Qué cosas. Abro un diario y me topo con un titular inquietante: Menor detenido por matar a una turista. Hay que ver, me digo. Estos menores violentos, enloquecidos por la tele y los dibujos animados. Un chaval es el autor del apuñalamiento. Sigue la cosa. El menor homicida iba acompañado de un amigo.
Porca miseria,
pienso. Cada vez tenemos asesinos más jovencitos. Y es que, claro. Con tanto
Matrix y tanto videojuego, así anda el patio. Niños psicópatas a troche y
moche. Sigo leyendo: Al robarle el bolso
y resistirse la mujer, el chaval zanjó el forcejeo con una puñalada. Pues
vaya con el chaval, concluyo. Como para disputarle una bolsita de gominolas. Si
uno es así de cabroncete en la tierna infancia, imagínate cuando sea mayor.
Sigo leyendo,
y más abajo me entero de que el menor era de origen marroquí, y ya había sido
detenido antes: la cosa viene como perdida en el texto, y es evidente que el redactor,
procurando no meterse en jardines racialmente incorrectos, ha sustituido la
nacionalidad y la marginalidad del chaval –en lo de chaval insiste cinco veces-
de forma casual, como de pasada.
Comprendo esa cautela, aunque sea discutible:
si destacar que el niño era marroquí puede interpretarse como acción facilona
de la inmigración con la delincuencia, también es cierto que diluir el dato, o
camuflarlo en el texto, es sustraerle al lector una clave para comprender el
suceso. Pero bueno. Asumo que, en estos tiempos, y con lectores que no siempre
son capaces de hilar fino, hay que asírsela con papel de fumar.
Total. Abro otro periódico y me encuentro una foto del chaval. Quiero decir del menor. Y el niño, que sale esposado, es un pedazo de moro más alto que los policías que lo trincan.
Diecisiete años, dice el pie de foto. El nene. Interno en un reformatorio para menores con delitos graves, once meses por robo con intimidación, disfrutando del cuarto permiso de fin de semana. Lo demás, rutina: Madrid, dos jóvenes navajeros al acecho, una turista paseando –delante del palacio de las Cortes, por cierto, lugar peligroso de cojones- tirón del bolso, la turista que no se deja, cuchillada, tanatorio.
Suceso habitual en una ciudad, como en otras, donde la madera, escasa de medios y personal, maniatada por la infame lentitud de la Justicia y por el miedo a que los apóstoles de lo conveniente confundan eficacia y contundencia razonable con exceso policial, prefiere tocarse los huevos a complicarse la vida.
Lo que me preocupa es que, en vez de limitarse a contarlo, y punto, diciendo que dos navajeros peligrosos acaben de cargarse a otra guiri, el redactor en cuestión, o sus jefes, o el director de su periódico, tengan tanta jindama a que los tachen de intolerantes y de racistas y de incitar a sus lectores a desconfiar de los inmigrantes, que prefieren marear a la perdiz con circunloquios, rodeos y pepinillos en vinagre, repitiendo veinte veces lo de chaval, y pasando de puntillas por el origen marroquí.
Escamoteando que las palabras delincuente e inmigrante, cuando van juntas, son uno de los principales problemas de seguridad en ciertas ciudades españolas. Y no porque los inmigrantes sean delincuentes, ojo, sino porque nuestro egoísmo e imprevisión complican mucho las cosas.
En el caso de los numerosos jóvenes marroquíes que cruzan el Estrecho, por ejemplo, pocos se ocupan de atenderlos, evitando que se busquen la vida a su aire. Y olvidamos que un inmigrante marginado y sin trabajo puede volverse muy peligroso en una sociedad opulenta, confiada en sus derechos y libertades, tan ostentosa y estúpidamente consumista como la nuestra, que él, con diferentes valores y afectos, no considera suya, y a la que ve como lugar hostil o territorio a depredar.
Como un coto de caza lleno tentaciones. Negar eso, disimularlo como
si origen, cultura y ubicación social no tuvieran nada que ver, es alimentar el
problema. Ni los inmigrantes deben ser acosados y expulsados, como dicen los
cenutrios malas bestias, ni todos son angelitos negros de Machín. Tengan
diecisiete o cuarenta años, tan hijo de puta es un navajero nacido en Badajoz,
como el que nace en Tetuán.
Lo históricamente
probado es que una democracia se suicida cuando, en parte por culpa de los
explotadores, los demagogos y los imbéciles socialmente correctos, los animales
de la ultraderecha intransigente llenan sus mítines de votantes hartos de que
los apuñalen para robarles el bolso.
POSDATA.- La autoría de este escrito pertenece al señor Arturo Pérez-Reverte.
La canción de hoy la compuso y la canta Antonio Orozco hace
pocas semanas. La tituló “Entre sobras y sobras, me faltas”
Nos faltó una noche de franela
De pijama feo y calcetín por fuera
De sofá con ducha fría y traicionera
Con masaje, crema, una copita y velas
Nos faltó una mentira entera
Una falsa espera y una tarde fea
Nos faltó desdibujar tu nombre
Y nuestro corazón de toda la escalera
Nos faltó una sábana de Ikea
Un viaje de cartón, un despertar de seda
Un día remolón y una caricia vieja
Un vámonos pa' allá y un sea donde sea
Nos faltó una noche sin dormir
Y un baile de salón en una calle estrecha
Nos faltó descaminar Madrid
Desencallar el fin y reservar la fecha
Y sobraron los cuatro disparos
Que con tanto descaro nos dio el corazón
Y sobraron los veinte puñales
Y es que a veces la vida no atiende a razón
Y entre sobras y sobras me faltas
Y me faltan las sobras que tenía tu amor
Y sobraron las quinientas veces que dijimos que no
Nos faltaron un par de señales
Unos cuantos rivales
Y un trocito de adiós
Nos faltó despertar con abrazos
Nos faltó una deriva por dos
Y sobraron los cuatro finales
Que con tanto detalle nos dio el corazón
Y sobró lo de ser incapaces
Y es que a veces no afina ni rima el valor
Y entre sobras y sobras me faltas
Y me faltan las sobras que tenía tu amor
Y sobraron las quinientas veces que dijimos que no
Y sobraron los cuatro disparos
Que con tanto descaro nos dio el corazón
Y sobraron los veinte puñales
Y es que a veces la vida no atiende a razón
Y entre sobras y sobras me faltas
Y me faltan las sobras que tenía tu amor
Y sobraron las quinientas veces que dijimos que no
Entonces a los que asisten a los mítines de izquierdas, se las trae floja que les roben???? Pregunto.
ResponderEliminarPor lo visto y comprobado en las votaciones SI.
ResponderEliminarExpuesto el problema, esperamos ansiosos la solución.
ResponderEliminarQue yo sepa a los emigrantes se les concede permiso de residencia, por saltar la valla principalmente, pero no de trabajo. Parece que eso es cosa del gobierno y no de los criminales empresarios. Y me imagino que el gobierno hace eso porque no puede darles trabajo, hay ya mucho paro entre los "nativos" y/o paganos de impuestos, y, adicionalmente, eso causaría una mayor avalancha que aumentaría el paro, cambiaría el mercado de trabajo a menor nivel, casi de artesanía manual, etc. Por lo que no se evita el problema. Vienen y tienen dos vías principales, los que no consiguen el permiso de trabajo. Una no hacer nada y a la marcha y otra cazar subvenciones y seguir sin hacer nada. Incluso no son vías excluyentes. Estas soluciones buenistas, e hipócritas, no solucionan el problema en los países atrasados sino que lavan la cara a los amantes de los animales, los veganos y los ultrapacñificos, etc. Cumplen con su conciencita. Mantienen el problema en un equilibrio inestable. Lo que nos llevaría a analizar el por qué resulta que en sus países no pueden vivir. Y ahí está el problema. A ver si alguien nos da estadísticas de cuántos vienen al año y qué pasa con sus medios de vida. Los mas astutos nos dicen que nos van a solucionar el problema de la jubilación. Y ahora a pensar en los jóvenes nativos en paro que seguro que en lo que piensan, según los mandamases, es en tener muchos hijos. Y luego nos dicen que no creen en los milagros. Por cierto de lo que hay datos es de que el porcentaje de delincuencia entre el grupo inmigrante es muy superior al nivel de delincuencia entre los "nativos". Sí que hay una correlación clarísima entre nivel de delincuencia e inmigración. Por mucho que ese hecho evidente se disimule en el artículo.
ResponderEliminar¿ Puedes aportar esos datos?
EliminarTa to inventao. En los EEUU, usan la inyeccion letal, y aunque no han eliminado la delincuencia, si que la contienen en niveles bastante bajos. En el caso de Taiean, han sido mas expeditivos. Han eliminado a la casi totalidad de delincuentes, unos fusilados, y otros carcel para 35 años, los
ResponderEliminarRecristo
EliminarPerdon, se lanzó el comentario sin llegar a terminarlo. Tengo los dedos muy rapidos ultimamente.
ResponderEliminarDecia que en los EEUU, usan la inyeccion letal, y aunque no han eliminado la delincuencia, si que la contienen en niveles bastante bajos. En el caso de Taiwan, han sido mas expeditivos. Han eliminado a la casi totalidad de delincuentes, unos fusilados, y otros carcel para 35 años, los delitos de menos gravedad. Los ciudadanos estan encantados, porque no hay delincuencia. Ese modelo estaria bien importarlo, si no fuera, porque tanro gobierno como oposicion, viven del enfrentamiento y del miedo de los ciudadanos, en esta mal llamada democracia, que no es mas que una autocracia oligarca. A los parasitos esos que llamamos politicos, les da igual nuestra seguridad en todos los ambitos, si les pagan bien, legislan lo que sea aunque sea mortl para nosotros. Asi
Chimo, esto no va bien, se publican los comentarios sin acabar, y sin posibilidad de corregir. Basta tocar una tecla del lado izquierdo del teclado y se publica directamente. Y yo que tengo los dedos que parecen un catalogo p..llas, pues, no hay manera de acabar ninguno. Saludos.
ResponderEliminar