sábado, 16 de abril de 2022

"Al parecer, no tuvimos suficiente con la prolongada censura franquista", por Óscar de Caso. "Poscensura: fenómeno desordenado de silenciamiento en medio del ruido que provoca la libetad".

          Aunque la Real Academia de la Lengua Española no facilita la definición de “poscensura”, mi admirado periodista Juan Soto Ivars escribe: “Lo que llamo “poscensura” es un fenómeno desordenado de silenciamiento en medio del ruido que provoca la libertad”. Yo añadiría, con modestia y firmeza, lo que he escrito en el titular: gente que al parecer se sintió bastante satisfecha con la censura de la dictadura de Franco durante cuarenta interminables años, y ahora, está dispuesta por todos sus medios a prolongarla de nuevo.

          Lo que la diferencia de la censura franquista es que la poscensura no necesita la participación ni la represión del poder, como venía a suceder en el transcurso de la Santa Inquisición o del franquismo; por tanto, no existen leyes dictadas y aprobadas por Gobierno alguno; ni, por supuesto, ningún funcionario que la ejerza. 

   Más que silenciar las ideas, tiene miedo a que nosotros expongamos éstas en público. Lo que la pone en marcha es la ofensa, cuando ésta es libre, la libertad de expresión se acobarda.

          Las redes sociales es la principal dinamo que alimenta las luces de la poscensura, junto con el paulatino y evidente descrédito de bastantes medios de comunicación y la muy alta sensibilidad y corrección política que nos inunda por todos lados.

          Parte de la sociedad obliga a la otra parte a tener en la cabeza dos tipos de lenguaje o de decir y nombrar las cosas: una, cómo hablamos con la familia y las amistades; y otra, cuando nos dirigimos al resto del personal; más o menos, como les sucedía a nuestros padres en situaciones donde era muy peligroso emplear ciertas palabras y conversaciones que “el régimen” desaprobaba con extrema contundencia.

          La poscensura no quema libros ni los censura, en su lugar y muy sibilinamente sentará unos precedentes claros y severos. Los dictadores de la poscensura usarán como vil coartada: tan sólo es una crítica, que no tienen ninguna intención de censurar la obra, pero que es una mierda, que vulnera la libertad y las buenas costumbres y también, algo que ellos practican en muy pocas ocasiones: los derechos humanos. Se empeñan con mucha intensidad y con arteros medios en hacernos creer que ellos no están a favor de la poscensura.

          Escribía, párrafos atrás, que la principal puesta en marcha de la poscensura era, sin duda, las redes sociales; ante esto, poca capacidad de maniobra existe para evitarla. El otro motor, casi no menos importante, es el auge que ha tenido en los medios de comunicación con la absorción por parte de los grandes poderes económicos de las cabeceras de los periódicos, emisoras de radio y televisión; dosificando la inversión en publicidad según sea la docilidad de sus editores, y las deudas y ambición desmedida de su Consejo de Administración.

          Los medios que están obligados, por lo que fuere, a la poscensura no tienen graduación alguna para practicarla. Lo que se censura tiene que ser bueno o malo, sí o no, blanco o negro, fuerte o débil. Para triturar al díscolo que tiene el coraje de saltársela se amparan en la presión ejercida por su grupo; sacan de contexto, tan sólo, aquello que les interesa censurar para hacerte quedar tal que un mamarracho.

          La poscensura es caprichosa y despiadada, obligando a practicar algo que hacía treinta años que había desaparecido de nuestro pensamiento. La practican aquellos que tienen enquistada la venganza en su cerebro y quieren hacernos creer que se trata sólo de justicia, eso sí, sin leyes ni procedimientos jurídicos que la amparen. 

   Acusan y condenan públicamente a personas, sacando de contexto o con vulgar estulticia lo que dicen y escriben, sin tener en cuenta si se trata de sabios, intelectuales, prestigiosos doctores, sinceros periodistas o gente de bien. No tienen miramientos con la buena reputación de las personas.

Hoy quiero poner un poema de Luis García Montero publicado en 1994, dentro del libro “Habitaciones separadas”. Lo tituló “Aunque tú no lo sepas”.  Sirvió de inspiración a Quique González para escribir una canción y a la esposa de Luis, Almudena Grandes para crear una narración.


Como la luz de un sueño,

que no raya en el mundo, pero existe,

así he vivido yo

iluminando

esa parte de ti que no conoces,

la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto

cruzar la puerta sin decir que no,

pedirme un cenicero, curiosear los libros,

responder al deseo de mis labios

con tus labios de whisky,

seguir mis pasos hasta el dormitorio. También hemos hablado

en la cama, sin prisa, muchas tardes

esta cama de amor que no conoces,

la misma que se queda

fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,

hicimos mil proyectos, paseamos

por todas las ciudades que te gustan,

recordamos canciones, elegimos renuncias,

aprendiendo los dos a convivir

entre la realidad y el pensamiento.

2 comentarios:

  1. Evidentemente la censura a estas alturas de la humanidad, aún es algo muy práctico para la manipulación del ganado borreguil.
    E incluso a nivel de nuestro pueblo, con una inusual práctica por parte de nuestros ediles, que viven de nuestros impuestos.
    Estos incluso la practican, individualmente contra aquéllas personas que se atreven a decir lo que piensan.
    Es decir y resumiendo, dictadores puros y duros.

    ResponderEliminar
  2. Cuando escribe poderes económicos, ¿incluye el poder político?
    Nos haría un gran favor si analizara las causas y medios de esa poscensura. No creo que sea generación espontánea.
    Y esa definición de fenómeno desordenado no me parece atinada. Es un asunto perfectamente ordenado, en dos acepciones, que se manda y que está organizado ordenadamente. Porque me imagino que la poscensura tiene beneficios para alguien.

    ResponderEliminar