El movimiento del 15-M que generó muchas
simpatías entre millones de españoles, se esforzó, en un principio, en
desprenderse de las etiquetas “izquierda” y “derecha”. Intentó construir un
modelo transversal con aquellos grupos de personas que estuviesen situadas en
la parte “de abajo”, con ganas de combatir las injusticias contra los de
“arriba”.
Repasaron la historia y se percibieron que ninguna idea revolucionaria sensata ha obtenido el poder con la rotulación: “izquierda”, sino con la denominación: “de clase”. Consultando de nuevo la historia, comprobaron que la gran mayoría de esta gente revolucionaria, ni se agrupan ni proclaman que son de derechas o de izquierdas.
Lo que propició que las izquierdas tradicionales se inquietasen; a lo que hay que sumar que la oligarquía, para infundir miedo a los flojos de ánimo bramase, tirándose de los pelos, que el comunismo había regresado a esta, nuestra patria, y que ellos (los del 15-M), no querían reconocerlo.
Con el paso del tiempo, los
que no intentaron ser transversales tuvieron un mal momento y rompieron las
reglas, y en un Vistalegre se disolvieron en dos. Los transversales coherentes;
y los ortodoxos de izquierda con rendida pleitesía al amo del partido.
¿Cómo se tomaron esta escisión las izquierdas de toda la vida? Pues se lo digirieron como lo hacen siempre, benditos lectores: con más divisiones dentro de la izquierda, con aún más ensimismamiento y con la endémica falta de capacidad para imponerse.
En los cónclaves de las izquierdas, que aburrirían a un
elefante, dedican la mayor parte del tiempo en discutir sobre la izquierda,
luchando por reconocerse con el título de mejor izquierdista y portador de una
grandeza moral revolucionaria insuperable.
¿Qué consecuencias producen estas posturas?: inflexibilidad en los acuerdos con otros grupos afines e inmovilismo a las cambiantes situaciones sociales; llevando a su extremo final un sectarismo ortodoxo y sus inevitables purgas.
En
lugar de desarrollar las mejores ideas; en sus reuniones, hacen fanática piña
hacia sus líderes. Con ello, dejan a las derechas imponer su moldeable cinismo
y su sentido común práctico (casi nunca justo), logrando que su interés general
“particular” parezca como interés general. Llegando a esta anomía la
socialdemocracia en estos días.
Ensimismada
en grandes cambios culturales (que sí), y cegada por su superioridad moral e
intelectual, se ha olvidado del hombre de la calle y de sus naturales tragedias
y necesidades, poniendo en bandeja el voto de estas personas agraviadas en
manos de desaprensivos, mentirosos y reaccionarios (caso Trump).
Los
poderosos, no los que tienen el poder, sino los que mandan; con la falta de
ánimo y decisión que padece esta izquierda hacen pequeñas concesiones, de vez
en cuando, al pueblo cediendo un mínimo e insignificante poder para sedar a
algunos librepensadores y seguir haciendo endémico el dominio de los poderosos.
Logrando que veamos el planeta, el consumo desmesurado y la diversión desmedida
como algo satisfactorio e inagotable.
Leer la historia nos enseña que casi todas las rebeliones en el campo socialista no han partido, como pudiera parecer, de la clase obrera, sino de sujetos de las clases sociales más diversas.
Los poemas de hoy (son dos) son una mezcla de la canción de Daniel Viglietti “Otra voz canta” sobre un poema de Circe Maia y el poema de Mario Benedetti “Desaparecidos”, que grabaron juntos en un CD titulándolo “A dos voces”. La cursiva es de Benedetti, la otra de Viglietti.
Otra voz canta/ Desaparecidos
Están en algún sitio / concertados,
desconcertados / sordos,
buscándose / buscándonos,
bloqueados por los signos y las dudas,
contemplando las verjas de las plazas,
los timbres de las puertas / las viejas azoteas.
Ordenando sus sueños, sus olvidos;
quizá convalecientes de su muerte privada.
Nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no,
si son pancartas o temblores,
sobrevivientes o responsos.
Ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen.
Cuando empezaron a desaparecer
hace tres, cinco, siete ceremonias;
a desaparecer como sin sangre,
como sin rostro y sin motivo,
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo.
Cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos,
a desaparecer sin últimas palabras,
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían.
Están en algún sitio / nube o tumba.
Están en algún sitio / estoy seguro,
allá en el sur del alma.
Es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando, preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio.
Me he mareado leyendo y no he llegado a ninguna parte.
ResponderEliminarPero.
La división entre partidos de semejante ideología no es exclusivo de las izquierdas. Un partido es una bonita forma de vivir para los que no pueden vivir de otra manera. Y son bastantes. Por eso la bonita tendencia a la partitocracia. La golosina del poder.
Lo que relata de Podemos es absolutamente inexacto. Su líder es, así lo ha manifestado siempre que no disimula, comunista. Como comunista es Yolanda Díaz, gran prologuista y entusiasta del Manifiesto que ya saben. Lo que pasa, dicen, es que ahora comunista no mola y democracia sí. Y ahí vendría una cosa que siempre se dice de los de enfrente referente a perros y collares.
Lo que pasa es que se han dado cuenta de que la revolución necesita otros procedimientos mas cautelosos, lentos y resilientes, léase tenaces y populistas.
Sería muy interesante que el autor nos ilustrase sobre los mismos.
Tiene gracia el descubrimiento que hace de que los revolucionarios son de clase alta. No añade que, en general, son vagos y resentidos y bastante ambiciosos y tal. Algo similar a lo que les pasa a bastantes de sus contrarios. En fin, que en su juventud no dieron palo al agua. Basta leer las Biografías de Marx o de Lenin. Pero hay mas ejemplos. Casado tampoco dió golpe. Por poner ejemplo del bando contrario.
👍👋👋👋
EliminarEn todo este recital que nos has planteado Sr. Chimo. Evidentemente yo saco una conclusión, que dar exceso de poder y perpetuidad a los colores políticos, no es aconsejable.
ResponderEliminarTambién diré que la nefasta política que se realiza en nuestro país, no empezarán los cambios que en el fondo los no estómagos agradecidos estamos esperando, comenzará cuando quienes manden sean la lista más votada en una segunda vuelta.
Mientras tanto sea cual sea el color político qué ostente el cargo de gobernar, estará obligado al pago de un peaje necesario para seguir manteniendo a tanto gandul improductivo y necesario para los partidos qué no tienen decisiones de solucionar todas las necesidades que carecen nuestra nación.
Y que aquí cada partido arrima el ascua a sus necesidades de partido y no las carencias de los ciudadanos. Lamentable pero se les siguen votando aunque sean partidos correctos.
¡Que bonito todo!
ResponderEliminarLos de arriba.... Los de abajo
La clase trabajadora.... La clase explotadora
Justicia social.... Impuestos solidarios
Reparto justo y equitativo de la cada vez mayor pobreza (la riqueza sólo es patrimonio de nuestros líderes y lideresas)...
La casta política... La casta económica.... La casta mediática... La casta...una lástima que el cuento se resuma en una simple frase :
"Un poco de pasta basta
para convertir al progre en CASTA".
Lo demás viene por añadidura.