domingo, 31 de mayo de 2020
La opinión de un festero: "Confío en el sentido común de la Mayordomía en no mover a la Virgen de su Santuario".
"Diario de un Estado de Alarma. Día 78", por Claudia Conejero. "Hoy es un día duro y triste para todos los festeros y festeras".
Crónica de una muerte anunciada. Por unanimidad, Ayuntamiento y demás entidades Festeras acuerdan suspender la celebración de las Fiestas Patronales.
Einstein creía en el Dios de Spinoza. Pero.... ¿cómo era el Dios o naturaleza de Spinoza?, por Juan Ignacio Viaño.
El artista caudetano "Dyox" sigue pintando con éxito en Burdeos (Francia). En Léognan dibuja un mural vinícola de 180 m2 con el lema "El vino y el trabajo de la tierra".
"EN LÉOGNAN (BURDEOS) ‘DYOX’ DIBUJA UN MURAL VINÍCOLA DE 180 METROS CUADRADOS. ARTE URBANO EN MEDIO DE LOS VIÑEDOS. EL TRABAJO DE DYOX Y GLORIA FERNÁNDEZ SOBRE EL TEMA DEL VINO Y EL TRABAJO DE LA TIERRA"
Durante varios años, el largo muro de una propiedad ubicada en la Avenida de Bordeaux, nº 150, en medio de los viñedos, ha estado sufriendo pintadas más o menos felices. Su propietario, Michel Foucaud, siempre ha buscado un artista de arte urbano con buen estilo.
Mientras paseaba por Burdeos le gustó el trabajo de Dyox, un artista español cuya obra adorna la calle ‘Quai des Marques’. Su colorido y brillante estilo dio en el blanco de lo que estaba buscando.
Después de un primer contacto, hubo buena conexión entre ambos, y el artista, ayudado por la ilustradora Gloria Fernández, le propuso su boceto.
El muro, de unos 75 metros de largo por 3 de alto, va tomando forma y color. Iniciado hace unos diez días, el trabajo tiene como tema el vino y el trabajo de la tierra. Michael Foucaud presenta ideas a Dyox, quien las integra a medida que avanza, ya que el trabajo está en plena y constante evolución.
Se compone de varias escenas: Baco, por el lado festivo, que representa la libertad; una parte abstracta, marca del artista; y una última relacionada con el respeto por la tierra y el terruño con una hilera de barricas y tractores viejos.
REGALO PARA LOS LEOGNANESES.
El propietario también deseaba ofrecer este regalo a los leognaneses que tienen todos los días que pasar por ese lugar para ir a su trabajo: "puede que no complazca a todos, pero espero que les dé placer", concluye.
No es la primera obra de Dyox. Reconocido artista de graffiti, pinta desde que era niño, y ya lleva 20 años haciéndolo, tras comenzar en los muros de Valencia.
Después de licenciarse en Bellas Artes, abordó su tarea artística en toda Europa y más allá. Sus graffitis también son visibles en la región de Burdeos, donde se siente como en casa, en particular en la fachada del hotel Vatel de Burdeos y, a partir de septiembre, en el Instituto Bernard Magrez.
Participa regularmente en festivales de ‘urban art’ (Shake Well Festival en Burdeos, Carte Blanche en Pessac ...) donde también practica la técnica de Graffiti en modalidad de pintura en directo. La obra que cubrirá los 180 metros cuadrados del muro debe completarse en la primera quincena de junio.
(Fuente: Nadia Derbikn, Journal SudOuest.fr, 26-05-2020)
sábado, 30 de mayo de 2020
"Maridaje entre Monarquia y realidad social", por Óscar de Caso. "Incluso cuando abominamos de los Borbones fuimos a buscar un Rey: Amadeo de Saboya".
El monarquismo ha de ser extraordinariamente exigente con el funcionamiento de la Corona, con el comportamiento institucional del Rey, con su ejemplaridad –en términos civiles y políticos- y con su autenticidad, esto es, con lo que el monarca hace y dice.
Un monárquico laxo en sus requerimientos a la Corona es
una especie destructora para esta forma de Estado que se encuentra más
cuestionada que en los últimos cincuenta años, tanto en España como fuera de
ella, en países con mayor o menor tradición monárquica.
No hay
monarquía occidental más subordinada a los poderes del Estado y con menos
margen de maniobra institucional autónoma que la que encarna la reina de
Inglaterra.
El
monarquismo es de acuñación conservadora y poco frecuente en la izquierda. Los
que se reconocen en las tesis liberales y conservadoras son también más
vulnerables a las virtualidades del simbolismo y la tradición; ambos conceptos
forman parte del acervo conservador. Sin duda resultan elementos de identidad ideológica
muy propios de la derecha democrática.
Los monárquicos creen que una Corona funcional, es decir, útil y transparente, se comporta como un contrafuerte del edificio estatal porque no se somete a los vaivenes de la renovación democrática o al desgaste del ejercicio efectivo y constante del poder. De manera tal que ancla el Estado, le ofrece certeza, estabilidad y, en consecuencia, una cierta percepción social.
Cierto que ha habido fiascos
monárquicos colosales, pero incluso cuando abominamos de los Borbones fuimos a
buscar un rey –Amadeo de Saboya- porque
nos gusta más que en el Palacio Real de Madrid siempre habite un inquilino. Sin
embargo, y pese a estas razones la monarquía sólo es defendible hoy desde una
forma contextual, no endógena.
Ante el
correcto funcionamiento de monarquías como las nórdicas o las británicas cabe
hacerse la pregunta: ¿Tan buenas o mejores que dichas monarquías son las
democracias republicanas? La respuesta: Es verdad.
Una monarquía corre un serio peligro de extinción si no se entiende a sí misma como una institución naturalmente subordinada al orden constitucional y basa su continuidad en determinados intangibles que remiten a la ejemplaridad, la superación de cualquier tipo de partidismo, la transparencia (y no sólo en lo financiero), la laboriosidad del titular y en su familia troncal y el cumplimiento estricto –estrictísimo- de sus funciones constitucionales.
Las crisis de las monarquías –antes y ahora-
han estado siempre relacionadas con la omisión por el titular de la Corona y de
su entorno familiar de la cautela en sobrepasar según qué líneas rojas, qué
prevenciones y qué interdicciones.
Una pregunta
lógica sería por qué no ha hecho crisis definitiva esta situación en la que se desenvuelve
la Corona, Y podríamos respondernos, con igual lógica, que la institución no se
ha venido abajo porque los demonios de la jefatura del Estado forman parte de
una crisis sistémica que ofrece síntomas
inequívocos: la cuestión catalana sería uno, otro la Corona, pero hay muchos
más, como la quiebra de confianza en el sistema actual de partidos – que está
mutando del bipartidismo al previsible multipartidismo- o fenómenos terminales-
llamados también “de fin de época”- , como la ruptura de la confianza entre la
clase dirigente y la sociedad, el desplome de los sindicatos, o el naufragio
financiero y deontológico de buena parte del sistema de medios de comunicación.
Sólo en ese cuadro crítico se entiende, por una parte, el descuido temerario del jefe del Estado y su entorno familiar por mantener el contexto legitimador de su función constitucional, por otra parte, la omisión, igualmente temeraria de los sucesivos Gobiernos de abordar la regulación de la jefatura del Estado desarrollando el título II de la Constitución.
Está por ver que el
aburguesamiento de las familias reinantes a través de matrimonios denominados
“desiguales” haya proporcionado una nueva calidad a la Corona, que es una
institución familiar en la medida en que los derechos dinásticos se derivan de
las relaciones de sangre.
POSDATA. - Este escrito es un pequeño resumen de los
razonamientos que tiene el señor José Antonio Zarzalejos en lo que se refiere a
la monarquía y sus monárquicos.
En mayo de 1981 se puso a la venta el disco “En tránsito”, dentro de este trabajo la canción “Porque la quería”. Describe el interior de una relación amorosa, marcada también por los nuevos tiempos. Han quedado atrás los compromisos, las ataduras, los matrimonios pactados y las trabas sociales. El amor ahora es un ejercicio de libertad en el que es posible abandonar el nido y tomar un nuevo rumbo. Deliciosa poesía del señor Serrat.
Porque la quería
no quiso papeles
ni hacer proyectos con vistas al futuro.
No confiaba en él
y quiso estar seguro,
que cotidianamente
tendría que ganarla
con el sudor de su frente.
Porque la quería
no quiso con ella
hacer un nido en donde abandonarse.
No confiaba en él
y quiso asegurarse.
Porque la quería,
por no despertarla
dejó de dirigirle la palabra.
No confiaba en él
ni se atrevió a cambiarla,
y puso en pie de guerra
su buena fe y sus sentidos
por llegar a conocerla.
Porque la quería
se fue para siempre,
quiso poner a salvo aquella imagen.
No confió en ella
y quiso asegurarse.