Reza el dicho que una fotografía vale más que mil palabras. Esta que les traigo tiene alrededor de 32 años pero refleja a la perfección la situación social y económica de finales de la década 70 y principios de los ochenta. ¿Quién de los de mi generación no recuerda aquel espectáculo callejero?
En aquella época, era frecuente ver a una familia gitana llegar al pueblo en una destartalada furgoneta de la que bajaban una escalera, unos tacos de madera, una cabra y un órgano electrónico para, en un sitio céntrico como el de la foto, montar el número que se conocía como "el número la cabra".
Yo llegué a presenciar estos "números" incluso cuando la electrónica todavía no había hecho acto de presencia e interpretaban los famosos pasodobles "En er mundo" o el "España cañí" con una trompeta. Los había que eran verdaderos artistas. El hambre siempre ha agudizado el conocimiento.
¿En qué consistía el número de la cabra? Era un sencillo y original montaje -número- con una duración de unos 10 minutos que se desplazaba de plaza en plaza para llamar la atención del vecindario y, de paso, sacarle algunas monedas para poder comer.
Mientras el actor principal desgranaba las notas en una plaza o en medio de una calle, la cabra iba subiendo lentamente los peldaños hasta que se colocaba encima de un minúsculo cilindro de madera donde el animal se mantenía en equilibrio desafiando la ley de la gravedad. Llegado a ese punto, su mujer, con un plato en ristre, pedía limosna entre el vecindario.
Yo llegué a presenciar estos "números" incluso cuando la electrónica todavía no había hecho acto de presencia e interpretaban los famosos pasodobles "En er mundo" o el "España cañí" con una trompeta. Los había que eran verdaderos artistas. El hambre siempre ha agudizado el conocimiento.
¿En qué consistía el número de la cabra? Era un sencillo y original montaje -número- con una duración de unos 10 minutos que se desplazaba de plaza en plaza para llamar la atención del vecindario y, de paso, sacarle algunas monedas para poder comer.
Mientras el actor principal desgranaba las notas en una plaza o en medio de una calle, la cabra iba subiendo lentamente los peldaños hasta que se colocaba encima de un minúsculo cilindro de madera donde el animal se mantenía en equilibrio desafiando la ley de la gravedad. Llegado a ese punto, su mujer, con un plato en ristre, pedía limosna entre el vecindario.
Es muy posible que esta foto recoja el último número de la cabra que se celebró en Caudete por lo que tendría un alto valor social y sentimental.
Un buen día empezó a mejorar la cosa gracias a un espectacular desarrollo económico desapareciendo para siempre de nuestras calles el "número de la cabra" como modo de subsistencia.
Pero,.... como aquel despegue económico nació con base ficticia y con políticos sin entrañas, ni escrúpulos y sin ningún tipo de control, motivó que llegaran a escena otros "números" que ya no se representaban en calles o plazas sino en despachos de gentes muy bien relacionadas y pudientes.
Los "números" pasaron a llamarse "tramas". Las más sonadas las han protagonizado una gran cantidad de Directores de Cajas de Ahorros imputados por asaltatrenes mientras el órgano controlador, el Banco de España, hacía la vista gorda. Verbigracia: la Caja de Castilla La Mancha que D. Pedro Hernández Moltó, el íntimo de Bono, gestionó velando más por sus amigos que por los contribuyentes. Así acabó la cosa.
Pascual Maragall montó otro "número" en el transcurso de una Sesión en el Parlamento Catalán cuando "a bocajarro" le soltó a Artur Más y a Jordi Pujol : "vuestro problema es el tres por ciento". ¿Dónde estaban los Mossos d´Esquadra en ese momento?
En el Siglo de Oro Español ya se daban este tipo de "números" encuadrados dentro del género Literario conocido como "Picaresca española". El Lazarillo y el ciego fueron los auténticos precursores del "tres por ciento" catalán y de la ruina de muchas Cajas de Ahorros en España.
Después de haber acordado comerse las uvas "de una en una", ante las quejas de el ciego, el lazarillo le pregunta: pero...¿cómo es posible que tú que no ves supieras que yo me comía las uvas de tres en tres?. "Porque cuando yo me las comía de dos en dos....¡tu callabas!", le respondió el ciego.
Un buen día empezó a mejorar la cosa gracias a un espectacular desarrollo económico desapareciendo para siempre de nuestras calles el "número de la cabra" como modo de subsistencia.
Pero,.... como aquel despegue económico nació con base ficticia y con políticos sin entrañas, ni escrúpulos y sin ningún tipo de control, motivó que llegaran a escena otros "números" que ya no se representaban en calles o plazas sino en despachos de gentes muy bien relacionadas y pudientes.
Los "números" pasaron a llamarse "tramas". Las más sonadas las han protagonizado una gran cantidad de Directores de Cajas de Ahorros imputados por asaltatrenes mientras el órgano controlador, el Banco de España, hacía la vista gorda. Verbigracia: la Caja de Castilla La Mancha que D. Pedro Hernández Moltó, el íntimo de Bono, gestionó velando más por sus amigos que por los contribuyentes. Así acabó la cosa.
Pascual Maragall montó otro "número" en el transcurso de una Sesión en el Parlamento Catalán cuando "a bocajarro" le soltó a Artur Más y a Jordi Pujol : "vuestro problema es el tres por ciento". ¿Dónde estaban los Mossos d´Esquadra en ese momento?
En el Siglo de Oro Español ya se daban este tipo de "números" encuadrados dentro del género Literario conocido como "Picaresca española". El Lazarillo y el ciego fueron los auténticos precursores del "tres por ciento" catalán y de la ruina de muchas Cajas de Ahorros en España.
Después de haber acordado comerse las uvas "de una en una", ante las quejas de el ciego, el lazarillo le pregunta: pero...¿cómo es posible que tú que no ves supieras que yo me comía las uvas de tres en tres?. "Porque cuando yo me las comía de dos en dos....¡tu callabas!", le respondió el ciego.
Maragall sabía que Jordi Pujol se comía las uvas a puñados. El que no sabía nada ni veía "tres en un burro" era el Fiscal del Estado. Nos lo recordaría después la Ministra de Cabra: "el dinero público no es de nadie". Sirvan estas líneas para recordar, con cariño, a aquellas familias que recorrían los pueblos deleitándonos con "el número de la cabra" a cambio de unas monedas.
(Encima de la serrería de Azorín estaba la sede del PP. Recuerdo cuando le hice una entrevista para el Diario "La Verdad" de Albacete al que entonces estaba al frente del PP: Francisco Martínez Sandoval)
El número convertido a trama hoy día se ha reconvertido en lo siguiente; los políticos se desgallitan pidiéndonos el voto porque van a hacer tanto y más cuanto pir el bien general del pueblo y una vez en la poltrona se autoadjudican buenos sueldos y si 36.000€ son poquita nómina, pues nos lo subimos a 45.000€.
ResponderEliminarAhora saldrá a montar "el número" el gruñón de turno que se enciende cuando nombramos la generosidad de los sueldos.
Eso de los sueldos lo has escrito por nuestro pueblo o por el contrario lo ha referido en general?
EliminarSoy Arturo Pérez Reverte
Menos mal que siempre queda alguien que diga lo que han birlado también la izquierda. En la mayoría de medios solo ha existido la correa ( gurtel).
ResponderEliminarInfórmate del expediente royuela, y verás por qué el fiscal era tan corto de vista. Lleva esta familia intentando que algún juez meta mano a estas denuncias, y a pesar de acusar a gente de muy arriba, nadie le ha denunciado, y ningún juez quiere entrar en ese litigio. Por qué será ?
ResponderEliminarMenuda mafia.
Allí estaba el taller de Valeriano para la reparación de zapatos.
ResponderEliminarAllí estaba el taller de Valeriano para la reparación de zapatos.
ResponderEliminarPor culpa del atraco a las cajas de ahorro, se inventaron las preferentes con la autorización del Banco de España y por supuesto con el beneplácito del ministro de economía. Pero la izquierda le echa la culpa a Rajoy por rescatar a las cajas de ahorros.
ResponderEliminarSoy Diego Martín 😍😻😂😂
FRANCISCO MARTÍNEZ SANDOVAL, menudo historial.........,
ResponderEliminarChimo, no sé la fecha de la foto, pero yo creo que es de finales de los 80 o principios de los 90, porque en ella se ve la cafetería Athenas. Y esa esquina la "dominaba" muy bien yo entonces...y ahora. Tengo foto con los "enanitos" de 1983, y el local estaba tapiado.
ResponderEliminarNunca me gustó el número de la cabra, ni que una cabra sea la mascota de los legionarios y la hagan desfilar. Aunque ver este show en una ciudad grande tenía más delito. Pero de algo tenían que comer..el propietario y familia y la misma cabra.
En cuanto a las conexiones económicas y políticas que detallas en tu artículo, no te digo más que: "LA CABRA TIRA AL MONTE".
Muy bueno Chimo, por recordar el número de la cabra. Yo lo recuerdo con mas precisión en la plaza del Carmen, enfrente del entonces Banco de Vizcaya. Nuestros padres y madres decían que habían llegado los zíngaroscon una trompeta y acordeón hacian que la cabra se subiera a una escalera poniendo sus cuatro patas en el ultimo peldaño. Por cierto que sobre todo nuestras madres asociaban sus visitas con el "hambre"
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