuestecitas sobre si tendrán lo mismo o uno será más rico que el otro. ¿Cuánto mas rico? Apuesten.
Mientras tanto agradezco la claridad, objetividad y globalidad del mensaje del artículo. No se le escapa ni un fleco. Lo deja todo para el lector.