"Diario de un Estado de Alarma. Día 61", por Claudia Conejero. "Aumenta el número de fallecidos alcanzando los 217".

       61 días de diario, 2 meses desde el anuncio del Presidente del Gobierno de España, 1.464 horas de Estado de Alarma, 87.840 minutos de distanciamiento social… Esos son los números de ese cambio de vida que nos ha tocado sobrellevar, de esa nueva situación que estamos viviendo en primera persona, donde hemos tenido que alejarnos de nuestros seres queridos, adoptar la costumbre de lavarnos muchas más veces las manos y llevar un bote de gel en el bolsillo, donde los abrazos y los besos han quedado congelados y las miradas son el signo predominante de nuestras expresiones, porque ya ni la sonrisa de unos labios al ver después de tanto tiempo a alguien conocido se pueden apreciar por andar tapados por las mascarillas.

        El ánimo no se ha bajado, en los 5.270.400 segundos de la vida del Estado de Alarma, de ese vagón que no para de dar vueltas y vueltas en la montaña rusa de las emociones, donde de repente llegas a la alegría y la esperanza para bajar después en picado hasta el miedo o la incertidumbre, agarrándote muy fuerte en la curva de la precaución o saliendo casi volando en la de la irresponsabilidad. 27.321 fallecidos, 143.374 recuperados y 229.540 positivos por PCR (“El País”. 15:00 horas), esas son las cifras que nos ha dejado la presencia del COVID-19 en estos dos meses de batalla.

     Demasiado, esa la palabra que definen a todas las cifras del día de hoy de mi “Diario de un Estado de Alarma”. Demasiado tiempo con una vida distinta, aunque demasiada gente todavía no se ha enterado o no se quiere enterar de la causa de dicho cambio. Demasiadas víctimas han y siguen falleciendo, en las últimas 24 horas hemos visto un aumento en el número de fallecidos de 217, cuando el dos lo habíamos dejado para dar paso a la centena. 

   Demasiadas personas se siguen contagiando, 506 positivos por PCR en las últimas 24 horas. Demasiados profesionales sanitarios contagiados, más de 50.000. Demasiada gente en la calle incumpliendo las normas, provocando demasiadas vidas rotas en nuestro país y demasiados daños económicos y sociales. Solo hay una cosa que jamás podremos cuantificar como demasiado, porque cuando se trata de batallas ganadas, nunca son demasiadas, y porque esperamos y deseamos que los compatriotas que le ganen la batalla al bicho sean muchos más.

      Ayer conocimos los datos oficiales de la primera, de las tres oleada que se pretenden hacer, del estudio de seroprevalencia puesto en marcha por el Ministerio de Sanidad, el Ministerio de Ciencia e Innovación, el Instituto de Salud Carlos III y el Sistema de Salud de todas las Comunidades Autónomas y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. 

     La conclusión a la que han llegado, tras estudiar a más de 60.000 participantes, es que “el 5% de la población ha estado contagiada y ha desarrollado anticuerpos", aunque el mimos informe que se encuentra disponible en la página web del Ministerio de Ciencia e Innovación apunta que “estos resultados han de considerarse provisionales ya que no cuentan con la información que aportará la determinación de anticuerpos IgG anti SARS-CoV” medidos mediante inmunoensayo”, es decir solamente aportan la información de los llamados test rápidos.

El estudio consistía en un breve cuestionario y unas pruebas serológicas (un test rápido, cuya sensibilidad es superior al 80%, y posteriormente en una muestra de suero, a través de una analítica de sangre, para posteriormente analizar la muestra con una técnica serológica más sofisticada y más precisa que los test rápidos). 

    Tras leer las dieciocho páginas del informe me he quedado con la sensación de que a veces en esa necesidad de que la población esté informada, corremos demasiado y al final la información acaba convertida en desinformación. Creo, sin ser experta en la materia, y teniendo en cuenta que puedo errar en mi pensamiento, que hubiera sido mucho mejor esperar a tener toda la información antes de dar un resultado provisional sobre la primera oleada, aunque los resultados tardarán un poco más, pero nos mostrarían una imagen más nítida de la situación del COVID-19 en nuestro país, y no algo distorsionada como ocurre ahora.

       Sea como sea, ayer, se presentó el estudio y, aunque “provisionalmente”, el mismo nos dice que “un 5% ha estado contagiada y ha desarrollado anticuerpos”. En lo que se refiere a nuestra Comunidad Autónoma, Castilla La Mancha, “un 10,8%”, siendo junto a la Comunidad de Madrid, “11,3%” donde más prevalencia de anticuerpos hay. Por provincia, la nuestra, la de Albacete tiene un “11,6%” de prevalencia de anticuerpos y hasta ahí puedo llegar, porque el informe no desglosa datos más allá del conjunto de la provincia, y por lo tanto, desconocemos el número de personas contagiada y que haya desarrollado anticuerpos en nuestro municipio.

Lo que nos vienen a decir el conjunto de datos que se han recabado es que la llamada “inmunidad de rebaño” en España ni se ha dado, ni se espera, aunque la existencia o no de la misma no repercutirá en la posibilidad de un rebrote o no. El doctor Fernando Simón aclaraba esta mañana que “el rebrote no va a depender de la tasa de seroprevalencia, si no de los prudentes que seamos todos a la hora de mantener las medidas estrictas de distanciamiento. Llegará un momento en que si no hay transmisión del virus no tiene por qué haber rebrote” (“Nius”). Por primera vez desde que comenzó la crisis sanitaria me gustaría que su afirmación fuera errónea, porque si de los ciudadanos de a pie depende que no tengamos un rebrote, creo que estamos opositando, y con méritos, a que se produzca.

         Desde que nos dejaron salir a pasear, Julen había salido siempre con mamá, pero llevaba ya unos días pidiendo salir con papá, con quien no había pisado la calle desde hacía 59 días. Así que ayer, le tocó el turno de salir juntos a los dos chicos de mi casa, y yo espere a las ocho de la tarde para aprovechar e ir a estirar las piernas. No tengo muy claro si fue mejor el remedio o la enfermedad, porque me volví a casa una indignación considerable. Yo llevo 61 días sin salir los tres que conformamos mi núcleo familiar, juntos, tal y como marca la norma. 

     Sera por eso que me indigna y me cabrea ver a grupos de familias, pero no de la misma casa, sino también la hermana y el cuñado, o la sobrina, irse a pasear tan ricamente como si nada pasara, grupos de amigos adolescentes, que quiero pensar que sus padres desconocen que sus hijos e hijas acaban paseando con los amigos, en vez de irse a correr individualmente, o señoras mayores, que se van tan ricamente las tres a pasear juntas. Por lo tanto, me asusta y me apena, conocedora de que el doctor Simón afina bastante bien cuando habla, que tengamos en nuestras manos el vencer al bicho, porque cada día que pasa tengo más claro que somos los peores guardianes de nuestra propia existencia.

    No pierdo la esperanza de que llegue un día en el que no veamos en la prensa titulares como que “multan a 18 festeros por desfilar por las calles de Biar” (“Levante EMV”) o “sanción de 10.400 euros por organizar una fiesta en una nave industrial en la carretera de Yecla a Caudete” (“Caudete Digital”). 

        La fiesta le ha salido cara, pero creo que cuando se trata de salvar vidas, más cara le tenía que haber salido la imprudencia. Un día, hablando con unos de esos amigos, que se está jugando la vida en la primera línea de batalla, que tiene heridas en su cuerpo por culpa de los trajes de protección, que ha acabado perdiendo la noción del tiempo y tiene el alma herida, me decía que a todos esos que incumplen las normas “en vez de multas los tendrían que poner a limpiar centros sanitarios y ya verías cómo se quedaban en sus casas”. 

     Yo, sería menos benevolente que él, los pondría hacer trabajos a la comunidad en el hospital, pero también les rascaba el bolsillo, así verían en primer lugar que COVID-19 no es ninguna broma en su visita a los centros médicos y encima le dolería, porque como dicen en Caudete, “solo nos acordamos de Santa Barbará cuando truena”.

En algo más de 24 horas, seguramente, sabremos si cambiamos de fase. Villena se encuentra ya disfrutando de la fase 1 desde el lunes y en esa idea que tiene, desde el minuto uno el equipo de Gobierno de Villena, de aportar ideas y soluciones para ayudar frente al COVID-19 se les ha ocurrido trazar una serie de recomendaciones a la hora de desplazarse por la vía pública: “se debe circular siempre la acera de la derecha. Cuando circule por la izquierda ceda siempre el paso a quienes van en el sentido correcto y mantengan la distancia de seguridad recomendada de 4 metros”. (“Ayuntamiento de Villena”).

      Quizás alguien al leer mi anterior párrafo acabe tachándome de exagerada porque en Caudete no hay tanto tráfico de viandantes, aunque a esos que piensen eso, que se pasen una mañana por mí zona, que ayer salimos a saludar a unos amigos en el chaflán y parecía una míni Gran Vía madrileña un sábado por la tarde. 

    Yo no soy la persona que tiene que valorar y decidir si es una propuesta útil para nuestra localidad o no, aunque creo que a quien le corresponda, debería de tenerla en cuenta de cara a cuando abran las terrazas y se ocupe más espacio de la vía pública, o por ejemplo para esos paseos por el camino de la virgen, que a veces tienes que ir haciendo zigzag para cumplir la distancia de seguridad.

     Decía el poeta Líbano, Khalil Gibran que “por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. Quedémonos con esa idea de que al final el sol brillará, como lo ha hecho en el día de hoy después del agua que nos ha caído esta mañana, pero no olvidemos, tampoco, que la longitud temporal de la tormenta dependerá única y exclusivamente de nosotros, de nuestra responsabilidad, prudencia, cautela… así que hagamos que no sea demasiado larga esta tormenta llamada COVID-19.

Caudete, 14/05/2020 16:46 horas del sexagésimo primer día de “Estado de Alarma”

#yomequedoencasapensandoqueyaquedamenossilohacemosbien.