La historia nos escribe que el capitalismo tuvo su nacimiento en el siglo XV, se hizo grande en el XVI y atraviesa cien años de decadencia; este declive ha ocasionado el destrozo de medio planeta, exclusión de capas sociales y ausencia paulatina de justicia social.
Se agudiza en la Gran Depresión de 1929, se
generalizó con la del petróleo en 1973, y en 2008 pegó el reventón con las hipotecas basura de Lehman Brothers,
consiguiendo dar a luz al bastardo neoliberalismo.
En la crisis del 73, se salió con las ideas de la Escuela de Chicago: los neoliberales; exportaron la crisis al futuro con déficit y deuda, obligando a los países del sur al pago de esta deuda y reventando a la naturaleza para obtener ganancias; hasta la Tierra gritó ¡Basta! cuando intentaron poner en práctica el fracking.
Estuvieron aguardando mucho
tiempo para poner en práctica sus ideales. Hubo una ocasión, que hasta el señor
Bush y sus asesores financieros, en su escasa lucidez mental, confesaron:
“necesitamos salidas socialistas para solventar esta crisis”.
Es increíble comprobar como el capitalismo, aun agonizando, no deja de huir hacia delante, hinchando el crecimiento a costa de una brutal degradación del medio ambiente. No percibimos lo caro que pagamos por conseguir determinados bienes, estamos viviendo para trabajar y, estúpidos de nosotros, no trabajamos para vivir.
Hemos consentido en asumir que lo que no deja beneficio no vale, que no
reparamos las cosas ya que sale más barato estrenarlas, hemos tolerado que si
eres desempleado es porque no has sabido aprovecharte de las oportunidades. Si
los cientos de miles de parados y jóvenes que se han visto obligados a emigrar
salieran a las calles, estos forajidos neoliberales estarían obligados a
repensarse su fatal doctrina.
Nos obligan a
hacer cosas que las personas buenas no deben nunca hacer, nos convierten en
autoinquisidores, nos alienan y se envalentonan. Transforman todo en un gran
supermercado, obligando a la gente decente que no quiere que le compren ni
comprar a los demás a convertirse en víctimas y verdugos a la vez.
Es terrible, pero lo están consiguiendo. Nos tratan de convencer de que como todo lo han pervertido en un gran mercado y que la mano de obra viene a ser como los teléfonos móviles: usar y tirar.
Nos obligan a humillarnos con contratos precarios y sueldos miserables que nos encadenan a endeudarnos, haciéndonos sus prisioneros a causa de no tener las necesidades cubiertas; tienes miedo y te encoges, tratas de esconderte.
A causa de la irremediable y mantenida
inmigración del campo a la ciudad, hemos perdido los hábitos de sociabilidad,
en las urbes nos encontramos solos, pese a todos los adelantos tecnológicos, no
tenemos ni idea de quién es el vecino.
Si te
encuentras al borde de la desesperación y no tienes otro remedio que echarte a
la calle para rebelarte, protestar y gritar, te reprimen policialmente, te
sancionan y te presentan a los medios de comunicación como un utópico, un
antisistema, un visionario o en el mejor de los casos como un friki.
El sistema neoliberal posee unas armas muy letales, benditos lectores, no matan, pero nos convierten en sordomudos.
“Amigo mío”
es una canción del año 1970, la contiene el disco “Disco blanco”. En ella
Serrat habla con el río, preguntándole por su amada perdida, a través del
transcurso de las cuatro estaciones del año.
Amigo mío que
desde que el tiempo fue
tiempo, vas sembrando guijarros
por donde es plomo el sol
y es tan espeso el polvo
del camino, que embarra el canto.
Si al ir manso a doblar
un recodo hacia el mar
vieses los ojos de esa muchacha,
detén tus aguas y
pregúntale si
se acuerda de mí.
Si la ves en primavera,
corre con ella
por los trigales,
arrancando amapolas, avena y grama
para adornar el jarrón que hay junto a su cama.
Si la ves cuando el verano,
corre su mano
seca y calina,
mécela entre tus brazos frescos de río.
Y vuelve para contármelo. Amigo mío.
Si al ir manso a doblar
un recodo hacia el mar
vieses los ojos de esa muchacha,
detén tus aguas y
pregúntale si
se acuerda de mí.
Si la ves cuando el otoño,
te hace ancho y hondo
y sueña el barbecho,
cuéntale que la llevo como el abrojo,
prendida en el pelo, el alma, el vientre y los ojos.
Si la ves cuando el invierno,
viste su terno
blanco y helado,
cuida que por las noches no sienta frío.
Y vuelve para contármelo. Amigo mío.
Todo el mundo tiene la opción de irse al monte con un huerto ecológico y un corral con gallinas y cabras, vamos lo que se dice ser autosuficiente y vivir como vivían nuestros abuelos hace 60 años... Ahora eso sí nadie quiere esa vida, todos queremos una buena vivienda en la ciudad y un coche, si es bueno mejor... Mucho hipócrita comunista anda suelto... De todos modos si que es verdad que deberían controlar el tema de la explotacion del planeta o nos iremos al traste.
ResponderEliminarEste escrito destila rios de hipocresía y rezuma mucha demagogia. Los jóvenes que emigran; ¿ qué van a paises comunistas ? ¿ huyendo del capitalismo?. Hablas de la esclavitud del trabajador; ¿ vivían mejor hace un siglo? O hace tan sólo 50 o 30 años? Veo que el autor ignora lo que es trabajar de sol a sol y sin medios, y cuando oigo decir que en España hay gente que pasa hambre, me pongo indignado , hambre, lo que es hambre, es no tener nada que echarse a la boca. Veo con tristeza y pena, medios bocadillos tirados por los suelos y ventanas. Un mendigo me pidió una ayuda para comer y le dije, espera que te bajo un bocadillo. Cuándo bajé, había desaparecido. Poco hambre tenía. Hoy se vive mejor que ayer y con menos esfuerzo y sacrificio y por lógica, mañana, deberá ser mejor que hoy. Para eso hay gente estudiosa que trabaja por el bien de la humanidad. Y en ello, entrará también cuidar el planeta que nos da los recursos para vivir mejor. Todos somos parte del planeta tierra y parte del universo. La naturaleza es muy sabia y un ejemplo de ello lo hemos vivido muy recientemente cuándo la gota fría, lo robado a los cauces o alterado sus cursos, de vez en cuando los recupera. Ahora se llama pobreza no tener acceso a internet , no tener un móvil última generación, un coche nuevo, si lo tienes viejo, eres pobre. Y así todo. Y lo veo muy bien, señal inequívoca que hemos progresado. El capitalismo claro que es malo, pero resulta, que en los pocos países comunistas que quedan en el planeta sus moradores, viven mucho peor. Por lo tanto, la elección es bien sencilla, o moriles o montilla. No quería escribir y he hecho cóctel.
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