Leía un artículo del periodista-columnista Arcadi Espada
que manifestaba: “Dije lo que decía el
artículo original y que ahora repito: la que sabiéndolo decide alumbrar un ser
gravemente discapacitado está en su derecho; pero es justo que pague con dinero
propio su decisión eugenésica* inversa.”
( *eugenésica= Aplicación de las leyes biológicas de la
herencia al perfeccionamiento de la especie humana.)
Al finalizar
su lectura, comprendí que se estaba produciendo algo muy similar en estos
últimos meses en España, que yo sepa: los tarados-asesinos-negacionistas. Sí,
tarados porque su cerebro no funciona en modo normal; y asesinos ya que,
conscientemente, pueden ocasionar la muerte por contagio de un prójimo infeliz.
Ante este ataque terrorista poco controlado, es legítimo hacerles retroceder y defenderse de ellos, castigándoles dónde más duele a casi todo el mundo: ¡el bolsillo, el euro!
Como juiciosamente escribe el señor Espada, si eres un descerebrado caprichoso y sigues en la estúpida tozudez de no protegerte y protegernos, no inyectándote las vacunas contra el Covid-19.
Pues bien, si tienes la mala
suerte de contagiarte y tener que servirte de la Sanidad Pública Española para
sanarte; en justa y legítima correspondencia, seas tú el que corra con todos
los gastos sanitarios necesarios. Qué digo yo.
Una vez
abierto el agujero del ahorro, sería todo un detalle por parte de las
autoridades, extender su aplicación a aquellos tarados-suicidas que conducen un
automóvil sin abrocharse el cinturón de seguridad, así mismo, hacia aquellos
que lo hacen ebrios o drogados y permanecen largos meses en los hospitales
recuperándose. Que abonen.... ¿por qué no?
Escribamos
sobre otro caso. El de los intrépidos "deportistas de alto riesgo” que hacen
todas esas insensateces que vemos en You Tube o en la televisión. Si no tienen
un seguro particular que les cubra hacer esas innecesarias piruetas. Que paguen
si son tan valientes.
A ver si le
podemos ahorrar a la Administración Pública unos euros más que les saquemos,
también legalmente, a esos que se echan al monte sin la más mínima preparación,
sabiendo de antemano, que se avecina un fuerte temporal. ¡Qué pasta le vamos a
ahorrar a la Benemérita!
Estoy
desatado. Que afloje al socorrista de turno que tiene la obligación de salvarle
de morir ahogado el cretino que se baña con Bandera Roja.
¡Cómo no! Al destalentado que se mete en una tasca guarra e
insana, a sabiendas que los propietarios son unos marranos incorregibles; y que
encima, tiene la osadía de comer allí dentro e intoxicarse. Por supuesto. Que
pague ¡joder!
Los bárbaros
que se manifiestan salvajemente sin respeto alguno a los bienes públicos y son
heridos por las Fuerzas del Orden. Que les curen sus amigos o en una clínica
particular.
Finalizaré este económico escrito para el Estado, y por ende para todos nosotros, ahorrándonos unos cuantos euros más: el de los sicólogos y siquiatras de la Seguridad Social que han de tratar a aquellos que pierdan muchas neuronas al pasarse interminables horas pendientes de los “realitis” de la televisión; con el agravante de la compra compulsiva de revistas del corazón. Toda una patología de libro. Si no se quedan tontos de baba, que aflojen también.
Cómo en un futuro le hayamos ahorrado mucho dinero a las
arcas públicas con estas medidas. Terminaré con una canción de Serrat que a mí
me parece divertida: “El carrusel del Furo”, del disco de 1975 “Para piel de
manzana”.
https://www.youtube.com/watch?v=SFdJFtitmYI
Cuando la llama de la fe se apaga, y los doctores
no hallen la causa de su mal, señoras y señores,
sigan la senda de los niños y el perfume a churros
que en una nube
de algodón dulce
le espera el Furo.
Goce la posibilidad de alborotar el barrio...
Por tres pesetas puede ser bombero voluntario
o galopar en sube y baja el mundo en un potrillo.
Dos colorados
tengo
y uno tordillo.
Suba usted, señor.
Anímese.
Cuelgue el pellejo en la acera.
Súbase
al tordillo de madera.
Y olvídese
de lo que fue y de qué modo
y cuélguese
en la magia de pasar de todo.
Móntese en el carrusel del Furo...
Súbase...
Dos boletos por un duro.
No se sorprenda si al girar, la luna le hace un guiño,
que un par de vueltas le dirán cómo alucina un niño.
Le aplaudirán desde un balcón geranios y claveles
y unos ojos
que le llenaron
de cascabeles.
Enfúndese en los pantalones largos de su hermano
y en la primera bocanada de humo americano
y el aire será más azul y la noche más corta.
Si no le cura,
al menos,
le reconforta.
Señor...
Anímese.
Cuelgue el pellejo en la acera.
Súbase
al tordillo de madera.
Y olvídese
de lo que fue y de qué modo
y cuélguese
en la magia de pasar de todo.
Móntese en el carrusel del Furo...
Súbase...
Dos boletos por un duro.
Me extraña que no comente un caso evidente de pago al estado: el resultado de algunas votaciones en elecciones generales.
ResponderEliminarQué verdad más grande es esté artículo.
ResponderEliminarSaludos
Chorradas.....el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
ResponderEliminarEsto ya me lleva a pensar que esto más que tratarse de Óscar de Caso es "el Caso de Óscar".
ResponderEliminar¿A quién se le ocurre poner en entredicho la libertad de una persona a cambio de dinero?
¿Entonces con el vacunado que se infecta (porque se infecta) y contagia a otros (porque contagia) y llega a entrar a una UCI (porque llegan a entrar) qué hacemos? ¿Le cobramos el 50% porque ha sido obediente al vacunarse pero pobrecito de él (se siente) el virus le ha tratado con más virulencia que incluso a otros no vacunados?
Un vacunado.