Aunque no lo pareciera por el tránsito de mi zona, seguimos en pleno Estado de Alarma, con un confinamiento total, excepto para las excepciones que vienen recogidas en el Decreto, a lo que hay que añadir la hora que tienen los niños para el paseo. Es decir nada ha cambiado en la norma, excepto lo de los niños, desde hace ya cuarenta y siete días, y sin embargo, hoy mi zona parecía un día normal: coches sin parar de pasar, matrimonios que iban hacer la comprar juntos, corrillos de personas que no mantenían el metro y medio de distancia…
Viendo como estaba el patio, esta mañana, miedo me da cuando el lunes comience la primera fase de la desescalada, palabra que todavía no existe, pero que seguro que los académicos de la Real Academia Española acabarán incorporando al mismo. A mediodía comentándolo con una amiga me decía que “somos lo peor”, a lo que yo le he añadido “cierto, somos los peores guardianes de nuestra propia existencia”.
Recuerdo cuando al principio de la crisis sanitaria la gente del pueblo pedía que se nos ofrecieren los datos de los infectados, pues ni emitiendo el Alcalde comunicados cada vez que se actualizan los datos, “51 caudetanos confinados en sus hogares, 5 hospitalizados, 1 recuperado y 10 fallecidos” (“M.I Ayuntamiento”. 28/04/20), se ha concienciado la gente de que el bicho anda por las calles y que por lo tanto cuántos menos nos paseemos por ellas e interactuemos con la gente mucho mejor.
Decía la abuela de Beatriz, conocida en mi familia por la “tía Josefa”, “¡qué atrevida es la ignorancia!” y en ese amago de atrevimiento somos capaces de llenar las redes sociales con la frase “¡Tests masivos!”, incapaces de escuchar a los expertos en la materia que ante esa afirmación tienen que repetir un día sí y otro también que “el test de PCR, que dice si la persona tiene la infección, vale un día, no para otro. No podemos estar testando a la población todos los días”, apuntaba en un programa de televisión la directora científica del IS Global, Denise Naniche.
Otra cosa son “los test masivos aleatorios para medir el nivel de inmunidad” (“La Vanguardia”), que se están realizando en nuestro país: “Sanidad inicia el estudio de 36.000 familias para conocer la expansión real del coronavirus en España” (“El País”). Me consta que algunas familias de Caudete han sido seleccionadas para dicho estudio. Hoy han comenzado con la realización de un primer test rápido de anticuerpos (con un pinchazo en el dedo) y en quince días les harán una segunda prueba de anticuerpos del suero, que requerirá de una extracción de sangre con personal sanitario especializado.
Y sin dejar todavía el tema de los test, ayer, después de una “filtración” en la prensa, el Ayuntamiento de Caudete se vio en la obligación de informar de que había encargado 400 test y al igual que pasó con los respiradores de la Junta de Castilla La-Mancha, a los test del equipo de gobierno de Caudete también se los han inmovilizado en la Aduana. La explicación que han dado desde el Consistorio es que “Eurofins Megalab esperaba la llegada de su proveedor, coincidiendo en el tiempo con la orden publicada en el BOE por la que el Gobierno de España tomaba el control de los centros privados que hacen test, y el pedido del material quedó automáticamente incautado”.
Al leer el comunicado tenía la sensación de que ese nombre, “Eurofins Megalab” lo había leído anteriormente en prensa. Tiré de hemeroteca y encontré la noticia “Aitana Sánchez-Gijón, indignada por el precio del test del coronavirus que se hizo tras pasar la enfermedad” (“Diario Nius”).
La noticia era con fecha 16 de abril, dos días después de que el Gobierno hubiera tomado el control de los centros privados, aunque el post sobre el que se refería era del mismo 14 de abril.
En él, Sánchez-Gijón explicaba que “me he hecho un análisis serológico en un laboratorio privado @eurofins.megalab porque he pasado el coronavirus y quiero saber si tengo ya los anticuerpos y, por tanto, no puedo contagiar a nadie. Es indignante que haya gente que se lucre con las desgracias. La semana pasada esta prueba costaba 40 euros. Hoy me han cobrado 60 euros”, expresaba la actriz a través de su cuenta de Instagram.
Yo no voy a entrar a valorar, porque no me corresponde, hasta qué punto el Consistorio ha obrado bien o no en la compra, o sí hubiera sido más sensato acudir, pero no vía comunicado en prensa local que no llega a Toledo, a la autoridad competente en relación a los test para reclamar “la salvaguarda de la salud de sus ciudadanos”.
Aunque sí que creo que lo ocurrido con los test nos debe servir para ser plenamente conscientes de la necesidad de continuar con un mando único en la fase de desescalada, algo que han criticado algunos presidentes autonómicos hoy en el Senado, porque si aun en el Estado de Alarma con un mando único, a veces, cada uno actuamos a nuestro libre albedrio, qué será de la desescalada, si cada uno decide hacer lo que considere más oportuno sin contar con lo que dictan los expertos, tanto autoridades competentes, como ciudadanos de a pie… pues sí, lo que están pensando, que en junio en vez de estar en la “nueva normalidad” estaremos de nuevo de confinamiento.
Era de esperar que con el plan de desescalada no lloviera a gusto de todos, y eso mismo ha ocurrido no solo en España, sino en Francia y en Italia tampoco ha llovido a gusto de todos, sirva de ejemplo el siguiente titular: “las empresas de hostelería italiana critican la desescalada propuesta por el Gobierno” (“RTVE”). En nuestro país hay que sumar a los diferentes sectores económicos a los que les afecta el plan, la idiosincrasia de nuestro querido país dividido en 17 territorios con un gobierno diferente en cada uno de ellos que considera que su territorio está por encima del vecino y por lo tanto se merece un trato especial en el plan de desescalada.
Cuando oigo hablar a los líderes de las Comunidades Autónomas sobre sus territorios, me recuerdan a esa abuela que ve aparecer un grupo de niños entre los que se encuentra el suyo, y dicen “mira que guapo es mi nieto, sin pararse a pensar que su niño será guapísimo, pero es que el nieto de su vecina también lo es”. Y porque como ya decía el eslogan de 1960 del Ministerio de Turismo, que por aquel entonces dirigía Manuel Fraga, “Spain is different!”, nos encontramos con que “las Autonomías se rebelan contra el plan de desescalada del Gobierno” (“La Vanguardia”).
Hoy nos hemos encontrado en prensa que “una empresa alemana comienza a ensayar en humanos una vacuna del coronavirus” (“El País”). Ayer, mi amigo y doctor, Miguel Ángel, me aporto una serie de conocimientos entorno al desarrollo de las vacunas que yo desconocía hasta el momento: “la vacuna cuando llega a la fase de prueba en pacientes sanos son de 3 a 6 meses para ver si se consigue inmunidad y luego pasaría a la fase IV (control de efectos secundarios no graves”, aquí se podría usar pero de manera controlada”, es decir, que en el mejor de los casos si funcionará tendríamos una vacuna para después del verano, y en el peor de ellos, a principios de 2021 podríamos contar con ella, eso sí, siempre y que cuando dieran resultados positivos frente al bicho. Y aunque es algo que seguro que vemos muy lejano en el tiempo, al menos es un signo de esperanza en la lucha contra el virus.
Y otro signo de esperanza de que vamos por buen camino son las cifras del día de hoy, “Galicia, Cantabria y Murcia no registran ningún muerto por Coronavirus” (“El País”). Además, la cifra de fallecidos ha bajado, en el día de hoy, de los 300 muertos, “268 fallecidos en las últimas 24 horas, de un total de 24.543 fallecidos”. “Tenemos 112.050 recuperados y 213.435 positivos por PCR” (“El País”. 12:01).
Me despido en un jueves que si el año hubiera sido normal tendría sabor de viernes, porque mañana es festivo nacional, el 1 de mayo, pero no es un año normal, y por lo tanto, da igual que sea jueves o viernes. Al final es un día más de confinamiento, y por lo tanto debemos seguir quedándonos en casa, porque como le he tenido que explicar hoy a Julen que me preguntaba: “mamá, ¿por qué ha venido el bicho al pueblo?” y le he respondido: “El bicho se ha escapado de su jaula, se ha perdido y anda dando vueltas por todos los lugares y hasta que no lo atrapen y vuelva a su jaula de nuevo, no podremos volver a pisar los parques”, pues eso que nadie se olvide de que el bicho sigue suelto y hagamos caso a las recomendaciones de los expertos.
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