sábado, 27 de noviembre de 2021

"De cómo se puso por vez primera a la Multinacional de comidas rápidas Mc Donald´s contra las cuerdas", por Óscar de Caso. Poema "La utopía" de Eduardo Galeano.

      Helen Steel y Dave Morris dieron una conferencia de prensa ante los tribunales. Anunciaron que McDonald`s (que los había demandado por difamación) les había ofrecido un acuerdo. Proponían donar dinero a cualquiera causa que Steel y Morris decidieran si los dos ecologistas dejaban de criticar a la empresa. Con lo que todos olvidarían aquella complicada pesadilla.

          Steel y Morris rechazaron el ofrecimiento. Éstos habían logrado tanto éxito como la enfermedad de las vacas locas para promover la dieta vegetariana, mucho más que cualquier otra iniciativa laboral, para dar a conocer la situación imperante en el sector de los McJobs (Mactrabajos) y provocando un debate aún más profundo sobre la censura de las empresas.

          El panfleto que originó la querella fue publicado por primera vez en 1986 por la filial londinense de Greenpeace. Fue uno de los primeros materiales que utilizaron una sola marca para vincular entre sí todos los temas del programa social: la deforestación (que perjudica a la ganadería), la pobreza del Tercer Mundo (que obliga a los campesinos a abandonar las granjas y a dedicarse luego a los cultivos de exportación y al abastecimiento de carne de vacuno a McDonald`s), la crueldad contra los animales (por el trato que reciben en los mataderos), la producción de residuos (como los envases desechables y los restos de comida), la sanidad (los alimentos fritos con alto contenido de grasas), las deplorables condiciones de trabajo (con salarios bajos y persecución de las asociaciones gremiales) y la publicidad explotadora (que en McDonald`s de dirige a los niños).

          Pero la verdad que el caso McLibel nunca giró en torno al contenido del panfleto. Lo que puso la campaña McLibel al mismo nivel que las que se dirigían a Nike y a Schell no era lo que la cadena de comidas rápidas hacía a los seres vivos y a los bosques, y ni siquiera a los propios empleados. 

Fue por lo que McDonald`s hizo a Hele Steel y a Dave Morris. En otras palabras, para muchos de sus partidarios, el caso de Steel y Morris no se relacionaba tanto con los méritos de las comidas rápidas cuanto con la necesidad de proteger la libertad de expresión en un ambiente de control corporativo cada vez más duro.

          Utilizaron el proceso para lanzar un experimento de siete años de duración que llevó a los “Arcos Dorados” de paseo por toda la economía mundial. Durante los 313 días del proceso, un empleado postal en paro (Morris) y una jardinera municipal (Steel) libraron una guerra contra los grandes ejecutivos de uno de los principales imperios mundiales de la alimentación.

          Durante el juicio, Steel y Morris fundamentaron meticulosamente todas las acusaciones del panfleto con la ayuda de especialistas en nutrición y temas medioambientales y con estudios científicos.

 Los 180 testigos llamados a declarar infringieron a los ejecutivos una humillación tras otra, exponiendo al Tribunal casos de envenenamiento, de horas extraordinarias sin paga, de reciclajes falsos y de espías infiltrados en Greenpeace de Londres. 

Un incidente especialmente revelador fue cuando se interrogó a los ejecutivos sobre la pretensión de McDonald`s de servir “alimentos nutritivos”; Davis Green, el Vicepresidente primero de marketing, expresó su opinión de que la Coca-Cola es nutritiva porque “contiene agua, y eso creo que forma parte de una dieta equilibrada”.

    Un nuevo incidente vergonzoso se produjo cuando otro ejecutivo, Ed Oakley, explicó a Steel que el hábito de McDonald`s de depositar sus desechos en vertederos “es beneficioso, porque de otro modo terminaríamos con grandes depósitos de desperdicios vacíos en todo el país”.

          El Juez encontró que la mayoría de las acusaciones del panfleto eran demasiado exageradas para pasarlas por alto. Entre las decisiones a favor de Steel y Morris se encontraban las de que McDonald`s “explota a los niños” y que “los utiliza como sujetos más permeables a sus anuncios”; que inflige un trato “cruel” a los animales; que persigue las asociaciones laborales y paga “salarios bajos”; que sus responsables pueden ser “autocráticos” y “extremadamente injustos”, y que una dieta regular con alimentos de McDonald`s aumenta el riesgo de contraer enfermedades cardíacas.

 Steel y Morris fueron condenados a pagar 95.490 dólares a McDonald’s en concepto de daños. Pero en marzo de 1990 el Juez de un Tribunal de apelación decidió que había sido demasiado severa la sentencia; rebajó la reparación por daños a 61.300 dólares. McDonald`s nunca trató de cobrar la suma y decidió no exigir que se impidiera la difusión del panfleto (hoy día, objeto fetiche de culto).

          Los señores Steel y Morris escribieron: “Quizá por primera vez en la historia, una entidad poderosa (que sólo por casualidad era una cadena de comidas rápidas, pues también pudo ser una empresa financiera o un organismo estatal) fue sometida a una investigación pública y prolongada, detallada y crítica. ¡Eso sólo puede ser bueno!”.

POSDATA.- El escrito de hoy es un resumen, muy simplificado, de la investigación de mi admirada periodista canadiense Naomi Klein. 

 Eduardo Galeano (1940-2015) mencionó un aspecto de lo utópico un poco impactante, él dijo que la utopía está en el horizonte, que nunca la alcanzaremos. ¿Entonces, para qué sirve? La utopía sirve para caminar. Esto es realmente impactante. 

 Sabemos que nunca vamos a llegar a la utopía, pero está ahí para hacernos tratar de llegar a ella. Si no existiera un planteamiento de un mundo perfecto, ¿a dónde querríamos ir? La utopía es la motivación para seguir adelante en la vida. Y de esto se trata el poema de hoy titulado “La utopía”.

¿Qué tal si deliramos por un ratito?

¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia

para adivinar otro mundo posible?

 El aire estará limpio de todo veneno que no provenga

de los miedos humanos y de las humanas pasiones.

 En las calles los automóviles serán aplastados por los perros,

la gente no será manejada por el automóvil,

ni será programada por el ordenador,

ni será comprada por el supermercado,

ni será tampoco mirada por el televisor.

 El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia

y será tratado como la plancha o el lavarropas.

 Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez

que cometen quienes viven por tener o por ganar

en vez de vivir por vivir no más,

como canta el pájaro sin saber que canta

y como juega el niño sin saber que juega.

 En ningún país irán presos los muchachos

que se nieguen a cumplir el servicio militar

sino los que quieran cumplirlo.

Nadie vivirá para trabajar

pero todos trabajaremos para vivir.

Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo,

ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.

Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.

Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.

Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.

 La solemnidad se dejará de creer que es una virtud

y nadie, nadie,

tomará en serio a nadie

que no sea capaz

de tomarse el pelo.

 La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes,

y ni por defunción ni por fortuna

se convertirá el canalla en virtuoso caballero.

 La comida no será una mercancía,

ni la comunicación un negocio

porque la comida y la comunicación son derechos humanos.

 Nadie morirá de hambre

porque nadie morirá de indigestión.

 Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura

porque no habrá niños de la calle.

Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero

porque no habrá niños ricos.

La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla

y la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.

 La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas volverán a juntarse bien pegaditas espalda contra espalda.

En Argentina las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.

 La santa madre iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés y el 6º mandamiento ordenará festejar el cuerpo.

 La iglesia dictará también otro mandamiento que se le había olvidado a Dios: amarás a la naturaleza de la que formas parte.

 Serán reforestados los desiertos del mundo

y los desiertos del alma.

Los desesperados serán esperados

y los perdidos serán encontrados

porque ellos se desesperaron de tanto esperar

y ellos se perdieron por tanto buscar.

 Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza y voluntad de justicia,

hayan nacido cuando hayan nacido

y hayan vivido donde hayan vivido,

sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo.

 Seremos imperfectos,

porque la perfección seguirá siendo:

el aburrido privilegio de los dioses;

pero en este mundo,

en este mundo chambón y jodido

seremos capaces de vivir cada día

como si fuera el primero

y cada noche

como si fuera la última. 













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