(Quiero agradecer a José Juan Gavilán y a la Asociación Cultural Amigos de la Historia Caudetana que me hayan permitido publicar este interesante artículo sobre el derumbe de un muro en construcción que causó 6 muertos, tres de ellos menores de edad. Este artículo fue publicado en el tercer número de la revista Capdetania hace unos meses.
Quiero felicitar a Gavilán por tan bien redactado y documentado trabajo relacionado con la "Construcción y la Seguridad y Salud en el trabajo" que deja a las claras las pésimas condiciones laborales y sociales de los trabajadores hace 150 años. Hoy, 1 de mayo, se celebra el "Día del trabajador" en gran parte del mundo.
Una fecha en la que los trabajadores suelen aprovechar para salir a la calle a reclamar y reivindicar, con mayor o menor vehemencia, sus derechos laborales.
En las últimas décadas los caudetanos han estado al margen de estas reivindicaciones como consecuencia de la escasa presencia del trabajador en el mundo sindical.
Por contra, a principio del siglo XX si la hubo con Sindicatos muy activos como el denominado " Sindicato Católico Agrícola El Progreso" cuya sede se levantó en lo que es la "Casa de la Cultura" . Hoy en día la afiliación sindical es ínfima en contraposición con la de hace un siglo. Aquí vamos de un extremo a otro.
Todavía quedan algunas Revistas de "Capdetanía" por vender. Les recomiendo que se hagan con una de ellas en "Libreria Da Vinci". Encontrarán interesantes artículos de la historia de Caudete. Les adelanto que el próximo número recoge asuntos inéditos y muy interesanate de nuestra historia.)
EL MURO.
(28 de abril de 1883)
Fecha trágica de la historia de Caudete
1-La tragedia.
Este muro formaba parte de una de las
paredes del edificio1 que daría forma a la bodega,
que estaba proyectada construirse en la calle San Vicente de Caudete2.
Aquel sábado del mes de abril de 1883
soplaba un viento huracanado, a las 5 de la tarde una fuerte racha de viento provoca
la caída del muro que se llevaría por delante la vida de seis personas, y a los
que además debemos sumar los ocho heridos que también provocó este trágico
accidente.
Queremos recuperar para la memoria histórica de Caudete los nombres de las seis personas fallecidas aquel sábado negro del mes de abril de 18833.
D. Alberto Gil Ortuño, 56 años4
Luis Martínez Esteve, 13 años
Juan Conejero Golf, 24 años
Juan López Serrano, 12 años
Antonio López Serrano, 15 años
Miguel Torres García, 64 años5
De estas seis personas, cinco
formaban parte de las dos cuadrillas de trabajadores que se encontraban junto al
muro en el momento en el que se produjo su caída, la otra persona era el
propietario de la edificación D. Alberto Gil Ortuño (1827-1883).
Como mejor podemos entender lo vivido
aquel trágico día del mes de abril, es a través de la crónica del periódico
alicantino “El Graduador” de 1 de mayo de 18836.
“Estabase construyendo una pared de 40 metros
de longitud, por unos diez de altura, cuando sobrevino una ráfaga de viento
huracanado, que echo con estrepito el lienzo de pared, cogiendo bajo a dos
cuadrillas de trabajadores y al dueño de la obra.
En medio de la mayor consternación y ante el
pueblo en masa que prorrumpía en gritos de angustia y de dolor, pues los
infelices sepultados eran hijos de dicho pueblo, fueron extraídos seis
cadáveres y ocho heridos de más o menos gravedad.
Describir las terribles escenas que ocurrieron en el acto de separar las piedras y cuando los padres y los hermanos de las infelices victimas buscaban con afán a las prendas queridas de su corazón, seria tarea difícil, si no imposible……acaso por una sensible falta de precaución”.
2-Sobre consideraciones laborales de la época
Si nos fijamos en las edades de los fallecidos,
en primer lugar, destacamos a los tres menores de edad. Hoy en día, si nos encontráramos
trabajando a personas de estas edades nos parecería escandaloso y denunciable,
pero no debemos perder la perspectiva de la época de la que estamos hablando,
en plena segunda Revolución Industrial (1870-1914), donde las necesidades
básicas de las familias obligaban a muchos padres a colocar a sus hijos en un
duro mercado laborar, con largas y penosas jornadas de trabajo, con salarios de
penuria y con nulas medidas de seguridad; Caudete no fue una excepción a la
España de esta época.
Los gobiernos de la segunda mitad del siglo
XIX comenzaron a tomar conciencia del problema que esta situación social estaba
generando, y que, de no legislar a favor de estos segmentos de la población, se
estaba gestando un malestar en la sociedad con el cual se estaba alimentando un
sentimiento revolucionario de difícil solución.
Hubo varios intentos sin éxito de promulgar leyes en favor de los más desfavorecidos. Se presentaron dos proyectos de ley, uno el 8 de octubre de 1855 y el otro, el 20 de octubre de 1872 que no consiguieron superar el trámite parlamentario, y no sería hasta el 24 de julio de 1873 cuando se promulga la primera Ley del Derecho al Trabajo en España, conocida como la Ley Benot, (Eduardo Benot y Rodríguez 1822-1907,Ministro de Fomento en la Primera República)
El objetivo de esta Ley era el de proteger a los más débiles (mujeres y niños), de los abusos cometidos en el ámbito laboral, en sus artículos segundo y tercero dice:
-Art 2. “No excederá de cinco horas cada día,
en cualquier estación del año, el trabajo de los niños menores de trece, ni el
de las niñas menores de catorce”.
-Art 3. “Tampoco excederá de 8 horas el trabajo de los jóvenes de 13 a 15 años ni de las jóvenes de 14 a 17 años”7.
¿Cuántas horas llevaban trabajando aquel sábado los tres menores a las 5 de la tarde cuando se produce el derrumbe del muro? Esto quizás nunca lo sepamos, lo que sí sabemos es que la que podemos considerar como la primera Ley en Derecho Laboral en España “La Ley Benot” tuvo una escasa aplicación en el mercado laboral español8.
Desde 1873 a 1883, esta Ley,
es actualiza el 28 de julio 1878 prohibiendo el trabajo a menores de 16 años en
espectáculos públicos9.
El 5 de diciembre de 1883 se crea una Comisión Parlamentaria, Comisión de Reformas Sociales, ante la que declaran representes de diferentes estamentos de la sociedad, además de obreros y patronos de los distintos sectores de la economía.
Esta Comisión también plantea doscientas veintitrés preguntas que son remitidas a las diferentes Comisiones provinciales y locales, así como a las distintas instituciones públicas o privadas que estén interesadas.
Las
respuestas que son remitidas a esta Comisión desde Albacete, en su mayoría
giran en torno a cuestiones agrícolas, si bien, los trabajadores de esta época
son conocedores de las nuevas ideas, la falta de desarrollo industrial y por lo
tanto de concentración obrera, impide que se desarrolle en esta época una conflictividad
laboral entre obreros y patronos10.
Como podemos observar por las fechas, para los niños fallecidos en
Caudete estas iniciativas Parlamentarias llegarán muy tarde, según la
regulación de la época, la edad legal para trabajar en España en 1883 eran los
10 años y los 9 años si se sabía leer y escribir11,
con lo cual los tres menores fallecidos en Caudete estaban dentro de la
legalidad de la época.
En segundo lugar, no podemos tampoco dejar pasar por alto, la avanzada edad para la realización de trabajos duros y pesados, como es el de la construcción de edificios, de otro de los trabajadores Miguel Torres, el hecho de que una persona trabajara hasta una edad avanzada estaba motivado porque en España no es hasta el 27 de febrero de 1908 cuando se crea el Instituto Nacional de Previsión para dar una cobertura social a los trabajadores, el cual no era obligatorio.
Esta Ley sirvió de impulso para el Real Decreto de 11 de marzo de 1919 cuando se crea el primer sistema de jubilación pública12 financiado por Gobierno y la Patronal, conocido como el Retiro Obrero obligatorio. Estas Leyes fueron promulgadas bajos los Gobiernos de D. Antonio Maura y Montaner (1853-1925).
3-Sobre la localización del lugar de la tragedia
El lugar donde ocurrió esta tragedia no hemos conseguido situarlo con exactitud, pero sí hacer una localización muy aproximada del mismo.
En la lectura de las Actas Municipales de la
época y junto al callejero de Caudete de 1891, encontramos la información
necesaria para una más que probable localización del lugar de la tragedia.
En el Acta Municipal del Pleno celebrado el 4 de enero de 1883 se recoge la solicitud de Feliciana Pedrós Golf para que le sea adjudicado un trozo de terreno en el callizo13 de la calle San Vicente, con el objeto de poder edificar en dicho terreno14.
Para el estudio de dicha solicitud se nombra una Comisión, y en el primer Pleno Ordinario del mes de marzo de 1883 se le da el visto bueno a la
venta de los terrenos pretendidos, por el importe de 9 pesetas y 10 céntimos. El
precio fue acordado por ambas partes15.
¿Quién era Feliciana Pedrós Golf16? Pues era la hermana de María Gracia Pedrós Golf17, esposa de D. Alberto Gil Ortuño18(propietario y uno de los fallecidos el 28 de abril 1883), por lo tanto, cuñada de este.
En esta época D. Alberto era concejal del Ayuntamiento de Caudete, incluso aparece como Alcalde interino en 186519 y muy probablemente fuera este el motivo por el que la petición de terreno público para la edificación de la bodega la realizara su cuñada, siendo el auténtico propietario D. Alberto20.
En el callejero de 1891 vemos como la calle San
Vicente no está todavía abierta hacia la actual calle Príncipe de los Ingenios
(de echo esta calle en esta época no existía), pero sí observamos en el plano lo
que bien podría ser un callizo (callejón).
También podemos observar como el resto de la
calle San Vicente esta ya trazada y con edificaciones; esto último está
reflejado en el Acta municipal de la Sesión Ordinaria del mes de marzo de 1883 ya
que una de las condiciones que se le pone a la solicitud de Feliciana Pedrós
es: “la pared de la fachada y el alero del tejado a igual altura que el
de las casas inmediatas14.
Analizando las anteriores cuestiones
planteadas, podemos pensar que la localización de la futura bodega estaría muy
próxima a la zona que dejamos señalada con un cuadro verde, en un detalle del
callejero de Caudete del año 1891, y en una vista aérea actual.
Al observar el desnivel existente en esta zona y teniendo presente las condiciones puestas por el Ayuntamiento de “igual altura que las casas inmediatas” podemos concluir que el muro formaría parte de la misma bodega y su localización estaría próxima a la calle Príncipe de los Ingenios con calle San Vicente donde el desnivel es más acentuado, lo que explicaría su elevada altura, 10 metros en el momento del derrumbe.
4-Sobre D. Alberto Gil Ortuño
Es típico utilizar el vocablo Don como
distinción social o tratamiento diferencial hacia las personas que tienen algún
tipo de relevancia en la vida pública y siempre como muestra de afecto y
reconocimiento. Este es el caso de Don Alberto, en el Caudete de
del siglo XIX. Haremos una pequeña reseña histórica sobre este
personaje:
Durante la tercera Guerra Carlista (1872-1876), D. Alberto Gil Ortuño se integra junto con José María y Emigdio Albalat (hermanos de D. Francisco Albalat Navajas, Conde de San Carlos) en el bando carlista, perteneciendo a la partida del jumillano Miguel Lozano Herrero y recorriendo a lo largo de tres meses las provincias de Alicante, Albacete, Granada, Murcia y Almería, pasando por Caudete el 13 de octubre de 187421
Esta partida del Ejército Carlista fue derrotada días después en Bogarra (Albacete) y aunque Lozano consiguió huir en un primer momento junto con 150 de sus hombres, fue hecho prisionero, juzgado y encontrado culpable de los cargos de los que se le acusaba, fue fusilado el 3 de diciembre de 1874 en Albacete. D. Alberto con el grado de Capitán fue hecho prisionero y encarcelado en el castillo de Santa Bárbara, Alicante22.
Casi nueve años después de su muerte, en el Diario Alicantino del 30 de enero de 1892, podemos leer la crónica del que
fuera Alcalde de Caudete D. José Beltrán y Vea durante los años 1880-1884,
sobre la exhumación de su antiguo compañero de Corporación D. Alberto Gil
Ortuño.
Nos cuenta como el 17 de diciembre de 1891 su viuda, María Gracia Pedrós, obtiene la Real Orden que autoriza la exhumación de los restos mortales de D. Alberto con la debida autorización del señor Obispo de la Diocesis de Orihuela D. Juan Maura Gelavert, hecho que se produce en la tarde del miércoles 27 de enero de 1892 y el día siguiente se organiza una procesión que parte a las nueve de la mañana desde la Iglesia del Carmen hacia el cementerio situado en esta época en las proximidades de la Ermita de Santa Ana, donde se recogieron los restos mortales de D. Alberto, volviendo con ellos a la Iglesia del Carmen.
“…contenidos en la caja con que se le dio sepultura en 29 de abril de 1883 han se depositados en un pequeño panteón abierto en el pavimento de la capilla de la comunión de la indicada Iglesia”.
Acudió una multitud de vecinos con “objeto de acompañar en procesión
los restos del inolvidable D. Alberto Gil y otros (en la
crónica del Diario Alicantino no hay más referencias sobre estos otros)”
pese a “lo desapacible del tiempo, por el fuerte, recio y helado vendaval que
reinaba” 23.
Quizás este viejo muro con los contrafuertes en sus laterales y muy próximo de aquel otro que se derrumbó, nos esté indicando que las personas que lo construyeron tuvieron muy presente, lo ocurrido el 28 de abril de 1883.
5-Bibliografía
1-Signaturas
del documento: Acta de Pleno Ordinario de 30 de abril de 1883, libro 14, sin
numerar.
2-La "Correspondencia de España", 1 de
mayo de 1883, numero 9.170, pág. 3.
Documento facilitado por Joaquín Mollá Francés, gracias.
3-Libro de defunciones 1872-1885,
folios 216,216v y 217.
4-Con la edad de Alberto Gil Ortuño,
existe un error ya que la edad con la que se registra la defunción es de 54 años
(libro de defunciones 1872-1885, folio 216). Siendo su fecha de nacimiento el 9
de enero de 1827 (libro de bautismo 1825-1828, folio 234v), el 28 de abril de
1883 tenía 56 años.
5-Rescatado con vida murió el día siguiente del accidente a la una de la tarde. El motivo: por asfixia (Libro de defunciones 1872-1885, folio 217). La edad de Miguel Torres García presenta dudas ya que si bien en el Libro de defunciones aparece con la edad de 76 años, nos encontramos con que contrajo matrimonio de segundas nupcias con Rosario Agullo, (el nombre de la viuda está reflejado en el libro de defunciones, ver apunte 3 de esta bibliografía) el 21 de mayo de 1879 (Libro matrimonio 1873-1884 f 140v) a la edad de 63 años y esto nos situó como año de su nacimiento en 1816.
Pues bien, en ese año no hay registrado en los libros
parroquiales ningún bautizado con ese nombre. Nos tenemos que ir al 17 de julio
de 1818, donde encontramos el registro de un nacido con el nombre de Miguel
Carmelo Torres García (Libro de bautismo 1815-1919, f 267v). La edad el
28 de abril de 1883 sería la de 64 años.
6- "El Graduador", 1 de mayo de 1883,
numero 3259, pág 2.
7-Gaceta de
Madrid, 28 de julio de 1873, numero 1193, pág 1.
8-Los inicios de la legislación laboral
española: la Ley Benot: "Revista Aequitas", Universidad Rey Juan Carlos, Martínez
Peña, Leandro, año 2011, pág 67.
9-"Gaceta de
Madrid",28 de julio de 1878, numero 209, pág 250.
10-Las reformas
sociales en la etapa de la Restauración en la provincia de Albacete, Al-BASIT, Antonio
Selva Iniesta y Juan Ignacio Palacio Morena, año 2004, número 48, pág 179.
11-El trabajo
infantil en España (1700-1950), editorial Icaria, José María Borras Llop, año
2014, pág 428.
12-Gaceta de
Madrid,12 de marzo de 1919, numero 71, pág 916 bis.
13-Callizo
según la R.A.E, de calle, callejón, calleja.
14-Signaturas del
documento: Acta de Pleno Ordinario de 4 enero 1883, libro 14, sin numerar.
15-Signaturas
del documento: Acta de Pleno Ordinario de marzo 1883, libro 14, sin numerar.
16-Libro bautismal, numero 13,1825-1828,
f 280.
17-Libro bautismal, numero 14,1829-1833,
f 97.
18-Libro Matrimonios 1840-1854, f 251v.
19-Boletín Oficial de la provincia de
Albacete,24 de mayo de 1865, numero 63, pág 2.
20-"El Día", 1 de mayo de 1883, numero 1064,
pág 2.
21-Francisco
Albalat Navajas, Conde de San Carlos, editado por el Instituto de Estudios Albacetense
“Don Juan Manuel”, Excma. Diputación de Albacete, Joaquín Mollá Francés,
año 2018, pág 155.
22-"El Constitucional", 17 de octubre
de1874, numero 1969, pág 2.
23-"El Alicantino", 30 de enero de 1892, numero 1201, pág 3.
Posdata- Con todo mi cariño y respeto hacia los familiares, que pese al tiempo trascurrido puedan sentirse identificados con alguna de las personas aquí citadas.
J.J. Gavilán R. (2022)
Gracias Chimo por contarnos la historia , bueno esta es trágica, pero lo dicho prefiero esto que tanta política.
ResponderEliminarHace pocos años el viento derrumbó la pared lateral de un frontón en construcción en el que no se habían colocado los pilares de rigor para resistir la flexión ocasionada por el viento lateral. No me explico que siquiera el maestro de obras no avisara la a la Arquitecto Técnico, ni ningún oficial profesional del detalle.
ResponderEliminarParecido con lo de los trenes de Asturias. Todas las ingenierías sobre material ferroviario disponen de los estándares básicos de cada línea. ¡¿Y nadie dijo nada?!
(Por cierto, ¿han comprobado si ese material ya acabado se puede emplear en otras líneas o se han empeñado en reformarlo?)
Sobre el artículo: Resulta que las condiciones laborales que me encontré cuando empecé a trabajar no se parecen en nada, afortunadamente, a las actuales... excepto en el nivel del paro.
Ya sé cómo poner el nombre que no puse en el comentario sobre el frontón.
ResponderEliminarPues recuerdo cuando tapiaron el Campo de fútbol de San Matías , lo hacían con bloques y sin pilares , una noche de viento echó al suelo todo el muro del norte y del sur. Se pudo recuperar el bloque para volverlo a hacer y ya ponían pilares . Hacer las cosas mal conlleva peligros y gastos.
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