Todas las encuestas demuestran que, si se les pregunta a los
ciudadanos por su apoyo hacia la democracia, los resultados reflejan con
rotundidad que el respaldo hacia ella es unánime. Si en posterior pregunta se
pone en cuestión si seguirían en su apoyo, aunque perdieran en bienestar y
orden, la afirmación se viene a menos.
Estas dudas vienen a demostrar que las ganas de mantener una democracia y su legalidad no es tan fundamental como en un principio pudiera parecer. Pienso, que en el desarrollo de esta pandemia pudiera suceder que la democracia exibida no hubiese sido el modelo deseable para gestionar amenazas globales.
Si el ciudadano aprecia de manera palpable que no se ha actuado contra el virus en forma contundente; que ha surgido mucha disparidad y discrepancia entre las acciones que han tomado las distintas Comunidades Autónomas; los cambios de criterio entre los Tribunales Superiores de las mismas, y con las medidas arbitrarias y condicionantes de cada municipio según intereses.
No cabría
pensar ante estas situaciones que los ciudadanos corrientes desearan, como he
escrito en el título, algo más
autoritarismo electoral.
Quiero expresar con esta aseveración qué, en las democracias actuales, antes estos dramas gestionados, al parecer poco eficientemente, los partidos autoritarios conseguirían un mayor apoyo en las elecciones. Claro ejemplo demostrado en la Comunidad de Madrid ante el venenoso dilema: salud pública o libertad.
Ojo con
el caso de Hungría, que ha comenzado a hacer políticas sociales redistributivas
que los Gobiernos anteriores se olvidaron llevar a cabo a causa de la
corrupción y de políticas fallidas, propiciando en su líder más poderes
personales. De todos modos, hay que destacar que para que estas actuaciones se
lleven a cabo el país debe flaquear en calidad institucional.
Sigo desarrollando. Si los ciudadanos, para combatir el virus, estarían dispuestos, sin escrúpulos aparentes, en asumir estas rebajas democráticas, y centralizar y apoyar a un líder políticamente fuerte y autoritario que aproveche la circunstancia para concentrar el poder en su persona, aunque posteriormente rebaje su autoridad, con una merma de las libertades de los ciudadanos restringidas en una cierta medida.
Ejemplo que ha sucedido en EE. UU en tiempo posterior al
atentado de las Torres Gemelas. Y más recientemente, con las drásticas y
efectivas acciones que dispuso China para contener el virus.
En otro orden de cosas y lugares, las medidas que adoptó el Gobierno central de España al pedir la segunda prórroga del estado de alarma durante el Covid-19, se hicieron con vistas a las próximas Elecciones Generales; en un principio pudieron parecer de un régimen poco autoritario al ceder las competencias plenas a las comunidades autónomas; pero el trasfondo era un posible y probable miedo a perder dichas elecciones.
La poesía de hoy la compuso el asturiano fallecido en 2008, Ángel
González, su título “Así parece”, del libro “Promesas o menos” de 1985.
Acusado por los críticos literarios de realista,
mis parientes en cambio me atribuyen
el efecto contrario;
afirman que
no tengo
sentido alguno de la realidad.
Soy para ellos, sin duda, un funesto espectáculo:
analistas de textos, parientes de provincias.
He defraudado a todos, por lo visto;
¡qué le vamos hacer!
Citaré algunos casos:
ciertas devotas no pueden contenerse,
y lloran al mirarme.
Otras muchas más tímidas me hacen arroz con leche,
como cuando era niño,
y sonríen contritas, y me dicen:
Qué alto,
Si te viese tu padre…,
y se quedan suspensas, sin saber que añadir.
Sin embargo, no ignoro
que sus ambiguos gestos
disimulan
una sincera compasión irremediable
que brilla húmedamente en sus miradas
y en sus piadosos dientes postizos de conejo.
Y no solo son ellas.
En las noches,
mi anciana tía Clotilde regresa de la tumba
para agitar ante mi rostro sus manos sarmentosas
y repetir con tono admonitorio:
¡Con la belleza no se
come! ¿Qué piensas que es la vida?
Por su parte,
mi madre ya difunta, con voz delgada y triste,
augura un lamentable final de mi existencia:
manicomios, asilos, calvicie, blenorragia.
Yo no sé qué decirles, y ellas
vuelven a su silencio.
Lo mismo, igual que entonces.
Como cuando era niño.
Parece
Ya estamos. Según lo que se entienda por democracia. Que en origen es todos los iguales ante la ley y cumplir y aplicar las leyes.
ResponderEliminarOtra cosa es lo democrático que sea el gobierno que esté, en Madrid y en las autonomías.
Uno se descuida y le olvidan a Stalin, Mao o Franco.
Igual el autor añora a Aznar en sus ratos libres..
Ya estamos. Según lo que se entienda por democracia. Que en origen es todos los iguales ante la ley y cumplir y aplicar las leyes.
ResponderEliminarOtra cosa es lo democrático que sea el gobierno que esté, en Madrid y en las autonomías.
Uno se descuida y le olvidan a Stalin, Mao o Franco.
Igual el autor añora a Aznar en sus ratos libres..